Durante los últimos 20 años se ha producido una aceleración de una tendencia económica importantísima: la transición de una economía basada en bienes tangibles o materiales hacia otra principalmente fundamentada en los bienes intangibles o inmateriales.
Esto significa que las empresas que han crecido y siguen creciendo más, también que aumentan sus beneficios, son aquellas que reposan sobre valores inmateriales, como investigación y desarrollo, marcas, contenido, datos, patentes y capital humano.
En cambio, aquellas empresas que centran su actividad en los bienes materiales, como fábricas, maquinaria o fuerza humana sucia (por decirlo de alguna forma, trabajadores no especializados y por tanto perfectamente canjeables) han conocido en general un crecimiento mucho más modesto .
El auge de los bienes intangibles se acentuó particularmente durante y después de la crisis financiera de 2008. Entre 2007 y 2009, la inversión en bienes inmateriales aumentó un 7,5% respecto a las inversiones totales (bienes inmateriales y materiales combinados).
Ahora, un informe del fondo de inversiones estadounidense Carlyle Group prevé que el gasto en bienes intangibles aumente un 11% adicional en los próximos dos años. Principalmente, a raíz de la crisis del coronavirus y la generalización de las medidas de teletrabajo, aunque parciales.
¿Qué implica esta tendencia por el mercado de trabajo? Por un lado, que la recuperación económica llegará más rápidamente que la recuperación de los niveles de empleo. Por otro, que dicha recuperación favorecerá (aún más) a los trabajadores altamente cualificados, un grupo que no para de reducirse proporcionalmente a la población activa. En efecto, son los trabajadores altamente cualificados los que contribuyen al valor intangible de una empresa.
Según el informe de Carlyle, «el retorno al pleno empleo en Estados Unidos podría situarse mucho más allá de la recuperación [del PIB] a finales del 2021 o 2022». Es decir, que Estados Unidos tardará unos 12 meses en recuperar el PIB que tenía antes la pandemia de Covid. Pero no recuperarán los niveles de empleo pre-Covid hasta bien después.
Si esto es lo que se prevé en Estados Unidos, ¿qué pasará en España, que tiene un paro estructuralmente mucho más elevado que el norteamericano? Con el sector del turismo hundido, así como muchos otros relacionados como los comercios o la restauración, España tiene una economía desproporcionalmente dependiente de bienes tangibles (hoteles, restaurantes, tiendas, etc.).
Esto significa que la recuperación económica será mucho más dura y el paro afectará a una masa de trabajadores mucho mayor que en Estados Unidos u otros países que cuentan con una economía verdaderamente diversificada.
En este escenario de «recuperación por los bienes intangibles», el paro no será el único problema para España.
Como el articulista del Financial Times Rana Foroohar apunta, los inversores tenderán a invertir más en sectores intensivos en el uso de bienes intangibles, como las tecnológicas, que han demostrado una extraordinaria capacidad a aumentar sus beneficios estos últimos meses. Asimismo, dejarán de lado los sectores más dependientes de los bienes tangibles, como el turismo, que se convierten comparativamente en menos y menos interesantes porque generan menos beneficios.
Las empresas intentarán maximizar las inversiones en intangibles para hacerse menos dependientes del trabajo humano (esto es, el trabajo poco cualificado que tiene un gran impacto en costes salariales), paradójicamente a través de la contratación de personal cada vez más altamente cualificado. Y España está particularmente mal situada para hacer frente a esta tendencia.