Barcelona está afrontando este 2025 una serie de problemas graves y recurrentes, muchos de ellos señalados por las propias encuestas municipales y análisis sociales. Estos son seguramente los 12 más graves.
- Acceso a la vivienda. Es el principal problema percibido. Precios de compra y alquiler disparados, escasez de vivienda pública, especulación y poco suelo para edificar agravan una crisis que afecta a la mitad de la población. Medidas estatales y municipales como la del 30% de vivienda social obligatoria en todas las promociones ha empeorado. En Barcelona solo caben en las condiciones actuales 70.000 viviendas más.
- Inseguridad ciudadana. Robos, hurtos y delitos violentos siguen siendo una causa de preocupación, aunque las cifras reales varían, la percepción de inseguridad es alta entre los vecinos, y sobre todo no disminuyen los delitos más violentos, el uso creciente de armas blancas y la violencia sexual contra las mujeres. Mucho feminismo y pocos resultados. Es la norma de siempre.
- Turismo masivo (overtourism). Barcelona está saturada por el turismo, lo que genera rechazo social, presión sobre servicios, desplazamiento de residentes y subida de precios.
- Limpieza y residuos. La sensación de calles sucias, papeleras rebosantes, calles de Ciutat Vella convertidas en mingitorios y gestión insuficiente de residuos sigue destacando entre los problemas más sentidos, agravado por el incivismo que tiene en el turismo masivo una de sus causas.
- Problemas de inmigración/integración. Suben las preocupaciones asociadas al aumento de inmigración y los retos de integración, en especial en algunos barrios.
- Obras y movilidad. Transporte público y tráfico. La ciudad vive cerca de 200 obras simultáneas, lo que colapsa calles, genera ruido, afecta la movilidad y frustra tanto a residentes como a comercios, además se sigue la lógica Colau de lucha contra el automóvil. El Túnel de la Plaza de las Glorias en su entrada a la Ciudad es el anuncio y monumento a la barbarie municipal en movilidad. Congestión, saturación en horas punta y sensación de falta de inversión en la red de metro y bus.
- Clima. Los estragos del calor, la alta humedad y las temperaturas tórridas nocturnas hacen difícil la vida de los Barceloneses. El gobierno municipal responde con cartelitos de “refugio climático”.
- Incivismo y convivencia. Aumentan las denuncias por conductas incívicas: vandalismo, ruidos nocturnos, botellones, etc.
- Desigualdad social y pobreza. Brecha creciente entre barrios ricos y pobres, dificultad para acceder a los servicios sociales y tasa de población vulnerable al alza.
- Falta de empleo estable/calidad. El empleo en el sector turístico se extiende como una metástasis de baja productividad, bajos salarios y precariedad, y otros sectores no logran absorber la demanda laboral joven y cualificada.
- Poco futuro para nuestros jóvenes. Barcelona ofrece cada vez menos oportunidades a sus jóvenes. Si a esto se le une la crisis de la vivienda, el panorama para un joven Barcelonés es desolador.
- Falta de zonas verdes y espacios públicos. Aunque hay proyectos en marcha, muchos ciudadanos reclaman más parques, juegos infantiles y zonas de esparcimiento, sobre todo en barrios populares.
Y como culminación de todo, la gestión política y desconfianza institucional. Críticas al Ayuntamiento y a la Generalitat, tanto por la lentitud en decisiones como por falta de respuestas concretas ante estos retos.
Jóvenes sin empleo, sin casa y sin futuro. Bienvenidos a la ciudad “moderna” del siglo XXI. #FuturoRobado #JuventudBarcelona Compartir en X