Muchas de las medidas acordadas por la coalición de gobierno Sánchez-Díaz inciden sobre la empresa, como la de reducir la jornada laboral y otras más, a las que se añaden las promovidas antes, como el aumento de costes por ocupado para equilibrar el déficit de la Seguridad Social.
La mayoría de medidas cogidas una a una son buenas porque dan cosas. ¿Quién puede negar que trabajar menos cobrando lo mismo no es un desiderátum? El problema es que las medidas económicas tienen consecuencias que pueden ser más negativas que los bienes que inicialmente aportan.
Precisamente una de las características del populismo, y esto es el peronismo, consiste en adoptar medidas sin evaluar sus consecuencias, simplemente porque dan votos. Y el nuevo pacto de gobierno tiene mucho de ello, por lo que olvida uno de los estrangulamiento decisivos de la economía del país y aún puede hacerlo más ahogador. Se olvida de la productividad y de cómo las medidas decididas pueden empeorarla.
La productividad es una medida de la eficiencia con la que se utilizan los recursos para producir bienes y servicios. La productividad en España ha sido tradicionalmente baja en comparación con otros países de la Unión Europea, lo que afecta al crecimiento económico, a la competitividad y al nivel de vida. Según los datos de Eurostat, la productividad por hora trabajada en España en el 2020 fue de 36,8 euros, frente a los 45,1 euros de media de la UE-27. Esto significa que los trabajadores españoles producen menos valor añadido por cada hora de trabajo que sus homólogos europeos.
La productividad total de los factores (PTF) es una medida más amplia de la productividad, que contempla no sólo el trabajo y el capital, sino también otros factores como la tecnología, la calidad de la mano de obra, el clima, etc. La PTF refleja el efecto de las economías de escala, innovación y eficiencia en el proceso productivo. La PTF en España también ha sido inferior a la media europea durante las últimas décadas, lo que indica que existe margen de mejora en el uso de los recursos disponibles. Según el Banco Mundial, la PTF en España creció un 0,4% anual entre 2010 y 2019, mientras que en la UE-27 lo hizo un 0,7%. Esto significa que España ha avanzado menos que otros países en términos de incorporar nuevas tecnologías, mejorar la calificación de los trabajadores o adaptarse a los cambios del entorno.
Datos de productividad laboral por hora trabajada
Año España Eurozona UE-27
2022 57,2 73,7 65,4
2021 56,2 73,2 65,2
2020 53,7 71,1 63,1
Datos de productividad total de los factores (PTF)
Año España Eurozona
2022 87,8 100
2021 86,8 99,9
2020 84,6 97,7
El problema de la productividad en España es multifactorial. Entre los factores que lo explican se encuentran:
- Estructura productiva: España tiene una estructura productiva basada en el sector servicios, menos productivo que el sector industrial.
- Tamaño de las empresas: España tiene una gran proporción de pequeñas y medianas empresas (pymes), que suelen ser menos productivas que las grandes empresas.
- La innovación: España tiene un déficit en innovación, ya que invierte menos en I+D que otros países de la UE.
- Capital humano: España tiene un nivel de formación de la población relativamente bajo, lo que limita el potencial de crecimiento de la productividad.
- La formación: España tiene un nivel de formación de la población activa inferior al de los demás países de la UE.
Marco regulador
El marco regulador en España puede ser un obstáculo para la inversión y la innovación, lo que también afecta a la productividad. El pacto Sánchez-Díaz, no sólo no aborda estas cuestiones, sino que empeora las condiciones al encarecer por varias vías, una de ellas la reducción de la jornada laboral, los costes de producción.
Es saludable trabajar menos sin que se resienta el bolsillo. Pero si la consecuencia es poner al límite o hacer desaparecer actividad empresarial, sobre todo trabajadores autónomos con asalariados y micro y pequeña empresa, si actúa como un freno o excusa para no incrementar los salarios, disuade a la nueva contratación, o es un estímulo a hacer trampas en el mercado laboral, fraccionando los contratos, no contabilizando las horas extras, como hacen ahora un sector tan visible y destacado por sus relaciones con la administración, como son las consultoras, entonces la pretendida ventaja se convierte en un mal.
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