La invasión rusa de Ucrania habría sido el factor clave para convencer a Ursula von der Leyen, renovada al frente de la Comisión Europea, para construir una dirección general de defensa y espacio.
La tarea es enorme, puesto que la defensa es una de las pocas competencias que son exclusivamente responsabilidad de los Estados Miembro de la Unión.
Además, desde 2004 ya existe una (pequeña) Agencia Europea de Defensa cuya misión es coordinar los esfuerzos, sobre todo industriales, de los países europeos en materia militar. Una misión sobre el papel muy similar a la de la nueva Dirección General (DG).
Efectivamente, en la carta de misión enviada por la presidenta de la Comisión a la persona elegida para dirigir la defensa de la UE, el lituano Andrius Kubilius, queda claro que la principal misión será negociar con los Estados Miembro la construcción de una verdadera industria de la defensa común, dentro de la que se incluye también la espacial.
Un terreno donde la acción de la UE es tan necesaria como complicada para garantizar la competitividad y al mismo tiempo la capacidad militar europea.
Los retrasos constantes en programas como IRIS2 (constelación de satélites para fines militares y gubernamentales) o el FCAS (el Sistema de Combate Aéreo del Futuro) dejan sobradamente en evidencia las reticencias de los países tradicionalmente punteros en materia de armamento y tecnología aeroespacial, a cuyo frente está Francia y Alemania, a ceder conocimientos y competencias a sus socios.
Andrius Kubilius: un perfil muy particular
Esta gitanesca misión se verá influenciada por la posición personal de Kubilius, actualmente diputado en la Eurocámara por el Partido Popular Europeo y un histórico miembro del movimiento independentista y antisoviético de Lituania.
Con estas credenciales, es evidente que Kubilius se volcará en la causa de la victoria militar ucraniana sobre Rusia, como ya dejó claro en una reciente intervención en el Parlamento Europeo. Dependiendo de la insistencia con que defienda esta posición, corre el riesgo de enajenar a Francia y sobre todo a Alemania, que toma cada vez más distancias respecto a Kiev.
Sin embargo, la elección de un lituano al frente de la defensa europea puede servir para encauzar mejor los programas militares de los países del este y de las repúblicas bálticas, tradicionalmente más receptivos a las compras de productos norteamericanos más que europeos.
El hecho de que provenga de un país «pequeño» le otorga además un plus de legitimidad: difícilmente se le podrá acusar de querer favorecer a la industria nacional.
Sin embargo, según afirma el diario Politico Europe, no se espera que el papel de la nueva Dirección General de Defensa sea de primer orden, lo que habría decepcionado a las candidaturas tempranas a ocuparlo, provenientes en particular de Polonia y Francia.
Así pues, Kubilius tendrá que luchar para hacerse una plaza no solo entre los otros comisarios europeos, algunos de los cuales solapan sus competencias (por ejemplo, la DG Tecnología), sino también entre los Estados Miembro, una parte de los cuales son escépticos frente a este giro militar de la UE.
Por suerte para él, parece que podrá contar con el apoyo de un peso pesado dentro del colegio de comisarios, como es la vicepresidenta de la Comisión para los Asuntos Exteriores, la ex primera ministra estonia Kaja Kallas que sustituye al catalán Josep Borrell.
La elección de un lituano al frente de la defensa europea puede servir para encauzar mejor los programas militares de los países del este y de las repúblicas bálticas Share on X