La crisis de la guerra en Ucrania pone en duda la democracia y el liderazgo de Zelenski

«Esta guerra ha despertado grandes esperanzas y la gente estará muy impaciente por ver cambios». Son palabras de un ex ministro ucraniano, que prefiere mantenerse en el anonimato y que pueden parecer extrañas en el contexto de guerra de su país contra el atacante ruso.

El político ucraniano prosigue: “[la gente] querrá dinero y justicia y la finalización de las reformas que se exigieron en 2014, y querrá que todo esto llegue deprisa”. Y sentencia: “Una Maidan [literalmente “plaza”, pero también el apodo que tomaron las protestas de 2013-2014] podría volver a producirse.

El hecho de que el ex ministro deba mantener el anonimato para formular estas declaraciones no es un caso aislado en Ucrania. Según el veterano periodista Jamie Dettmer, numerosos políticos, reformistas y líderes de la sociedad civil se ven forzados a tomar esta medida para evitar ser acusados ​​de sabotear el esfuerzo de guerra ucraniano, o incluso colaborar indirectamente con Rusia.

No es de extrañar que muchos líderes políticos desarrollen rasgos autoritarios, que a menudo tienden a ampliarse con el tiempo o en medio de circunstancias excepcionales. El caso del presidente ucraniano Volodimir Zelenski no parece escapar a esa constatación.

Algunas voces en Ucrania comienzan a insinuar que Zelenski empieza a formar parte del problema y no de la solución

De hecho, ya hay voces en Ucrania que insinúan que Zelenski empieza a formar parte del problema y no de la solución en tanto que líder con tendencias autocráticas.

El coraje de Zelenski en los primeros días de la invasión rusa, que le hizo ganar la simpatía de Occidente, es innegable. Su retórica ha sido clave para convencer a Europa y Estados Unidos de ayudar a Ucrania tan decisivamente en su esfuerzo bélico contra Rusia, consiguiendo que incluso Alemania entierre -parece que definitivamente- su importantísima colaboración con Moscú.

A nivel interno, Zelenski es el líder incontestable de los ucranianos, obteniendo porcentajes de aprobación superiores al 80%. Pero numerosos observadores apuntan que la popularidad de Zelenski se explica más por necesidad patriótica que por una genuina simpatía hacia el presidente.

Cabe recordar que Zelenski, entonces un actor de comedia televisiva, fue elegido en 2019 como el líder que debía liberar al pueblo de la corrupción de las élites políticas y económicas de Ucrania. Sin embargo, en estas promesas ha fracasado rotundamente: su nivel de aceptación antes de la guerra se situaba por debajo del 40%.

De hecho, se acusaba a Zelenski de llenar el gobierno con amigos y socios, de despedir a los políticos verdaderamente reformistas y de ser incapaz de actuar contra la corrupción. Ya durante la guerra, se le acusa además de gobernar por decreto presidencial con la intención escondida de arrinconar a sus rivales políticos.

Por otra parte, cuatro meses antes de la invasión rusa el nombre de Zelenski apareció en el escándalo de los Papeles de Pandora, revelando que el presidente ucraniano había establecido empresas offshore antes de llegar a la presidencia y que se continuaba beneficiando desde su nombramiento.

Opositores ucranianos y líderes de la sociedad civil entrevistados por el diario Politico han apuntado que, una vez acabe la guerra, la actuación de Zelenski durante el transcurso de la misma podría traerle problemas.

Figuras destacadas como el diputado Mykola Knyazhytsky apuntan a que la falta de procesos políticos desde la invasión rusa ponen en peligro los fundamentos democráticos del país, y señalan la falta de supervisión parlamentaria de la acción del gobierno y el control que el ejecutivo ha desplegado sobre los medios de comunicación.

Otras voces cercanas a Zelenski dibujan a un personaje obsesionado para que nadie haga sombra a su fama personal (algo por otra parte poco sorprendente en una ex-estrella de la televisión), y que está profundamente convencido de ser el mejor líder político del mundo.

En definitiva, y como concluye el propio Dettmer, la sociedad civil ucraniana aprecia sinceramente la fortaleza de Zelenski como líder en tiempo de guerra, pero está profundamente preocupada por la corrupción y los tics autoritarios del presidente y su gobierno.

Un cóctel que deja la puerta abierta a un choque político en cuanto la guerra con Rusia acabe, independientemente de su resultado.

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