Thomas Piketty, profesor de la escuela de economía de París y posiblemente uno de los economistas de más peso a consecuencia de su libro El capital en el siglo XXI, ha explicitado en su nueva obra una completa descalificación del independentismo catalán.
Piketty es uno de los autores con más fama como consecuencia de haber expuesto las razones del crecimiento de la desigualdad en nuestro tiempo. De aquella obra que publicó hace 5 años se han vendido 2,5 millones de ejemplares, lo que da una idea de la notoriedad que ha logrado su persona y sus tesis, no exentas de polémica.
Y es que la obra en cuestión es un voluminoso texto de literatura árida y muchas cifras que ciertamente no invita a una lectura fácil. La formulación de sus dos leyes sobre el capitalismo, que ayudan a entender el porqué de la desigualdad, han sido motivo de amplias críticas, cosa por otro lado muy lógica dada la naturaleza “per se” polémica del tema.
Ahora, Piketty ha vuelto a publicar un segundo libro Capital e ideología de tanta envergadura como el primero, de 1.200 páginas, que abarca los últimos 450 años, 4 continentes y las ideologías que han justificado las desigualdades. En este caso dedica una mayor extensión a las respuestas al problema de la creciente desigualdad, que él concentra en la acumulación de la propiedad y que también serán polémicas. Por ejemplo, que pida un impuesto del 90% sobre el patrimonio de los muy ricos, de los mil millonarios.
Lo que no deja de ser sorprendente de esta amplia obra, tanto en dimensión temporal como geográfica, es que dedique un espacio a Cataluña. Y no se trata de unas líneas o una referencia de paso, sino de cuatro páginas y dos gráficas que forman parte del capítulo que tiene un título explosivo: “Social-nativismo: la trampa identitaria poscolonial”.
En este apartado señala que las personas con más renta son las que apoyan mayoritariamente al independentismo, mientras que se oponen a él las personas con menores ingresos. Este problema lo sitúa Piketty en el marco de una Unión Europea, donde impera la competencia fiscal entre territorios y existe un déficit de solidaridad. Se atreve incluso a formular una solución, que no es exclusiva para el caso catalán, pero que le sirve para aplicarla a este problema. Plantea la existencia de un impuesto de la renta federal a escala europea que sustituya el estatal. De este modo, dice, los catalanes ya no pagarían en España sino en la UE y lo recaudado se distribuiría a esa escala.
La aportación de Piketty en este tema tiene varios niveles de lectura. Limitémonos a uno. La escasa simpatía que despierta el independentismo catalán en Europa, porque es visto como una reacción más de carácter insolidario.