Sánchez, que fue derrotado en las urnas, puede haber ganado las elecciones porque tiene más posibilidades de formar gobierno que Núñez Feijóo. Y como las previsiones eran mucho más negativas, el entusiasmo se ha adueñado de los gobernantes socialistas.
Es lógico. El PP tiene un posicionamiento que le hace muy difícil gobernar pese a que saque un número importante de votos. Ahora ha sido más visible porque ha quedado primero, pero de hecho en los últimos años la centroderecha saca un número muy importante de votos, pero no se traducen en escaños suficientes. Y esto se debe en gran parte porque hay entre 20 y 25 escaños nacionalistas que dan una base sólida con la que pactar a Sánchez y son totalmente refractarios en el PP. Es también el coste de la desaparición de CiU. Pero éste es todo otro tema.
Ahora mismo la necesidad de Vox hace incompatible al PP con el PNV y CC, y a la inversa. De acuerdo con este escenario, el PP seguiría estando lejos del gobierno, como ha ido ocurriendo desde la recuperación de la democracia en la que sólo ha tenido dos presidentes, Aznar y Rajoy. El primero logró el gobierno gracias a CiU tras quedar como primera fuerza, como Núñez Feijóo. El segundo se vio despojado del cargo por una moción de censura, precisamente gracias al apoyo a esta iniciativa de los herederos de CiU.
Pero todo ese panorama favorable al nuevo PSOE, que primero con Rodríguez Zapatero y después con Sánchez, se ha configurado, toca también con una muy difícil realidad.
La primera gran cuestión es formar gobierno. Tendrá que hacer una coalición gubernamental no con un partido, sino con 8 organizaciones políticas distintas, porque a menudo se olvida que Sumar no es una sola organización partidista. Está formada por UP, que ahora tiene 5 escaños, IU (5), Mas País (5), la coalición de Compromís (4), En Comú (7), la Chunta Aragonesista (1), Más Baleares (1) y, este sí, el partido calificado de movimiento Sumar que es el único bajo el control directo de Yolanda Díaz y que tiene 10 escaños.
Hacer un gobierno que funcione con toda esa amalgama es insólito, por difícil en Europa. Pero es que además necesitará una coalición parlamentaria permanente en la que al menos deben participar los dos partidos nacionalistas vascos, ERC, y posiblemente el BNG y eso significa llegar a los 11 o 12 partidos coaliados, que además para las cosas más importantes como los presupuestos, deberá contar con el visto bueno de JxCat y, por tanto, con Puigdemont.
Que cada uno saque su propia conclusión. Pero, además, una vez formado este gobierno de «100 patas», tendrá un escenario muy adverso. El viento de cola que ha significado la inflación para las finanzas gubernamentales se verá muy mermado o desaparecerá por completo. El dinero y sobre todo las expectativas de los fondos Next Generation ya no funcionarán en el mismo sentido. El gasto dejará de tener barra libre como hasta ahora. Y en resumidas cuentas y como mínimo tendrá que afrontar estos 10 problemas:
- Menos recaudación del estado.
- Fracaso de los fondos europeos, aún no solicitado el primer pago de 10.000 millones de 2023. Y debe renegociar muchas de las condiciones que asumió, como la de los peajes, si desea recibir el resto de fondos. También debe hacer efectivo el control del déficit. Y ésta es la tercera cuestión:
- Se verá obligado a reducir gasto para mejorar la salud de las finanzas que se verán agravadas
- Por la creciente subida de los tipos de interés y, por tanto, el fuerte endeudamiento español tendrá una factura mucho más alta.
- Asimismo, deberá absorber el gasto que ha realizado en este ejercicio y que ha desplazado al futuro, es decir, para 2024 y años siguientes, y en este mismo sentido verá cómo va creciendo la nómina del estado debido a la contratación masiva que ha efectuado.
- Todo esto puede verse agravado por la incierta solución dada para equilibrar el gran gasto en pensiones: la de grabar el coste del trabajo, lo que se conoce como la cuña fiscal, que se traduce como un impuesto en el trabajo en un país con un gran paro que tenderá a aumentar en la medida en que no logre equilibrar las pensiones.
- El mercado de trabajo se deshinchará y además pasado el verano el peso muerto de los fijos discontinuos, que cuentan como trabajadores, pero que en realidad no están contratados, aflorará con mucha fuerza.
- El mal funcionamiento de la administración del estado empezando por el estado de derribo de la justicia deberá ser abordado sin dilaciones.
- Los grandes compromisos contraídos a lo largo de las dos campañas electorales, la de mayo y julio, pasarán factura o acentuarán la fama de insolvente de Sánchez.
- Por último, ante este marco de problemas la presión no siempre convergente de la docena de socios y coaliados creará una gran dificultad añadida.
La victoria de Sánchez se ha producido pero la política siempre fluye como un río y no está claro que en este caso su curso no acabe estrellándose contra las rocas.