Salarios
Evolución de salarios (medio vs. más frecuente)
Los salarios en España han experimentado un crecimiento nominal moderado de 2017 a 2025, insuficiente para compensar el alza del coste de vida reciente.
Según la Encuesta de Estructura Salarial, el salario bruto medio anual pasó de alrededor de 23.000 € en 2017 a 26.950 € en 2022 (un +17% en cinco años). Para 2024, estimaciones sitúan el salario medio cerca de 31.700 € (por 14 pagas, 2.270 €/mes), aunque esa cifra de Datos macro puede incluir pagas prorrateadas.
En todo caso, el salario medio alcanzó máximos históricos en 2022, tras nueve años consecutivos de incrementos. Sin embargo, la distribución salarial es muy desigual: en España el salario medio es notablemente superior al mediano y al modal. El salario más frecuente (modal) en 2017 se situaba en torno a 16.000-17.000 € brutos anuales. Entre 2018 y 2021, curiosamente, ese salario modal subió por encima de 18.000 €. Pero en 2022, debido al gran aumento del SMI, el salario modal cayó a 14.586 € (muchos trabajadores antes por debajo del SMI pasaron justo al entorno de 14.000 €, concentrando ahí la moda).
Esto significa que el sueldo más habitual en España (el que cobra el mayor número de gente) está en torno a 1.000 € netos al mes, y ha disminuido respecto a 2017 en términos reales. De hecho, el INE señala que en 2022 un 20,5% de asalariados cobraban entre 14.000 y 19.000 € al año, y que dos de cada tres trabajadores ganan menos de 2.000 € netos mensuales.
En resumen, los salarios medios han subido ligeramente en línea con la inflación pre-2021, pero la mayoría de los trabajadores no ha visto grandes mejoras en su poder adquisitivo. La subida acumulada del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) de 707 € mensuales en 2017 a 1.080 € en 2023 (+52%) sí elevó los sueldos más bajos, reduciendo la brecha de género (el SMI benefició sobre todo a jóvenes y mujeres) y contribuyendo a que la brecha salarial de género bajara al 9% en 2022.
No obstante, esta subida del SMI no se refleja en un alza equivalente del salario “medio”, ya que España tiene muchos salarios bajos concentrados cerca del mínimo.
En definitiva, en 2025 el trabajador medio gana un poco más en euros que en 2017, pero ese aumento ha sido absorbido por la inflación reciente (sobre todo la de 2021-2023), de modo que la capacidad adquisitiva salarial es similar o menor. Mal balance, con el hecho adicional que los salarios inferiores a 20 mil euros brutos anuales, a lo largo de la vida activa (en términos actualizados a fecha de hoy), arrojan un saldo negativo en relación con las prestaciones recibidas a lo largo de su vida; en otras palabras, el resto de los ciudadanos subvencionan este tipo de empleo.
Salarios sector público vs. privado
La diferencia salarial entre la administración pública y el sector privado sigue siendo significativa a favor del sector público, aunque se ha reducido ligeramente tras la pandemia. Según la EPA, en 2022 un asalariado público cobró de media 2.835 € brutos/mes (12 pagas), frente a 1.957 €/mes en el sector privado, es decir, unos 878 € más al mes en promedio público. Esta brecha (el salario privado es 69% del público) era algo mayor en 2017 (entonces 67%).
En 2017, el sueldo medio público rondaba 2.500 €/mes y el privado 1.700 €/mes, diferencia de 47%.
En 2020 la brecha alcanzó su máximo (salario privado era solo 63% del público), pero con las subidas recientes en convenios privados y la moderación de sueldos públicos, la distancia ha vuelto a 69%. España destaca en la UE por esta brecha (en la UE en promedio los salarios públicos y privados están empatados). La explicación está en la estructura: en el sector público casi no hay salarios mínimos (auxiliares administrativos cobran más que el SMI) y hay más proporción de empleados cualificados, mientras en el sector privado abundan empleos precarios (hostelería, comercio) con sueldos bajos.
el empleado público medio sigue ganando alrededor de un 30% más que el privado
Conclusión: aunque ambos sectores vieron subidas salariales desde 2017, el empleado público medio sigue ganando alrededor de un 30% más que el privado (en 2017 era cerca del 40% más). Es una anomalía más no corregida de la estructura económica española.
Convergencia de renta con la UE
Un objetivo histórico es acercar el nivel de renta de España al de países avanzados de la UE. En 2017, el PIB per cápita español en paridad de poder de compra rondaba el 90-92% de la media de la UE. Lamentablemente, esa convergencia no se ha logrado mejorar; incluso se ha perdido terreno debido al duro impacto económico de 2020.
Según Eurostat, en 2023 el PIB per cápita de España se situó en 88% de la media de la UE (es decir, un 12% por debajo). España se ubica en el puesto 16º de 27 en riqueza por habitante, por detrás de Italia ligeramente. En 2007, España llegó a estar en el 98% de la media UE, pero tras la doble crisis (financiera 2008 y COVID 2020) se distanció. A pesar de crecer vigorosamente en 2021-2022 (España lideró crecimiento post-COVID), no ha recuperado plenamente el nivel relativo.
El pregonado mejor PIB del gobierno, no se traduce en mejores ingresos para la mayoría.
En renta promedio, países como Chequia o Lituania se han acercado o superado a España. Cabe mencionar que el paro estructural lastra el PIB per cápita: seguimos con 12-13% de desempleo general (muy superior al 6% UE). En conclusión, en 2025 España no vive sustancialmente más cerca del estándar de vida europeo que en 2017; seguimos rezagados en convergencia real. No obstante, indicadores alternativos (IDH, consumo per cápita) nos sitúan algo mejor que el PIB per cápita puro. El pregonado mejor PIB del gobierno, no se traduce en mejores ingresos para la mayoría.
Coste de la vida (vivienda, energía, alimentos)
Aquí es donde los españoles perciben un claro empeoramiento respecto a 2017. Como detallamos en Vivienda, el coste de la vivienda –sea alquiler o compra– se ha disparado, consumiendo más parte de la renta familiar. Pero, además, desde 2021 España sufrió una ola inflacionaria en energía y alimentos sin precedentes en décadas. La inflación anual promedio en 2022 fue 8,4%, la más alta desde 1986.
Los precios de la electricidad en concreto cuadruplicaron niveles: el mercado mayorista eléctrico promedió 210 €/MWh en 2022, frente a 50 €/MWh en 2017 (aunque en 2023 bajó a <60 €/MWh gracias al tope al gas). Esto se tradujo en recibos de la luz muy elevados para hogares y empresas a mediados de 2021-2022. También los combustibles tocaron máximos (gasolina 2€/L en verano 2022), mitigados en parte por bonificaciones temporales.
Lo más preocupante ha sido el alza de los alimentos: en 2022-2023 los alimentos subieron un 15% interanual en varios meses, encareciendo la cesta básica (carne, aceite, lácteos) y golpeando especialmente a rentas bajas. Aunque a inicios de 2025 la inflación general volvió a niveles moderados (3%), la inflación acumulada 2017-2024 supera el 15%, mientras que los salarios medios subieron bastante menos. Esto significa que el poder de compra es menor que en 2017 para muchos.
Costes esenciales como vivienda, luz o comida absorben más porcentaje del sueldo que antes. Por ejemplo, en 2017 un hogar tipo destinaba 30% de sus ingresos a vivienda+energía+alimentación; en 2023 esa partida podía superar el 40%. La situación se vio parcialmente amortiguada por medidas gubernamentales: rebajas del IVA eléctrico y de gas, cheques y bajada del IVA en alimentos básicos en 2023, y acuerdos para limitar subidas de alquiler. Aun así, la sensación de “carestía de la vida” en 2025 es generalizada, algo que no se sentía tanto en 2017 (años de inflación baja o nula).
En conclusión, de este bloque económico:
Los españoles en 2025 ganan un poco más en términos nominales, pero también pagan mucho más por necesidades básicas. La economía creció (el PIB recuperó nivel prepandemia recién en 2023), el empleo aumentó, pero la clase media no percibe claramente mejoras en su calidad de vida debido al encarecimiento de la vida. La ansiada convergencia con Europa se resiste y la desigualdad, aunque ligeramente menor que en 2017, sigue alta en comparación internacional.
No es un buen balance después de tantos años de gobierno progresista de Sánchez.
El empleado público medio sigue ganando alrededor de un 30% más que el privado Compartir en X