Con la segunda ola de la pandemia del coronavirus y la finalización de la prohibición de despedir a empleados en ERTE, se prevé un otoño sacudido por una gran oleada de despidos. En cuestión de semanas, los efectos del virus no solo han provocado el cierre temporal de algunas ciudades y la reducción drástica de los movimientos, sino que ha causado miles de quiebras, cierres y despidos, acelerando en algunos casos situaciones ya muy complicadas. Por el momento, la empresa que sufrirá un mayor ajuste es Dentix. La compañía dental se ha visto obligada a pedir el concurso de acreedores, lo que supondrá la salida de la mayor parte de la plantilla, más de 3.000 trabajadores. Iberdrola le sigue de cerca tras proponer el despido del 15% de la plantilla, por lo que se verían afectados 1.500 puestos de trabajo. Otra empresa que despedirá a más de un millar de personas es Indra, quién ha presentado en su filial especializada en tecnologías de la información un ERE que afectará a 1.036 trabajadores.
Uno de los sectores más afectados es el de la industria. Un ejemplo de ello es el de Bosch, quién anunció el cierre de su planta de Castellet i la Gornal (Barcelona) en noviembre de 2021, así como el despido de 300 trabajadores, la mayor parte de la plantilla. La empresa justificó la decisión en el escaso volumen de encargos, aunque algunos trabajadores y sindicatos sospechan que la intención de la compañía es mover la producción de la planta catalana a una planta serbia.
Las empresas relacionadas con el aluminio son de las más castigadas. Alcoa presentó un ERE que afectará a 524 trabajadores en su planta de San Cibrao, localizada en la provincia de Lugo. Los sindicatos tienen ya en su poder el listado de los empleados que serán despedidos. Asimismo, Alumalsa, empresa ubicada en Zaragoza que se dedica a la fundición y mecanizado de piezas de aluminio, ha puesto encima de la mesa un ERE que puede suponer la pérdida de 230 empleos de los 555 con los que cuenta.
Por otro lado, finaliza la prohibición de despedir durante 6 meses a los trabajadores que dejaron el ERTE el pasado mes de mayo, por lo que se avecina un mes de noviembre complicado en materia de desempleo Los primeros afectados por esta situación serán los más de 380.000 empleados que se reincorporaron a la actividad laboral en el mes de mayo, con las fases iniciales de la desescalada. Se cumplen desde entonces los seis meses durante los cuales el Ministerio de Trabajo prohíbe despedir a las empresas que se acogieron a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
A partir de noviembre se prevé una avalancha de despidos de todos aquellos trabajadores que se han ido reincorporando a sus puestos de una u otra manera. Y es que el cómputo comienza a contar desde el mismo momento de la vuelta al trabajo, sea de manera parcial o total, y aunque no afecte a la totalidad de la plantilla. De esta manera, una persona que trabaje en una empresa que se acogiera a los ERTE en su momento y se haya reincorporado en octubre podría ser despedida en noviembre si sus compañeros volvieron al trabajo en mayo.
Los primeros afectados por esta situación serán los más de 380.000 empleados que se reincorporaron a la actividad laboral en el mes de mayo, con las fases iniciales de la desescalada Share on X