El histórico partido de ERC se enfrenta al período electoral en una situación difícil, porque está situada entre la espada de su apoyo al PSOE y la pared que representa Puigdemont.
La amenaza de que el independentismo, o al menos una parte de él, vea a ERC como un partido que ha renunciado al objetivo final de constituir un estado independiente es la principal amenaza a la que Oriol Junqueras ha de hacer frente desde la prisión.
En un artículo suyo juntamente con Pere Aragonés publicado en La Vanguardia el día de San Pedro, intenta presentar y divulgar la estrategia republicana, que básicamente se fundamenta en tres puntos. Primero, que son un partido que promueve la independencia para ahora y no para un futuro utópico e indeterminado. Segundo, que son un partido de gestión y buen gobierno. Y tercero, que su posición de muleta del PSOE en Madrid está plenamente justificada por los resultados beneficiosos que obtienen con relación a los dos puntos precedentes.
De ahí la importancia de llevar a cabo una reunión de la mesa de negociación en el mes de julio, hecho simbólico que refrende aquellas pretensiones, objetivo que Torra ya ha puesto en dificultades al quererla preceder de una amplia reunión de fuerzas independentistas en Cataluña para fijar posiciones. Es una manera de reducir el espacio de juego de ERC y de esta manera propiciar la estrategia de Puigdemont de presentarlo como un partido que no deja de ser una versión de la antigua Convergència.
La clave es la mesa de negociación
Está claro que todo dependerá del grado de acuerdos previos que hayan obtenido con el gobierno Sánchez. Por ejemplo, en el mencionado artículo, la única cifra que aparece es la de dotar a Cataluña de un plan de reconstrucción de al menos 30.000 millones procedentes de los fondos europeos. Sin más detalle y con esta referencia a Europa, aquí habría dinero de naturaleza muy diferente, desde recursos para la inversión a aportaciones a fondo perdido, así como los créditos. La forma cómo se componga este mix sería muy importante, porque obviamente los créditos son una ayuda, pero tienen un efecto limitado en una economía que cada vez estará más deprimida, dado que es dinero que siempre se tienen que devolver. Sea como sea, esta cifra apuntaría a la asignación de unos recursos para las Comunidades Autónomas en su conjunto que se podrían situar entre los 150.000 millones de euros y más de 200.000 millones.
No parece probable que el gobierno español tenga que dirigir esa cantidad a su sistema autonómico. Pero en todo caso esto no se sabrá hasta la hora de la verdad, que permitirá verificar que esta reunión de julio no se produce en el vacío, sino que ha venido precedida de acuerdos discretamente negociados. Si no es así, la credibilidad de ERC quedará muy mermada, porque tiene necesidad de demostrar antes de las elecciones que «el entendimiento progresista» tiene rendimiento para Cataluña.
Está claro que no todo es economía, resolver la situación de los presos antes de las elecciones sería un factor que jugaría a favor de Oriol Junqueras, pero con un efecto mucho más limitado que antes de la pandemia, porque hoy el foco de la preocupación de la gente está situado en cómo salir de la depresión económica, y cuanto más nos acerquemos a las elecciones, más fuerte será esta necesidad.
Por otra parte, el balance de gestión de ERC en el gobierno de Cataluña es pobre, por no utilizar un calificativo más duro. Sólo hay que recordar un aspecto poco mencionado: Cataluña es, con diferencia, la Comunidad Autónoma que presenta una tasa más elevada de personas muertas de más de 74 años. La tasa de Cataluña es del 30,27%, claramente por encima de la media española del 22,3%. Este es uno de los grandes fracasos del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, que el Departamento de Salud con una actuación tardía y limitada tampoco ha logrado resolver, al tiempo que los resultados de educación son también muy pobres. La educación en nuestro país no sale del fondo del pozo del fracaso y el abandono escolar, como indican claramente los resultados PISA. Las tres piezas clave para demostrar la buena gestión, asuntos sociales, salud y enseñanza, llegarán a las elecciones como ejemplo de lo que no debe ser una acción de gobierno.
En este escenario, la reunión de la mesa de negociación con el gobierno español es una condición necesaria para encarar bien la campaña electoral, pero no será suficiente si no incorpora resultados tangibles de alcance.