El tiempo otoñal es una época muy adecuada para cocinar la calabaza, ya sea para comer en una sopa bien cremosa, ya sea presentada en forma de pastelitos. La calabaza es oriunda de América y tiene numerosas variedades, siendo muy apreciadas por la cocina catalana las que son cosechadas en otoño y en invierno, ya que son una hortaliza que goza de numerosas propiedades vitamínicas y digestivas. Es una hortaliza de precio muy asequible, y se puede cocinar de muchas maneras: hervida, estofada, en sopa, en consomé, en forma de pastelitos …
Con un una calabaza mediana se puede hacer una comida excelente si, después de pelarla bien se corta en trozos muy pequeños, “que deberás salpimentar y mezclar con cebolla picada y con puerros picados; luego lo pones en una cazuela donde, a fuego lento, debes haber sofrito bastante cebolla y donde tienes que añadir un poco de caldo de verduras y dejar cocer durante media hora hasta que la calabaza se ablande; y bien pronto lo tendrás listo para llevarlo a la mesa, y puedes reforzar esta sopa de calabaza con setas confitadas “(Recetario, s. f.)
Un buen complemento alimenticio en la dieta del tiempo otoñal es comer la calabaza en los postres como pastel, que se podrá elaborar con pasta de calabaza, yemas de huevo, harina, un poco de levadura, azúcar de caña, un trozo de canela, la cáscara de una naranja y de un limón bien ralladas, aceite de oliva y un buen puñado de nueces troceadas para añadir a la pasta con destino al horno, donde debe permanecer hasta que esté cocida y en su punto , y ya podrá comerse cuando se haya enfriado un poco.