Una de las grandes incertidumbres de este momento histórico, en occidente, tiene que ver con la misma debilidad del sujeto personal, muchas veces carente de vínculos comunitarios y desarraigado de su tradición cultural y espiritual.
El protagonismo de la familia como lugar educativo y de transmisión moral también está en juego a la hora de dar solidez al futuro. Y sin embargo, estas semanas hemos visto una gran riqueza de iniciativas que nacen de lo que parece una reserva cultural y moral que a veces parece esparcida y poco visible.
Por mucho que los expertos investiguen, no está escrito que surgirá del dolor y la incertidumbre de estos días. Dependerá de nuestra razón y de nuestra libertad, de si triunfan la frivolidad o la memoria, la búsqueda de la verdad o el cierre ideológico.