La última encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) se ha llevado a cabo de acuerdo con un trabajo de campo realizado entre el 17 de noviembre y el 17 de diciembre, por tanto, la fotografía electoral corresponde a este período, con una muestra de 1.200 personas. Los resultados son concluyentes. Un 53% votarían que no, en un referéndum, a la independencia, y un 39% lo harían en términos afirmativos. Es la mayor distancia entre una posición y otra registrada nunca por una encuesta. Son 14 puntos de diferencia. Cabe recordar que la encuesta del CEO de enero de este año señalaba solo una diferencia de 4 puntos.
En las preguntas del cuestionario existen otras formulaciones que también permiten ver el poco predicamento que tiene ahora la opción independentista. En una pregunta con 4 opciones (estado independiente, comunidad autónoma, estado federal y sin autonomía), sólo un 30% afirma por el estado independiente. Para situar una referencia, son menos de los que optan por el estado autonómico, 36%. Y aún, en una tercera pregunta sobre si querría o no un estado independiente, un 40% responde que sí, en línea con el resultado de la pregunta del referéndum. Por tanto, no solo a medida que pasa el tiempo se retroceden posiciones, sino que, además, aumenta la distancia con los que no quieren la independencia.
Las consecuencias políticas de estos resultados, que no son una sorpresa porque es una tendencia que viene de meses atrás, pero en todo caso sí significan un punto y aparte por la magnitud de las cifras, descalifica la estrategia de ERC, que se fundamenta en la idea de que con el paso del tiempo y la negociación con Madrid, el independentismo crecería. Ocurre todo lo contrario y se demuestra que paradójicamente el mejor antídoto para reducir el independentismo son los propios seguidores de la idea o al menos aquellos que dicen que la llevan a cabo desde responsabilidades políticas. Las cifras señalan que no queda demasiado lejos la fecha en la que ERC se olvide del hecho independentista y actúe como lo que en realidad es y hace, como un partido autonomista de izquierdas fiel a sus alianzas con España y comprometido con el mantenimiento del gobierno español.
Sin embargo, una mayoría de los votantes de ERC, el 82%, se consideran independentistas, por un 93% de JxCat. Pero claro, este concepto cada vez tiene menos significación operativa, y habría que preguntarse -como se hace con las encuestas sobre las confesiones religiosas- si son independentistas practicantes, o es un calificativo al que se apuntan sin que esto tenga ninguna consecuencia práctica.