La tecnología ha cambiado la manera en que entendemos la vida y ahora está presente en absolutamente todos los espacios de nuestro día a día, sustituyendo, incluso, acciones que ya casi no recordamos de forma analógica.
Este es el caso del ocio de niños y adolescentes, que cada vez dedican más tiempo a estar delante de la pantalla, ante nuestra preocupación, pero … ¿está justificada esta intranquilidad?
Cuando se habla de videojuegos, suele hacerse desde una perspectiva negativa en la que sólo se percibe una atmósfera de violencia y brutalidad. Sin embargo, a veces, aunque pueden servir de escenario para comentarios o actitudes censurables, no lo son más que un campo de fútbol o el patio de un instituto.
Entonces, ¿puede que el problema con los videojuegos tenga que ver más con la cultura de «fuera» que con el juego en sí?