Entre el día 10 y el mes de enero, el escenario político catalán podría registrar cambios sustanciales que lo hagan tambalear todo. El primer factor es ERC. El pacto con los socialistas parece hecho, como apuntábamos ayer. La fórmula mágica para establecer el acuerdo será la creación de una Comisión Especial entre el gobierno español y la Generalitat, por lo tanto de gobierno a gobierno, al margen de la Comisión Bilateral Generalitat-Estado. Esta nueva instancia tendrá como objetivo “abordar el conflicto político de Cataluña”. De este modo, ERC conseguiría ofrecer a sus votantes dos conceptos totémicos: el de la “negociación” entre gobiernos, y el del “conflicto político” catalán, en lugar de conflicto social en Cataluña.
Puigdemont está preparando la respuesta a esta posibilidad que por ahora es casi certeza, a no ser que la presión del sector del expresidente consiga hacerlos retroceder, como a la inversa ERC consiguió en su momento que Puigdemont se desdijera de convocar elecciones. Su problema radica en que sus fuerzas son más heterogéneas. Por un lado, el PDeCAT, el sector que gobierna el partido, no está dispuesto a disolverlo en una organización más grande. Esta posición lleva el freno de mano puesto a las iniciativas más agresivas de los puigdemontistas, porque en el fondo del PDeCAT continúa latiendo el posibilismo de CDC. El otro grupo con presencia es JxCat, en este caso formado por todos los diputados que no pertenecen a aquel partido y que son fieles a Puigdemont. La solución de que este acabe siendo “El Partido” a estas alturas no está nada clara. Y todavía hay el tercer elemento, la casi desaparecida Crida, que reúne a los más duros y que tiene en Antoni Morral, diputado en el Parlamento y secretario general, su voz más representativa. Este tercer núcleo considera que ERC, el PDeCAT y JxCat pertenecen al pasado y que la independencia se tiene que conseguir a través del nuevo instrumento que es la Crida.
¿Cómo resolver todos estos factores en una candidatura electoral, en unas elecciones anticipadas a finales de febrero o marzo? Esta es la dificultad que tenaza las maniobras que pueda hacer Puigdemont para amenazar a ERC e impedir su abstención en el Congreso de los Diputados. Una primera pista de todo esto se verá el día 14, con el congreso del PDeCAT: se verá si mantiene su decisión de continuar como partido político e ir como tal a las elecciones, o si acepta disolverse en el partido que sería JxCat o la Crida. A su vez, este hecho dinamizará más o menos el sector convergente, que ya considera desde ahora que la vía Puigdemont es imposible y que el independentismo se tiene que mover en el marco estricto de respeto a la ley.