Júpiter no tolera que nadie le haga sombra

Edouard Philippe, primer ministro de Emmanuel Macron desde su victoria electoral de 2017, tenía una triple misión: convencer a los votantes de derechas de que tomaba sus preocupaciones seriamente, disponer de una mano derecha «ejecutando» y evitar hacer sombra al flamante Júpiter.

En efecto, Macron había declarado durante la campaña que su presidencia sería «jupiteriana». Qué humos, compararse con el rey de los dioses de Roma, se podría pensar.

Pero Francia, eternamente nostálgica de la Grandeur de Charles de Gaulle y traumatizada por la pequeñez de François Hollande, buscaba un jefe de estado fuerte, cortado sobre el patrón del militar libertador y fundador del actual sistema político francés. Alguien capaz de elevarse por encima del ruido político y hacerse obedecer.

Haciendo referencia a Júpiter, Macron quería simbolizar el retorno de la dignidad del jefe de estado. Aquella figura de autoridad indispensable en la historia francesa, desde Luis XIV hasta De Gaulle, pasando por Napoleón.

Tan grande ha de ser la dignidad de este hombre de estado que no puede aceptar que nadie le haga sombra. Exactamente lo que ha comenzado a suceder con Edouard Philippe. Macron quería un gestor que coordinara su consejo de ministros. Y Philippe ha hecho tan bien su tarea que la discreción que le caracteriza no ha podido evitar hacerse con un nombre propio.

Durante la epidemia del coronavirus, Macron hacía elaborados ejercicios retóricos en la televisión, mientras que Philippe anuncia medidas concretas. Se ha dicho que el presidente quería así evitar dar «malas noticias». Un trauma personal que arrastra desde las impopulares reformas que condujeron a los Gilets jaunes y las huelgas masivas de hace unos meses, poniendo punto final a su programa transformador.

Tanta molestia para nada: ante el coronavirus, el hombre sencillo y sincero ha terminado sobrepasando a un Macron temeroso de su imagen. Philippe, primer ministro demasiado digno para el presidente que soñaba con repersonificar la dignidad.

Ante el coronavirus, el hombre sincero y que hablaba claro ha terminado sobrepasando al presidente temeroso de su imagen Share on X

En mayo, la popularidad de Philippe sobrepasaba la de Júpiter en más de 10 puntos porcentuales. Los encuestados situaban al primero como el político mejor posicionado para «reinventar Francia» después de la epidemia. Para Macron, profeta de la transformación, supuso una humillación intolerable.

Así pues, Júpiter ha expulsado su lugarteniente. Su sustituto, Jean Castex, ha sido escogido por los mismos tres motivos que propulsa Philippe en Matignon, la oficina del primer ministro.

La buena actuación de Castex durante el desconfinamiento le otorga la indispensable legitimidad. Su trayectoria local en la «Francia profunda» lo justifica ante los chalecos amarillos y quizás le evita problemas con los ecologistas. Y el hecho de ser un gaullista social permite a Macron proseguir la estrategia de 2017 de fracturar las derechas.

Castex se convierte así en la nueva fianza conservadora del presidente. Macron buscará el equivalente progresista en las filas ecologistas, que obtuvieron en las elecciones locales del pasado domingo excelentes resultados urbanos. Es precisamente en las ciudades donde emergió en 2017 el núcleo del electorado Macron.

Con esta maniobra, Júpiter se vuelve a encontrar «solo ante todos», como explica Cécile Cornudet a Les Echos. El rey de los dioses se reafirma. A dos años de las elecciones presidenciales, la campaña de Macron acaba de arrancar.

Es posaran d'acord els partits catalanistes per anar a les pròximes eleccions catalanes com a única opció electoral?

Cargando ... Cargando ...

Print Friendly, PDF & Email

Entrades relacionades

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.