Esta semana se ha sabido que Brasil detenía los ensayos de la vacuna china CoronaVac.
La decisión llegó tras la muerte de un participante del programa. Pero Anvisa, la agencia de salud pública de Brasil, afirmó que el accidente no está relacionado con la vacuna.
El episodio ha abierto una crisis política en la que los críticos al presidente Jair Bolsonaro lo acusan de querer simplemente poner fin al programa chino. Bolsonaro se ha mostrado desde el comienzo muy crítico con la vacuna de Pekín y afirmó que los brasileños no pueden ser utilizados como «conejillos de indias». Pero podría ser que el presidente brasileño buscara cerrar el paso a su rival político Joao Doria, gobernador del estado más rico de Brasil, Sao Paulo.
Doria había declarado que importaría 120.000 dosis de CoronaVac incluso antes de recibir la aprobación formal de Anvisa. El gobernador también había anunciado la construcción de una fábrica capaz de producir 100.000 dosis anuales.
Ofensiva diplomático-sanitaria de China
Más allá de la política interna de Brasil, la decisión de este país supone un bache importante en los esfuerzos chinos de utilizar su vacuna como arma diplomática.
Pekín ha hecho anuncios grandilocuentes para la exportación de sus vacunas contra la Covid-19 en grandes cantidades a los países en vías de desarrollo. Se trata de un intento de mejorar la imagen del régimen chino tras haber permitido la propagación del virus hacia el exterior del país.
Sinovac, la empresa que ha desarrollado Coronavac, tenía que realizar ensayos finales en tres países diferentes: Brasil, Indonesia y Turquía. Esta fase, que requiere una escala masiva, no se podía efectuar dentro de las fronteras chinas porque allí el virus ha prácticamente desaparecido.
Pekín ha hecho anuncios grandilocuentes para la exportación de sus vacunas contra la Covidien-19 en los países en vías de desarrollo Share on X
El anuncio de Pfizer y BioNTech pilla a Pekín por sorpresa
El contratiempo chino en Brasil llega pocos días después de que la vacuna del consorcio formado por el estadounidense Pfizer y el alemán BioNTech lograra una eficacia anunciada del 90% . El anuncio de las empresas occidentales ha creado expectativas para que la vacuna sea comercializable a finales de año.
El gobierno de Bolsonaro, por otra parte, ha anunciado estar en negociaciones con Pfizer para comprar su vacuna.
Como en el caso de Brasil, el anuncio de Pfizer ha tenido ya secuelas políticas: el todavía presidente estadounidense Donald Trump ha acusado a los grupos farmacéuticos de haber retrasado a propósito el anuncio a después de las elecciones.
De hecho, fue la administración Trump quien lanzó el programa Warp Speed destinado a acelerar la producción de vacunas contra la Covid-19.
Su funcionamiento es sencillo: ofrecer un seguro a los laboratorios para cubrir gastos en caso de que su producto demuestre ser inseguro o ineficaz. Entre las nueve empresas que han disfrutado de Warp Speed encontramos a Pfizer .
En cualquier caso, como ocurre con la vacuna china, su rival euro-americana se encuentra todavía rodeada de incógnitas: se desconocen, entre otros, la duración de la protección que su innovador mecanismo ofrece.
Rusia anuncia una eficacia del 92%
Días después del anuncio de Pfizer, Rusia ha declarado que su vacuna Sputnik-V tiene una eficacia del 92% -algo superior pues a la anunciada por el jefe de carrera occidental. Al igual que la de Sinovac y la de Pzifer-BioNTech, la vacuna rusa se encuentra en fase 3, la última, de ensayos.
En un intento de ganarse la confianza de la comunidad internacional, los investigadores rusos han afirmado que su investigación se publicará «en una de las principales revistas médicas del mundo y será evaluada por académicos independientes».
Rusia ha declarado que su vacuna Sputnik-V tiene una eficacia del 92% - algo superior a la anunciada por el jefe de carrera occidental Share on X
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