En realidad, el PSC no es un partido sino una federación del PSOE, y hace mucho tiempo que perdió, sin resistencias, el grupo parlamentario propio en el Congreso que tuvo entre 1977 y 1982, cuando el PSOE, de la mano de Felipe González, logró una mayoría absoluta abrumadora.
Ahora que el socialismo de Sánchez vive con un permanente ay en el corazón en el Congreso, los 19 diputados que aporta el PSC deberían pesar mucho. Esta cifra ya señala su potencial, ya que ERC, Sumar-Comuns y Junts le siguen a gran distancia, con 7 diputados cada uno.
Nunca, ni en el mejor momento de Pujol, CiU tuvo una fuerza similar. Disponía de la Generalitat, de ayuntamientos de ámbito comarcal y dimensión intermedia. En una fase más avanzada, ganó las diputaciones de Tarragona, Lleida y Girona, así como las alcaldías de estas dos últimas poblaciones. Ahora, sin embargo, el PSC controla mucho más que todo esto.
Su partido gobierna en España, ha conquistado la Generalitat con la ayuda de ERC y gestiona los otros mayores presupuestos de Catalunya: el de Barcelona, el de la Diputación de este territorio y todavía le queda la Corporación Metropolitana. Además, gobierna en 7 consejos comarcales de los 19 que existen, básicamente en el Área Metropolitana de Barcelona y en el Vall d’Aran: concretamente, en el Maresme, en el Vallès Occidental y Oriental, en el Baix Llobregat, en el Garraf, en el Baix Penedès y en el Tarragonès. También lo hace en el Ayuntamiento de Tarragona y en las ciudades más grandes de Cataluña, como Sabadell, L’Hospitalet de Llobregat y Santa Coloma. Sin embargo, en relación a otras épocas, ha perdido Terrassa y, sobre todo, Badalona a manos del candidato del PP.
A todo esto hay que sumarle los numerosos cargos que ocupan en empresas públicas e instancias gubernamentales en Madrid. Todo ello explica las dificultades que tiene Illa para acabar de completar un organigrama. Hay tantos cargos a cubrir y tanto presupuesto a gestionar que le falta gente. Nada se opone a su potencial. Por tanto, el PSC tiene todas las condiciones, como nadie desde la recuperación de la democracia, para abordar y resolver los problemas de Catalunya.
Ser exigentes con el PSC por el poder que ostenta
Por esta razón, es necesario ser exigentes, no porque sean socialistas, sino por el poder que detentan. También es necesario ser críticamente vigilantes por la misma razón. Pocas fuerzas políticas en España pueden exhibir la hegemonía del PSC en Catalunya Además, debe añadirse su peso determinante en los medios de comunicación.
Aparte de los grupos tradicionalmente favorables al socialismo, como PISA y Cuatro, hay que añadir los medios del estado, como TVE y RNE, y los medios públicos en Catalunya, TV3 y Catalunya Ràdio. También están los medios privados, especialmente el grupo Godó, fuertemente decantado políticamente en esta dirección, y, como es tradición, El Periódico. Incluso medios proclives al independentismo, como Ara y algunos digitales, ofrecen una buena acogida al nuevo poder. En definitiva, es demasiado poderoso para plantarle cara.
La hegemonía del PSC en el tejido social y político catalán
Desde una parte importante de las élites económicas de Catalunya hasta el trabajador del Área Metropolitana de Barcelona, el PSC lo representa todo, aunque parezca difícil de creer.
El resultado de todo ello indica las consecuencias de la debacle autoinfligida de CiU y también la falta de una alternativa que tenga la escala suficiente para poder serlo. ERC es más bien un apéndice del socialismo y, más aún, lo son los Comunes. JxCat es cada vez más una opción marginal que ve la política desde una perspectiva muy particular, guiada desde Waterloo. PP y Vox no son, ni han sido, proyectos alternativos.
Sin embargo, la salud democrática y la necesaria competencia política piden una alternativa que lo sea en todas sus dimensiones y que ofrezca suficiente amplitud para constituirse como tal. Mientras esto no exista, en Catalunya hay un rey del mambo, y se llama PSC.