El pasado 19 de diciembre y en la sede de la Fundación Ferrer Guardia se llevó a cabo un interesante acontecimiento que no ha tenido reflejo en la prensa. Se trató el tema de La aconfesionalidad en el sistema escolar. Hacia un modelo de educación laica y los ponentes eran el consejero de Enseñanza, Josep Bargalló, el ex diputado de la CUP, David Fernández, la directora de la fundación Ferrer Guardia, Silvia Luque, y su presidente.
El interés de la jornada se veía acentuado por la significación del hecho, dado que la Fundación Ferrer Guardia es una acrisolada entidad vinculada a la masonería y su presidente, Joan Pont, es un notario público dirigente de la masonería catalana.
Esta connotación ligada a la presencia del consejero de Educación de la Generalitat, de ERC, una organización históricamente relacionada con la masonería incluso en el ámbito de la simbología, con el triángulo en su logotipo, y la naturaleza del tema, la religión en la escuela, tenía ingredientes atractivos. Sin embargo, la asistencia fue escasa. Una cincuentena de personas a lo sumo.
Presenta el consejero Bargalló, David Fernández, historiador y ex diputado de la CUP. Anteriormente habían hecho pequeñas intervenciones Silvia Luque, directora de la Fundación Ferrer Guardia, y Joan Francesc Pont, su presidente.
En su intervención, David Fernández básicamente hizo referencia a que la escuela debe ser inclusiva y evitar el racismo, y no se refirió mucho a la religión. Más bien denunció el fundamentalismo laico que a veces ha tenido la izquierda, pero orientado sobre todo a la posible discriminación de los musulmanes, y se quejó de la islamofobia, poniendo el ejemplo de los gobiernos franceses. Habló también de la libertad de culto fuera de las aulas. Mencionó que la educación laica es un valor republicano e incluso lo relacionó con los derechos humanos. Cerró su intervención aludiendo a la libertad, igualdad y fraternidad.
El consejero Bargalló comenzó su intervención hablando de los valores republicanos y que el objetivo es formar un alumnado libre e implicado con la Sociedad, y habló de la figura de Ferrer Guardia.
Después comentó que uno de los objetivos es luchar contra la segregación por cualquier motivo, incluida la segregación por género, y que la educación es un servicio público, un bien común. Actualmente, junto con los valores occidentales, también tenemos otras creencias.
Posteriormente introdujo el tema de la educación afectivo-sexual en los diferentes cursos.
Sobre el papel de la religión en la escuela, el consejero afirmó claramente que no debe estar allí, y que debe ser sustituida por la explicación de las diferentes religiones y el papel que éstas juegan en la historia. Considera que la religión debe quedar circunscrita al ámbito privado de la familia y de las confesiones, y que la escuela debe respetar todas las creencias, explicarlas, pero no transmitir ninguna. Acabó diciendo que la confesionalidad de la escuela debe ser la aconfesionalidad, pero, eso sí, el conocimiento de las religiones es clave según el consejero.
Ahora bien, para llevar a cabo todo esto, dado que con la legislación española actual no es posible, propuso las siguientes posibilidades:
- Establecimiento de la república catalana
- Otra opción es establecer junto con las confesiones religiosas que se transforme la religión en historia de las civilizaciones y la religión. De hecho, en algunas escuelas concertadas religiosas esto ya se está haciendo, pero el consejero dijo que los representantes de las confesiones no están muy abiertos a esta posibilidad
- Que el estado modifique el marco normativo para que con el Concordato sean posibles estos cambios
Como punto fundamental dijo que se debe derogar la LOMCE.
Mientras todo esto no ocurra y para asegurar que todas las religiones tienen las mismas oportunidades, se debe ofrecer enseñanza de todas las religiones; católica, evangélica, islámica y judaísmo. Allí donde haya demanda también deberían ofrecer otras oportunidades.