Situación económica: atención a los «idus de marzo»

Al referirnos a los «idus de marzo«, evocamos el día fatídico en que Julio César fue asesinado en Roma, símbolo de traiciones y crisis inminentes. Aplicado a la economía, este concepto alerta sobre posibles riesgos que podrían amenazar la aparente estabilidad actual.

La actualización del PIB por el INE (Instituto Nacional de Estadística) muestra que la economía española sigue creciendo, con un aumento nominal de la renta bruta disponible de los hogares de un 11% en 2023, mientras el consumo solo creció un 6,1%. Esto señala una elevada tasa de ahorro, que a primera vista es un signo positivo. Sin embargo, al analizar el escenario más a fondo, surgen preocupaciones:

Crecimiento impulsado por la inmigración

El principal motor del aumento de la renta disponible ha sido el crecimiento de la población, impulsado por los flujos migratorios. En el último año, la población extranjera en España ha aumentado en más de 492.000 personas, lo que ha estimulado la creación de nuevos hogares (un 1% interanual, según Caixabank). Este aumento demográfico ejerce presión sobre el mercado inmobiliario, especialmente en viviendas accesibles para los sectores de menor renta.

Este tipo de crecimiento plantea dudas. Si bien la población aumenta, el PIB per cápita no mejora al mismo ritmo que el promedio europeo. España está creciendo en términos absolutos, pero no por un incremento en la productividad. La economía se apoya en sectores de baja productividad, como la hostelería y el turismo, alimentados por este flujo migratorio.

Déficit de inversión

Además, un factor inquietante es la debilidad de la inversión productiva, que ha contribuido de manera negativa al crecimiento del PIB, en contraste con el modesto aumento registrado en Europa. A pesar de la disponibilidad de los fondos europeos Next Generation, estos no han logrado generar una transformación visible del tejido productivo. Los expertos advierten de un déficit crónico de inversión que debilita las perspectivas futuras.

Mercado inmobiliario y la inversión

La falta de inversión productiva se entrelaza con el creciente déficit de vivienda, agravando la situación económica para las clases trabajadoras. La falta de oferta accesible y la presión inflacionaria alimentada por la demanda inmigratoria han creado un escenario complejo para los sectores más vulnerables.

Conclusión: Alerta de los “idus de marzo”

A pesar de los buenos datos macroeconómicos, persisten serios riesgos estructurales: baja productividad, falta de inversión, presión migratoria y un mercado inmobiliario en crisis. Si no se consigue transformar la estructura económica con los fondos europeos, estos problemas podrían desencadenar una crisis futura. Como en los “idus de marzo”, el peligro acecha tras una aparente calma.

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