Los “trileros” y el nuevo sistema de financiación para Cataluña. ¡No se le cae la cara de vergüenza!

Ya sabéis, el juego del trilero es ese clásico espectáculo callejero donde siempre pierde el mismo: el que confía. Consiste en adivinar bajo cuál de los tres recipientes se esconde una bolita, mientras el trilero —con manos ágiles y pocos escrúpulos— los mueve frenéticamente para despistar. Y, cómo no, ganar sólo es posible si el trilero quiere.

Pues bien, con la cuestión clave del nuevo sistema de financiación pactado entre ERC y el PSOE, parece que volvemos a ser espectadores de un espectáculo de magia barata.

El acuerdo, firmado el 30 de julio del 2024 por PSC y ERC, nos vende un modelo “a la vasca” —o eso quieren hacer ver— pero con diferencias suficientes para no asustar en Madrid.

Cataluña gestionaría todos los impuestos a través de la Agencia Tributaria Catalana, que se convertiría, supuestamente, en una auténtica Hacienda propia. Una vez recaudados, la Generalitat realizaría dos transferencias anuales al Estado: una para cubrir servicios e inversiones estatales en el territorio y otra como muestra de solidaridad interterritorial. Eso sí, ambas cantidades se “negociarían” bilateralmente y se regirían por el ya mítico principio de ordinalidad (aquel que todo el mundo invoca y nadie aplica).

En teoría, esto dotaría a Cataluña de mayor capacidad fiscal y autonomía financiera, dejando al Estado en un segundo plano dentro del territorio. ERC, en un ataque de eufemismo agudo, lo bautizó como «concierto económico solidario», aunque en el texto solo se lee «financiación singular» y «soberanía fiscal». El PSC, siempre amante de la ambigüedad, lo vende como una contribución a resolver el conflicto político y al reconocimiento de Cataluña como nación. Todo muy institucional.

Sin embargo, el 8 de diciembre del mismo año, Junts y el PSOE firmaron otro acuerdo, que más que añadir, corregía.

Aquí sí: 100% de los impuestos para Cataluña, gestión exclusiva de la Agencia Tributaria Catalana y, lo más importante, una relación bilateral al margen de la LOFCA. Eso sí sonaba a llave de la caja, expresión que Puigdemont no tardó en utilizar con entusiasmo. Para él, la diferencia con el acuerdo de ERC era abismal: mientras unos hablaban de intenciones, Junts pedía garantías y control real del dinero recaudado. Ninguna fórmula genérica, solo soberanía fiscal palpable.

Y cuidado, porque Junts condicionaba el apoyo a la legislatura y a los presupuestos estatales al cumplimiento de estas exigencias.

Pero ¿qué tenemos ahora, a un mes que se publique el documento definitivo entre el Departamento de Economía y Hacienda y… bueno, y el propio PSOE al otro lado?

Ayer, la consellera Alícia Romero dio una conferencia en el Consejo General de Economistas. Ya se vio por dónde van los disparos. Ahora ya no se habla de un “sistema” de financiación singular, no. El concepto se ha diluido hasta convertirse en una lista de “singularidades” reconocidas en Cataluña para mejorar su financiación en aspectos concretos como la lengua, los Mossos, o las prisiones. Es decir, elementos que la Generalitat ya gestionaba, pero ahora servirán de excusa para recibir algo más.

Nada de recaudación íntegra, ni de pagar por el gasto del estado en Cataluña, ni de aplicar el principio de ordinalidad, ni de bilateralidad. Todo esto, directamente borrado. Cataluña sigue formando parte del régimen común.

En resumen, recibiríamos un poco más simplemente porque tenemos algunas competencias especiales. Se nos presenta como un nuevo sistema singular, pero, sinceramente, no es más que un parche dentro del marco actual.

¿Y lo más sarcástico del caso? Esta mejora ni es nueva ni representa el cumplimiento del pacto con ERC o Junts. En realidad es una obligación constitucional: el Estado debe financiar las competencias de las autonomías. Ni siquiera resuelve los problemas estructurales de fondo. Hemos pasado de la “singularidad” a las “singularidades”, en plural. El PSC, en lo del trilero, es realmente un artista.

Pero tranquilidad. ERC y Junts, que hace tiempo abandonaron cualquier rastro de hoja de ruta independentista, ahora compiten por ver quién hace de mendigo más discreto. Sánchez, mientras, les levanta la camisa… y a nosotros, como siempre, nos dejan con el trasero al aire (con perdón).

ERC y Junts, que hace tiempo abandonaron cualquier hoja de ruta independentista, ahora compiten por ver quién hace de mendigo más discreto. Sánchez les levanta la camisa y a nosotros, como siempre, nos dejan con el culo al aire Compartir en X

 

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