A estas alturas es una evidencia de que la presidenta de la Comisión Europea apoya políticamente a Sánchez. Como también lo hace Biden que tiene la gentileza de recibir al presidente español el 12 de mayo justo antes de empezar la campaña electoral.
¡Qué extraña paradoja! Washington muestra la preferencia por un gobernante que tiene en su gobierno un partido comunista y un partido de extrema izquierda claramente contrario a la OTAN.
Se abren aquí varios interrogantes y es que bien Biden se equivoca o bien UP no pasa de ser la guinda de un pastel que le da una nota de color, pero que resulta perfectamente marginal. Que cada uno elija la respuesta que le parezca más acertada.
Por su parte, las manifestaciones a favor de Sánchez de la presidenta de la CE hace tiempo que duran y son numerosas. Gestos, discursos y sobre todo hechos. Basta con recordar la bendición a la entelequia de la exportación de hidrógeno verde por parte de España a Francia bendecida con su presencia. O la generosidad cómo trata las exigencias que teóricamente la Comisión ha impuesto a España. Manga ancha para asumir una reforma de las pensiones que todo el mundo sabe que no se ajustará y que queda abierta a nuevos incrementos futuros de los pagos por parte de los que actualmente trabajan.
No importa para nada que España incumpla de forma flagrante los compromisos para instalar 100.000 puntos de recarga eléctrica o transformar las viviendas para hacerlas más eficientes. Poco tiene que decir del desorden estadístico que se ha producido en el cálculo de los parados a consecuencia de los fijos discontinuos que en modo alguno permiten comparar la cifra de paro española con la del resto de Europa.
Y si esto fuera poco, la actitud tan agresiva con el tema de Doñana cuando precisamente la Comisión debería haber intervenido para mantener la legalidad, evidentemente, pero también para concretar soluciones técnicas que hagan menos lesivas las limitaciones para los agricultores de la zona .
Pero como estas medidas son básicamente responsabilidad del Estado, la Comisión se calla y se limita a amenazar. En este caso el gesto ha sido tan flagrantemente favorable al gobierno, que ha provocado algo insólito: el líder del PP europeo, que es la primera fuerza en el Parlamento, ha acusado a la Comisión “de hacer campaña por Sánchez con Doñana”. Es algo que nunca se había producido, más si se considera que Von der Leyen es teóricamente miembro del PP europeo y que ocupa el cargo por razón de un pacto, pero sobre todo por la propuesta del primer partido de la UE.
Von der Leyen no tiene ni mucho menos segura su reelección como ella quisiera, porque no la quieren desde sus propias filas y lo que hace es abrirse a nuevos espacios políticos.
En todo caso lo que sí es evidente, especulaciones al margen, es que Sánchez es visto como una persona de confianza por el bloque liberal occidental, el que manda en Washington en la OTAN y en Bruselas.