Una cuestión decisiva es la de los datos sobre la evolución de la epidemia y sus consecuencias, que publica el Ministerio de Sanidad y las consejerías de las distintas comunidades autónomas.
La cuestión es por qué se nos ocultan los datos sobre sexo y edad de los afectados y de los muertos, de cuántos se encuentran en la UVI, además de las altas, que estas sí son informadas. Esto transmitiría una información útil para todos y también para tener un criterio mejor formado sobre las políticas públicas que se aplican.
La realidad es que hasta este pasado viernes 20 de marzo el equipo técnico que dirige el doctor Simón, no ha informado sobre la afectación por edades, y aún ahora no señala la diferencia entre hombres y mujeres. Aquella información sobre la edad de los enfermos y víctimas hubiera hecho notorio que los afectados eran sobre todo personas de más de 60 años, y hubiera evitado la mortalidad que se ha producido en las residencias de la tercera edad, porque la opinión pública hubiera forzado la intervención. Pero lo ocultaron, aunque lo conocían perfectamente. Esto solo resta toda fiabilidad al doctor Simón.
La comparación con los datos de Italia, que sí son suficientes, claros y concretos a pesar de la magnitud de la catástrofe, es una vergüenza. Es un defecto que reproducen las Comunidades Autónomas, con excepción del País Vasco, sin duda los más completos, y en menor medida los de Andalucía y Castilla y León.
¿Por qué se nos ocultan los datos sobre sexo y edad de los afectados y de los muertos? Share on XLa peor de las comunidades autónomas por los pocos datos que facilita es Cataluña. Las exigencias de Torra hacia los demás no se traducen en la bondad de las actuaciones de su gobierno.
El tratamiento, publicidad y transparencia de los datos es la prueba del nueve de la fiabilidad de cada administración y de su eficacia.
También debemos exigir, porque no nos pueden tratar como menores de edad, las proyecciones futuras en sus diversas hipótesis, en lugar de mantenerlas en secreto o ser un material limitado a los “amigos”, como han sido los test de contagio. Es una información que puede servir para orientar la actividad económica, observar la eficacia de lo que hace el gobierno y guiar nuestras vidas. No puede ser que el gobierno nos obligue a vivir al día.
Si hubieran adoptado de buen principio esta práctica, hubieran reunido el coraje del que carecieron para establecer antes el confinamiento. Podían equivocarse por exceso, sí porque las hipótesis son más de una. La diferencia es que este tipo de errores no matan. El que han cometido con el retraso sí lo hace.
Los datos lo que hacen es premiar los aciertos pero también penalizan los errores. Por ejemplo, la curva de casos desde el inicio.
Este gráfico nos muestra claramente como la curva se disparó a partir del día 8 de marzo. Su progresión se multiplicó después de aquella fecha, empezando el crecimiento el día 9. Es la consecuencia clara, sobre todo en Madrid, donde se registró con diferencia la mayor concentración de gente, 150.000 personas, de las manifestaciones feministas.
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