La imagen habitual del PSOE no es la que corresponde a su realidad histórica de casi 150 años de duración, marcada por una orientación fuertemente insurreccional y contraria a la práctica de la democracia liberal
Sánchez está recuperando esa tradición. Lo hizo a lo largo de su mandato y lo acentúa ahora, tras su regreso del «punto y aparte».
Sus declaraciones sobre el law fare y contra los jueces y los medios de comunicación hostiles son un ejemplo que aún se hace más evidente en la forma en que está participando en la campaña electoral en Cataluña y cómo ha agitado a los sindicatos UGT y CCOO este 1 de mayo, que han convertido a las tradicionales manifestaciones en un acto político de apoyo a Sánchez. Tampoco es tan raro, ambos sindicatos dependen de una forma decisiva de las transferencias del estado y Sánchez se ha encargado de que estas sean satisfactorias.
La Transición española, primero, y el gobierno de Felipe González, después, han hecho olvidar que la trayectoria histórica del PSOE y de UGT habían sido bien distintas.
A lo largo del franquismo ambas organizaciones estuvieron casi desaparecidas y el papel hegemónico de la izquierda fue desempeñado por el partido comunista y más tarde el añadido de CCOO.
No fue hasta la Transición cuando el grupo andaluz del PSOE, liderado por Felipe González y Alfonso Guerra, lograron ganar protagonismo superando las intromisiones de los exiliados y con una fuerte ayuda económica y política de la socialdemocracia alemana, que veía en aquellos jóvenes socialistas el mejor antídoto para una victoria comunista como la que, de hecho, se estaba produciendo en Portugal en 1974 con la Revolución de los Claveles.
El resultado es bien conocido. Franco murió en 1975 y en 1982 ya gobernaba Felipe González y lo hizo ininterrumpidamente a lo largo de 14 años.
Lideró tres grandes transformaciones:
Una, la aceptación de la monarquía como régimen porque el PSOE a lo largo de toda su historia había sido virulentamente republicano.
La segunda transformación fue la exclusión del marxismo de los principios que informaban al socialismo español. Seguir así los pasos de la social democracia alemana y el llamado programa de Godesberg de 1959.
El tercer gran cambio fue la plena asunción de la OTAN y la entrada de España en esa organización militar.
Estos grandes cambios transmutaron el PSOE histórico y lo homologaron a la socialdemocracia centroeuropea, mucho más que la francesa. Además, si Suárez y UCD hicieron posible la democracia, simplificando mucho el hecho, Felipe González y el PSOE la consolidaron y dotaron de dimensión social y racionalidad económica. Todo explica los 14 años de gobierno de González hasta la derrota de 1996 y el triunfo por la mínima de Aznar, que gobernó gracias al pacto con Jordi Pujol.
Pero esta actuación marcada por el liderazgo de González es una excepción, una vez que ese partido se deshizo del factor de moderación que también tenía su fundador, Pablo Iglesias, sobre todo a partir de la primera y segunda década del siglo XX, asumió los vientos revolucionarios que corrían por Europa y reflejaban el éxito de la revolución bolchevique en Rusia. En el terreno sindical, la competencia con la CNT también hace influyendo en el desarrollo de una concepción insurreccional.
Hay dos fechas que marcan profundas crisis en la política española porque destruyeron las condiciones para una democracia estable en España. Ambas son protagonizadas por el PSOE y UGT
La primera es la de 1917 y el intento de una huelga general revolucionaria para acabar con el régimen monárquico de Alfonso XIII con el apoyo de la CNT. El resultado fue el fracaso, pero dejó muy deteriorado ese régimen constitucional y la inestabilidad de los años siguientes y el «trienio bolchevique» abrió la puerta a la dictadura de Primo de Rivera.
La segunda fue la revolución de 1934 o la huelga general revolucionaria que tuvo como foco a Cataluña y sobre todo Asturias donde el enfrentamiento armado fue terrible y cruento. Los socialistas contaron con el apoyo del entonces minúsculo Partido Comunista y como en 1917 de la CNT y ahora también de la FAI. Este hecho fue una insurrección contra el gobierno democrático de la República formado por el partido radical y la CEDA y significó un golpe demoledor para la credibilidad democrática de la Segunda República, de la que precisamente el PSOE había sido uno de los principales impulsores y acentuó la polarización preparando las condiciones para la insurrección militar posterior y la Guerra Civil.
Volvamos al presente.
El gobierno de Rodríguez Zapatero no fue un despliegue de la visión de la socialdemocracia de González y Pérez Rubalcaba, sino que ya introdujo elementos de ruptura que ahora Sánchez ha llevado a las últimas consecuencias, incluso emulando el pacto republicano de San Sebastián contra la monarquía con los partidos catalanistas de izquierdas, pero ahora más radicalizado con la presencia de Bildu.
Esta visión iliberal de la democracia y del Estado de derecho pide entender que sus obligaciones y deberes solo pueden jugar en favor de sus visiones políticas e intereses como partido que, como ha explicado Sánchez, son los que representan a la inmensa mayoría del pueblo español contra los de arriba, recuperando así la formulación que lanzó al éxito a Pablo Iglesias y Podemos.
No es en vano que los asistentes al mitin de Sant Boi de Llobregat de Pedro Sánchez tuvieran como grito aclamatorio «sí se puede». Una nueva transmutación histórica del PSOE está en marcha.
No es en vano que los asistentes al mitin de Sant Boi de Llobregat de Pedro Sánchez tuvieran como grito aclamatorio Sí Se Puede. Una nueva transmutación histórica del PSOE está en marcha Share on XRecuerda:
Día: Miércoles, 8 de mayo de 2024
Hora: 19 h.
Puedes acceder a la sesión mediante este enlace Zoom:
https://us02web.zoom.us/j/6304386212?pwd=QUtSaDd4RTUzOUNrTzg4am9XbFdYZz09
ID de reunión: 630 438 6212
Código de acceso: 592345