Torras y Bages. Una primera aproximación a sus perfiles estilizados

Responder a la cuestión de lo que nos aporta hoy Torras i Bages significa interpretarlo a partir de sus condiciones históricas, efectuar su conceptualización y establecer la relación con las condiciones actuales. Actuando así, sin incurrir en el historicismo o perjuicio ideológico, su tarea se revela como extraordinaria, en el sentido de constituir un hecho excepcional. Torras es el generador de la concepción más completa hecha desde la Iglesia catalana para englobar en un único modelo la dimensión de lo sobrenatural; teológica, sacramental, litúrgica; y de lo natural; filosófica, cultural, social y política. Es el constructor de un marco de referencia que sitúa las cuestiones del momento histórico a partir de significantes globales.

Tradición, una precisión necesaria

Para Torras i Bages la tradición es esencial para la vida colectiva, y este hecho le ha valido el menosprecio de su trabajo, porque la tradición, para la cultura dominante que también contamina parte de la Iglesia, es “por negativa». En el trasfondo de esta deserción intelectual existe una idea equivocada de la naturaleza de la tradición, y para constatarlo, y así ayudar a enmarcar la conceptualización de Torras i Bages hay que dedicarle un breve excurso.

La tradición constituye un debate desarrollado en el tiempo, basado en unos acuerdos fundamentales que son definidos y redefinidos mediante un doble conflicto. Con los externos a esa tradición, que rechazan aspectos o la totalidad de la misma; e, internamente, entre quienes forman parte mediante interpretaciones sobre sus acuerdos fundamentales. La tradición, para mantenerse viva, debe ofrecer una respuesta a los problemas planteados por otras tradiciones rivales, y también hacia las interpretaciones internas. De esa definición se desprenden algunas consecuencias. (1) La tradición es, por definición, dinámica: constituye la posibilidad práctica de articular el presente con el pasado y el futuro. Por encima de hipótesis teóricas, ofrece la práctica de la vida vivida. (2) La duración y vitalidad de una tradición se manifiesta en su unidad interna y alcance local o universal. Todo esto será una señal clara de su importancia: su capacidad de aportar respuestas satisfactorias para quienes están adscritas a ella, y también en relación a las tradiciones rivales. (3) Toda tradición está configurada por el conjunto de personas unidas en torno a lo que MacIntyre llama acuerdos fundamentales ( fundamental agreements ) sobre qué constituye el bien de la vida humana. Éste es el núcleo que la configura y señala su validez. Esta unidad no excluye las diferencias, aunque éstas sólo pueden ser de carácter accidental, secundarias. Si, por el contrario, constituyen una discrepancia sobre el núcleo fundamental, forman otra tradición distinta escindida de la primera. De ahí que el mecanismo de una tradición para salvaguardar sus acuerdos fundamentales consiste en la separación de quienes discrepan sustancialmente de ellos, porque la tradición sólo puede ser enviada, si es clara y está bien relacionada, con el trasfondo de creencias que le dan sentido. De lo contrario deriva hacia manifestaciones que resultan incomprensibles, como simbolizan los conceptos freudianos de tótem y tabú.

LOS PERFILES

Sus cimientos

  • Un marco de referencia global: el tomismo, que impulsó la encíclica Aeterni Patris de León XIII. La Iglesia buscó en la filosofía de Santo Tomás de Aquino la respuesta global a la pujante cultura libre pensadora.
  • La concepción jusnaturalista de la escuela tomista y la asunción del pensamiento neotradicionalista. Valoración y apoyo de la obra de Balmes.
  • Firme y público defensor de la autoridad papal de León XIII, de la obediencia a Roma, en un período que es cuestionado, sobre todo, por la Rerum novarum y lo que significó como denuncia social.
  • Identificación específica y notoria con la dimensión social de León XIII y la Rerum novarum .

 El proyecto cultural 

  • Es un creador intelectual, como muestra su extensa obra, de la que cabe destacar por su papel en la construcción del nuevo marco de referencia, como mínimo, dos obras básicas para el cristianismo catalán. Una, de 1892, la Tradición Catalana, fundamento del catalanismo católico. La otra, descarte definitivo del carlismo, El Clero en la vida social moderna.
  • Un papel fuerte en el mundo cultural. En 1896 fue nombrado adjunto numerario de la Junta de los Juegos Florales de Barcelona. En 1897 es elegido «socio correspondiente» de la Sociedad Arqueológica Lul·liana de Mallorca. En 1898 ingresa en la Academia de Buenas Letras de Barcelona y es socio del Orfeó Català. Participó en instituciones culturales como la Academia Filosófica-Científica de Santo Tomás de Aquino. Consiliario del Círculo Artístico de Sant Lluc, constituido en 1893 como separación del Círculo Artístico, cargo que no dejó hasta 1899, cuando fue nombrado obispo. En 1899, poco después de su nombramiento episcopal, siendo todavía obispo electo, Torras fue designado presidente de los Jocs Florals de Barcelona.
  • Como consecuencia mantiene una gran relación con intelectuales de su tiempo como Joaquim Rubió y Ors, Manuel Milà i Fontanals, Manuel Duran i Bas, etc.
  • Aporta su visión del arte en el debate cultural, desarrollando su doctrina estética que reivindica un arte cristiano en aras de una metodología tomista e. conferencias, De la fruición artística (1894), Del infinito y del límite en el Arte (1896), Del verbo artístico (1897). No se cierra a las nuevas formulaciones artísticas, como constata el encargo de los murales de la Catedral de Vic, en Sert (1921).
  • Y de la creación cultural a la divulgación: participación en La Veu de Catalunya . No evita los debates en la prensa sobre una cuestión central en su tiempo: la masonería y las concepciones libre pensadoras. También en esto sigue a León XIII y su encíclica Humanum Genum. Si la comunicación es «modernidad», si la participación en la cultura secular es «modernidad», Torras i Bages es uno de los obispos más «modernos» de Cataluña.

 El Proyecto Político. Dar una respuesta desde la Iglesia al catalanismo emergente

  • Proclama la existencia de una relación intrínseca entre Cataluña y el cristianismo y elabora su marco de referencia explicativo. De esta forma lleva a cabo una concepción propia, diferente y culturalmente más completa que la que impulsa Valentí Almirall.
  • Torras i Bages redefine un hecho local, el catalanismo desde una concepción universal (p.ej. artículos de 1887, La Iglesia y el Regionalismo, y 1879 El catalanismo qué es y qué debería ser ). Y ese hecho es lo que le otorga potencia intelectual. Este trabajo de filosofía política es posible porque parte de una visión global: el tomismo como alternativa a la cultura librepensadora y liberal en el plano de la concepción sobre Cataluña. Construye una nueva concepción que ni cae en el resitencialismo, ni hace seguidismo de la nueva y fuerte corriente liberal. Tras él, la Iglesia catalana no ha hecho nada parecido, si bien es necesario consignar como una aportación en la línea de Torras i Bages el documento de la Comisión Episcopal Tarraconense, Raíces Cristianas de Cataluña.
  • Concibe el regionalismo, que después sería el catalanismo y el nacionalismo pratiano, como ética de las transformaciones sociales. La visión de Prat será deudora de esa posición. Torras postula también moralizar la cuestión social como condición previa del conflicto social. El papel decisivo de la moral nos sitúa en un terreno muy actual.
  • Tiene una presencia política influyente y directa: la Unión Catalanista recoge de forma notable sus postulados. En 1893 participa en la Comisión de pastoral de la Unión Catalanista, una comisión que señala la orientación filosófica de la formación.
  • La tradición catalana aparece el mismo año que las Bases de Manresa, como una crítica al sistema canovista a partir de la adecuación de las históricas Constitucions Catalanes, siendo, por tanto, una respuesta neotradicional al conservadurismo democrático español.
  • Participa junto a tres sacerdotes en la elaboración de las Bases de Manresa. Lo hace como delegado de la Unión Catalanista de Barcelona, ​​y por considerar que es un acto patriótico y no político.
  • Influye decisivamente en la nueva época política
    • Inspira el catalanismo que gobernará Cataluña de la mano de Prat de la Riba, La Voz de Cataluña (“por Dios y Cataluña”) en la que colabora Torras.
    • Apoya la Liga Regionalista y la participación de los católicos en ella. La formación nace en 1901 como una fusión entre la escisión pratiana (Verdaguer y Callis, Domenech y Muntaner, Duran y Ventosa, Puig y Cadafalch, Cambó) con el Centro Nacional Catalán (Jaume Carner, Ildefons Sunyol)
    • También apoya la Solidaritat Catalana de 1905 en la línea de la Liga y en oposición a la actitud integrista
  • Según Bofill y Matas, la obra de Prat de la Riba se adapta perfectamente a las previas teorizaciones de Torras.
    • Bofill expresa bien la línea del tradicionalismo evolutivo que tiene su origen con Torras i Bages
    • La diferencia fundamental en las aplicaciones políticas radica en la secularización de los conceptos y la modernización del lenguaje. Una variación podríamos decir que natural, dado que Prat y Bofill son laicos que hacen política desde un partido y después desde el gobierno.

El proyecto social

  • Uno de los ejes básicos de su concepción es la Rerum novarum . Él fue el principal introductor en Cataluña y, en este sentido, un avanzado en el talante medio de la Iglesia de su tiempo.
  • Desarrolló aquella encíclica en una serie de artículos buscando su divulgación.
  • Y de la teoría a la vertiente práctica, apoyando a la Acción Social Popular del Padre Palau.
  • Su carta pastoral de 1905, La elevación del Pueblo o de la democracia cristiana , marcó una referencia singular en la actitud de la Iglesia.
  • Sus esquemas se ven reflejados en varios escritos de Prat de la Riba sobre la cuestión social. Hay aquí una parte del marco de referencia, la vertiente social, en la que se articula la inicial doctrina social de la Iglesia, con determinadas concepciones políticas como las de Prat a través de la acción eclesial, que actúa como catalizador y adaptador local.

La atención a los jóvenes

  • Torras asume la dirección de la juventud catalanista organizada en las Congregaciones Marianas de Barcelona (fundadas en 1891)
    • En la Academia Catalana, que dirigía Torras, se formaron Carner, Bofill y Mates, López-Picó, Puig y Cadafalch, hombres que fueron portavoces o incluso dirigentes del catalanismo.
    • Después de publicar La Tradició Catalana , les impartía una conferencia cada quince días explicando los diversos capítulos de este libro. Una vez más, la preocupación por la comunicación.
    • Torras se movía entre la juventud de las Congregaciones Marianas, que cada año celebraban unos juegos florales alternativos, y los jóvenes del Centro Escolar Catalanista, de los que más tarde saldría el impulso para constituir la Liga Regionalista

La condición decisiva: hombre de Iglesia

  • La dimensión eclesial católica es el vector transversal, hilo conductor de toda su obra. No hay un Torras i Bages “político”, “catalanista”, “social”, sino un hombre de una profunda fe que ejercita: vida ejemplar, predicación, evangelización, oración y, al mismo tiempo, trabaja esforzadamente porque esta fe cristiana ilumine la realidad secular. Por este propósito se dota de dos importantes factores: la obra doctrinal de León XIII, y el tomismo, junto a la reinterpretación del papel de la tradición como elemento que dota de significación a la vida de un pueblo.
    • Su ejemplaridad llega hasta el fin. La última pastoral, La ciencia del sufrir, fue escrita cuando ya era un enfermo terminal. Murió el 7 de febrero de 1916
  • Entregado a la práctica, fundó en 1899 la «Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat», de la que, una vez obispo, se convirtió en presidente honorario. Redactó los estatutos y los devocionarios conectando nuevamente con hombres como Bofill y Mates.
  • Pese a su gran irradiación, permanece arraigado en su diócesis de Vic, renunciando, en 1908, a ocupar la Sede episcopal de Barcelona, ​​y en 1909 a la propuesta de un traslado a la Seo de Burgos.

Un hombre combatido y admirado

  • La construcción de un marco de referencia para la sociedad de un país y para su Iglesia no puede realizarse sin detractores, más cuando significa una contraposición integral a las tres corrientes principales de la época:
    • En el ámbito eclesial catalán, el integrismo; Sardà y Salvany, La Vespa
    • En lo cultural y político, catalán y español, el liberalismo y los libre pensadores; la masonería. También en el político, la concepción espanyolista, es decir el asimilismo español que hace de Torras i Bages y su moderación un «separatista»
    • Desde la perspectiva federal y radical, un conservador
  • A pesar de todos estos hechos su muerte no sólo no deja indiferente a nadie, expresión evidente de su huella, sino que medios opositores a la Iglesia, como El Diluvio y La Campana de Gracia, dieron a su persona un trato positivo y considerado
  • Su muerte tuvo un fuerte impacto y fue venerado como maestro. En 1931 se inició un proceso de beatificación que sigue abierto

 El transformador

  • Capacidad de adaptación a la dinámica histórica que generaba una pérdida de peso de la Iglesia en las instituciones derivadas de la evolución política, en el sistema canovista y en la propia sociedad. El tradicionalismo debe modificarse para disponer de un papel en el nuevo escenario
  • Una cierta conciliación con el canovismo, es decir, con el Estado de la Restauración y sus actuaciones de talante liberal. Aceptación del marco constitucional de 1876
  • Superación de los planteamientos carlistas. Una teoría diferenciadora después de la derrota de 1876, sin abandonar el sentido de la tradición reformulada.
  • Una concepción no liberal, pero tampoco frontista (La Veu de Montserrat, Verdaguer y Callis, Morgades, Collell, además de Torras y Bages). No perseguía armonizar liberalismo y catolicismo, pero tampoco estaba por la frontalidad del Syllabus de Pío IX.
    • Una acción que emerge con fuerza en una Iglesia políticamente derrotada: derrota bélica papal de 1870 y carlista de 1876
    • La idea de moderación en el catolicismo de su tiempo Encíclica Cum Multa de León XIII
  • Está en línea con Le Play, Lacordaire, Newman. Un movimiento social católico, la Rerum Novarum :
    • El trabajo verdaderamente fructuoso hacia la Iglesia consiste en dirigir la actividad prudente del clero a la gran cuestión que hoy llaman social… el regionalismo me llama la atención…. por su carácter humano que se liga muy bien a la cuestión social que por otra parte las encierra todas (Carta a Jaume Collell 26111891 citado por Joan Lluís Pérez Francesch 2003).
  • La moderna vocación y voluntad de comunicar, compagina su episcopado con una intensa actividad periodística. Comunicarse es su gran preocupación práctica
  • Todo en el marco de la aceptación del poder constituido, que no es, sin embargo, ni mesilla, ni indolente, sino que confronta, cuando es necesario, dentro de las reglas del juego: prohibición del liberal Romanones del catecismo en catalán, protesta por la nueva ley de asociaciones de 1906, que limita a la Iglesia, oposición al gobierno Canalejas por su ley del candado, que llevó a la rotura de relaciones con la Santa Sede. Con este motivo escribe » Dios y el César » y merece la calificación de obispo modelo por parte del Papa
  • Una concepción cristiana del mundo secular alternativa al nacional catolicismo, que impregnará para siempre la vida política catalana. El catolicismo político catalán es diferente al español por la ingente obra y acción de Torras i Bages. Él es el gran constructor de los fundamentos de la especificidad, que después otros desarrollan o aplican con acierto desigual
  • De hecho, toda una gran vía del catalanismo ha vivido de las concepciones primigenias de Torras i Bages. La Liga en su parte más pratiana, de Unió, la Federación de Jóvenes Cristianos de Catalunya, la construida por Pujol, primero, y la de Convergència de la primera época, después, pero cada vez y con el paso del tiempo, con hilos de continuidad más delgados y con menos conciencia de su origen, hasta llegar, primero a la esterilidad, y después a la ignorancia. Lo que ha sucedido con Torras i Bages es como en la metáfora sobre un mundo destruido, con el que comienza MacIntyre Tras la Virtud , “Una sugerencia inquietante”

 El resultado

  • En el ámbito secular, el catalanismo surgido de la concepción cristiana gana la partida política en la convocatoria de Almirante, y gracias a él ha sido determinante en la política hasta ahora mismo
  • En el ámbito religioso, significa la superación del carlismo y el integrismo de Sardà y Salvany, mayoritario en el clero de la época, y también de aquel sector que aceptaba el canovismo y la constitución de 1876 y asumía, más o menos , el liberalismo católico. La vía de Torras i Bages, su éxito, consistía en superar el enfrentamiento entre ambas posiciones y cambiar la tendencia en el seno de la Iglesia catalana. La creación de símbolos de unidad, como la Virgen de Montserrat como patrona, y la restauración del Monasterio de Ripoll, la celebración de la victoria de Bruc, son signos sensibles de esta vía.
    • El Clero en la Vida Social Moderna para superar el integrismo
  • La existencia de liderazgos posteriores en la Iglesia catalana: Carrera, Cardo, Casanovas, el Padre Miquel de Esplugues, el abad Marcet surgen de su impronta, como lo hace el catolicismo social, el fejocismo, la Liga de la Madre de Dios de Montserrat, la Academia de la Lengua, el Círculo Artístico San Lucas, entre otras realidades articuladoras
  • La ilustración católica secular en la cultura, como Carner o Bofill y Mates, entre otros, surgen del marco de referencia establecido por Torras i Bages.
  • Y su obra en la juventud, como la Liga de la Virgen de Montserrat y la Academia, se prolonga hasta bien entrado el siglo XX y se encuentra en el origen del Pujolismo, con el CC inicial, posteriormente dañado, y la primera CDC
  • Su gran aportación, excepcional, generadora de una deuda impagada y de un gran capital moral, cultural y social, es haber construido el marco de referencia dentro del cual se producirían buena parte de las posiciones sociales, culturales y políticas en Cataluña, dotadas de una fuerte especificidad propia.
  • En definitiva, Torras i Bages es la última demostración de que disponemos de la capacidad eclesial de crear un marco de referencia, símbolos, estructuras y significantes, para la Iglesia y para la sociedad. Torras i Bages lleva a cabo con éxito lo que hoy llamaríamos un proyecto cultural. Mientras no se demuestre una nueva capacidad creadora equivalente, su obra es referencia obligada, no como arqueología de la historia, añoranza inexistente del pasado, o repetición mimética y tópica del mismo, sino como fundamento para la reflexión, la recreación y la reconstrucción en las coordenadas de nuestra época
  • La concepción tomista se mantiene viva y frutal en sus diversas aportaciones posteriores. Basta con recordar la obra de Maritain, y más aún, por su carácter coetáneo, la de Alasdair MacIntyre. Es, por tanto, un componente básico de la actualización del marco de referencia que necesita el proyecto católico de Cataluña desde la perspectiva de una determinada continuidad con la obra de Torras i Bages: Tras la Virtud, Tres Versiones Rivales de la Ética, Animales Racionales y Dependientes: porque los seres humanos necesitamos de la virtud, Dios, filosofía, Universidades, son algunos de los textos de MacIntyre que pueden contribuir a la actualización
  • La Rerum novarum, que tanto interesó en Torras, presenta en nuestro tiempo un desarrollo extraordinario por el seguido de encíclicas sociales y   el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia .
  • En el orden de la educación religiosa, el formidable trabajo del Catecismo de la Iglesia Católica ofrece una fuente sobre los acuerdos fundamentales accesible y práctica, inexistente en la época de Torras, que hace más fácil su trabajo.
  • Vive la Iglesia catalana en una paradoja o, quizás, es una contradicción que exige ser desvelada: nunca ha dispuesto de tantas instituciones de carácter cultural y universitario, nunca ha reunido un número tan grande, en términos relativos de alumnos escolares y universitarios, a la vez que nunca ha estado tan insignificante en términos culturales en la sociedad, y también en términos políticos.
  • Los perfiles estilizados de Torras y Bages muestran la otra cara de la moneda que interpela enérgicamente a la actual realidad eclesial. No se puede menospreciar la obra del obispo de Vic si no es capaz de igualarlo. Mientras esto no se dé, lo que hace falta es estudiarlo a él en el contexto de su tiempo, y extraer enseñanzas teóricas y prácticas.
  • Y también en el fructífero pensamiento social. En la época de Torras i Bages surgieron iniciativas como la Acción Social Popular, que hoy no tienen paralelo. No se busca la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia, y todo queda centrado en la necesaria solidaridad, es decir, evitar que la gente se ahogue pero sin catalizar iniciativas dirigidas a tapar las vías de aguas de la nuestra sociedad. En este sentido, la acción de Torras es más transformadora -o al menos lo intenta- que la actual. De hecho, una solidaridad tan fuerte como la actual de la Iglesia en Cataluña, sin impulsar en paralelo una acción social transformadora bien centrada en la dse y no simples seguidismos de algún partido o ideología, es una exigencia de la fe y la razón
  • Contrasta también el ejemplo de la preocupación constante de Torras i Bages por la comunicación con la situación actual. Quizás porque un motor interno de la comunicación es sentir que se dispone de algo potente a comunicar. La comunicación al conjunto de la sociedad, no sólo intraeclesial, es una obligación, y no puede eludir las grandes cuestiones del momento, ni incurrir en la dependencia colonial del “buenismo” políticamente correcto
  • Torras mantiene una posición abiertamente contraria al liberalismo, que hoy podemos interpretar mejor en el hilo de las encíclicas sociales y de la crítica de filósofos como Maritain, y más específicamente, Alasdair MacIntyre. Hoy es más fácil ver las limitaciones y contradicciones de la propuesta liberal, que durante el franquismo o la transición política, cuando la palabra era sinónimo de democracia. El problema es que una parte importante de gente de Iglesia sigue anclada en los mismos análisis de las épocas pasadas. Viven todavía en los tiempos del post Concilio en busca de la modernidad perdida, cuando, en realidad, a ésta le ha muerto y enterrado su propia descendencia, la post modernidad, post ilustrada y desvinculada.
    • MacIntyre sostiene que en las sociedades liberales la regulación es un sustituto de la moralidad por no disponer de unos fundamentos morales adecuados y bien relacionados con el derecho. Su crítica general se dirige a mostrar el ahistoricismo del liberalismo y su pretensión cosmopolita y universal, que tan bien expresa el liberalismo actual con la teoría de Rawls, de raíz kantiana, que entiende que la justicia es algo que puede dar con independencia del contexto histórico y cultural.
    • Existe un trasfondo común entre el ahistoricismo del liberalismo actual que encarna Rawls, y la corriente principal de la economía, el mainstream, la concepción neoclásica, base del liberalismo económico, como evidencia la crítica que hace de ella la Nueva Economía Institucional y, en particular, el Nobel Douglas C. North.
  • La crítica, hoy, al liberalismo, en el plano moral, político y económico, es más fácil y consistente que en el pasado más reciente, cuando todavía no se había producido la obra de MacIntyre y no había tomado cuerpo el institucionalismo económico .
  • Torras i Bages arranca del tomismo y la tradición evolutiva; es decir, de un sistema moral a la vez integral y abierto, y de la importancia de la historia traducida en derecho consuetudinario y tradición, que se adapta sin modificar sus acuerdos fundamentales, teniendo como espejo al cristianismo. Realiza una crítica al liberalismo, que es precursora en contenidos, que no en lenguaje, de la crítica más actual a la tradición liberal. Al mismo tiempo, es esa misma crítica y enfoque de las soluciones, que le hace incómodo para aquella Iglesia, que todavía aspira a hacerse un sitio ya ser reconocida por la modernidad momificada. Es decir, por una realidad inexistente que empezó a ser devorada por su propio vástago, la posmodernidad, la sociedad desvinculada, en la década de los sesenta del siglo pasado.
  • La crítica a la concepción neoliberal puede resumirse en estos términos: el liberalismo no es el final de ningún recorrido (Fukuyama y su Fin de la Historia ) sino tan sólo una tradición más que debe verificarse a razón de su coherencia interna, y de sus resultados, hoy evidentes: filosóficamente ha conducido a un desastre moral; económicamente a la creciente desigualdad, y políticamente al deterioro de las instituciones ya la desafección masiva de los ciudadanos.
  • También hoy es más evidente que nunca que el marco de referencia que establece el liberalismo actual, el de Rawls y Rorty en la filosofía y la escuela neoclásica en la economía, basado en el contrato, el mercado y la ganancia, son difícilmente compatibles con el marco de referencia de la familia, fundamentado en el compromiso (de amor y de deber), la reciprocidad y la donación.

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