Sexo, escuela y niños: cómo manipulan nuestros hijos

El sexo, en todas sus dimensiones, forma parte del núcleo de la ideología dominante que marca todas las leyes y los debates políticos. Tanto se habla de la “guerra de sexos” que, según algunas corrientes del feminismo del establecimiento político y mediático, los hombres han declarado contra las mujeres, como las leyes del “sí es sí”, que en algunos casos actúan como un boomerang:

Reducen las penas en situaciones de verdaderas agresiones sexuales pero, por otro lado, han producido condenas desmedidas por hechos que, en ausencia de intención sexual, no pasan de ser conductas reprobables. Así lo explicaba el abogado Xavier Melero en relación con el caso Rubiales, defendiendo que en ningún caso se trataba de una agresión sexual al carecer de la condición necesaria de un ánimo libidinoso.

Han sido dictadas leyes sobre la transexualidad que han convertido esta realidad en una identidad colectiva portadora de derechos específicos, tal y como se hizo anteriormente con gays y lesbianas, vertiendo continuamente dinero y recursos para un delito como el feminicidio de pareja, el cual presenta una prevalencia de aproximadamente 0,000204%, o, de manera equivalente, unos 0,204 casos por cada 100.000 habitantes. A pesar de tratarse de un fenómeno marginal, a ojos de algunos sectores del feminismo esto ejemplifica la maldad del hombre hacia las mujeres, objeto de atención prioritaria.

Un claro ejemplo es el pacto de estado alcanzado por socialistas y PP, donde se han puesto en marcha, por este asunto, 462 nuevas medidas inminentes con 1500 millones de presupuesto, un 50% más que la cifra del pacto de estado anterior. Queda claro cuál es la ideología que manda.

Además, esta pulsión sexual se extiende hasta los niños. Un ejemplo reciente es la moción aprobada por el PSC, ERC, Comuns y la CUP para impartir educación sexual integral en la educación infantil y primaria a partir del próximo curso, mientras que sólo el PP, Vox y Aliança Catalana votaron en contra.

Es un residuo que el anterior gobierno de ERC ya había incluido en los decretos de 2022 y 2023 para regular los contenidos de educación infantil y primaria. El PSC se compromete a introducir la educación «afectivosexual» en cursos para niños de tres a seis años. El objetivo es promover «el desarrollo de los niños al margen de los estereotipos y roles en función del sexo, la orientación sexual y la identidad de género», y también pretende «favorecer la construcción de una sexualidad positiva, igualitaria y saludable».

¿Qué significa todo esto? Pues que los niños, a partir de tres años y al margen de la influencia familiar, serán inducidos en la escuela para que «se autodeterminen sexualmente» y «descubran» si son «niño, niña o niñe, o cualquier otra cosa». Mucho antes de que las criaturas tengan plena conciencia de su sexualidad, se les impulsará, a través de medios simplificados y aprendizajes forzados, a “saber quiénes son”.

Uno de los libros más utilizados en este contexto nos ofrece una idea del contenido de esa enseñanza. Se titula “ ¿Quién eres tú? Una guía para peques sobre la identidad de género”. Está pensado y dirigido directamente a los niños, con muchos dibujos a todo color y juegos.

Partiendo de la afirmación «tú eres quien mejor te conoces», este libro explica a un niño de primaria que le asignan un sexo cuando nace; no es portador de un sexo, sino que sus padres le asignan ese rol. Y, dado que no siempre deberá estar de acuerdo, se explica que hay que descubrir en realidad quién eres. En una pizarra, se te presentan varias opciones: niño, niña, non-binary, “ambos”, “ninguno”, etc. También se explica que existen personas cis –la mayoría, ya que vivimos con el sexo asignado al nacer– y se advierte que no se debe limitar a esta opción, porque hay muchas otras posibilidades, com ser persona trans, no binaria, etc

El libro incluye además una lista de recursos y recortables para montar un juego con unos discos, uno de los cuales ofrece opciones como: tercer género, dos géneros, neutro, transgénero, género fluido, género creativo, no binario, “no sé”, “yo soy yo”; a veces niño, a veces niña; un niño, una niña, un non-binary, dos espíritus (que alguien debe saber qué quiere decir).

El caos y el lío que se construyen sobre nuestros hijos y nietos, a expensas del sexo, son brutales e introducen un nuevo y grave problema en los hogares, como si los padres no tuviéramos suficiente.

Ésta es una dimensión básica del gobierno de Illa, al margen de cómo lo es de Sánchez en España, es decir, la ingeniería social basada en los postulados de la ideología de género. Menos mal que Illa decía que se inspiraba “en el humanismo cristiano” y tiene en el consejero de Justicia, Ramon Espadaler de Units, uno de los restos de la antigua Unión.

La educación debe ser equilibrada y respetar el derecho de los padres a ser determinantes en las decisiones que afecten al desarrollo de sus hijos. Es fundamental que cualquier iniciativa educativa en este campo se realice con rigor pedagógico, transparencia y con una perspectiva que fomente el debate constructivo, en lugar de imponer una visión ideológica única que podría provocar confusión y división.

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