El presidente Sánchez habla, y no se cansa, de la necesidad del pacto y del diálogo para salir de la difícil situación generada por la crisis de la pandemia, pero a la hora de la verdad continúa practicando el más estricto partidismo precrisis.
Lo hizo colocando al frente del CIS a un miembro del aparato socialista, José Félix Tezanos, con el resultado de que esta institución que sólo sirve si goza de la confianza de todos, está situada en el corazón del conflicto por las prácticas más bien oscuras que ha impreso el nuevo responsable, que actúa más como un dirigente político que como técnico. Lo repitió en otra y aún más importante institución como es la Fiscalía del Estado, colocando al frente de esta a la exministra Dolores Delgado, que salió de una puerta del ministerio para entrar por la otra a la Fiscalía. Fue un gesto excesivo. Nadie puede pensar que una enconada dirigente socialista deje de actuar como tal con 24 horas simplemente porque se cambia el sombrero.
Y ahora se ha producido en un órgano tan importante como la CNMC, la autoridad teóricamente independiente encargada de velar por el buen funcionamiento de los mercados y la competencia. La persona nombrada, la abogada Cani Fernández, ocupaba hasta ahora un lugar en el gabinete de la presidencia del gobierno de la Moncloa, dirigido por el maquiavélico gurú Iván Redondo. En otras palabras, ha pasado de ser una aparatichi de Sánchez a la persona que debe velar por la neutralidad del funcionamiento de los mercados. ¿Qué credibilidad puede tener con estos antecedentes? ¿Quién le puede prejuzgar independencia política?
Por si fuera poco, en su anterior etapa profesional en el despacho jurídico Cuatrecasas, Fernández se hartó de actuar en defensa de los intereses (legítimos, pero intereses) de grandes empresas. El último y más sonado ha sido el de la defensa de Uber. Tampoco es una buena carta de presentación.
Finalmente, los nuevos cuatro vocales que deben sustituir a aquellos cuyo mandato ha expirado. Sánchez ha continuado manifestando un absoluto partidismo, situando a dos personas cercanas al gobierno y las otras dos a un representante de ERC y a otro de UP. Con estos nombramientos liquida la tradicional presencia de algún representante del primer partido de la oposición, el PP en este caso.
Sería bueno que el presidente del gobierno no hiciera tantos discursos llamando al dialogo, y lo practicara y buscara un mayor equilibrio político en sus decisiones.