El pasado domingo se celebraron elecciones legislativas en Portugal, en las que el primer ministro saliente, el socialista António Costa, obtuvo una victoria decisiva.
A diferencia de la anterior legislatura, el Partido Socialista (PS) portugués podrá gobernar solo con mayoría absoluta.
Una mayoría absoluta conseguida eso sí por la mínima (117 de los 230 escaños), que le permitirá prescindir de sus aliados de extrema izquierda que se negaron en octubre a aprobar los presupuestos de Costa, provocando elecciones anticipadas.
El resultado constituye pues el visto bueno de buena parte del electorado portugués al PS, que obtuvo cerca del 42% de los votos.
Pero la victoria de los socialistas de Costa ha sido posible gracias a la transferencia masiva de votos del Bloque de Izquierda (BE) y de los comunistas de la CDU hacia los socialistas, y no porque las izquierdas hayan atraído a nuevos votantes.
Los socialistas sólo han obtenido 40.000 votos «nuevos», comparados con unos 340.000 provenientes de los partidos de extrema izquierda
De hecho, a pesar de una participación que se incrementó un 10% respecto a 2019, los socialistas tan sólo han obtenido 40.000 votos “nuevos”, comparados con unos 340.000 provenientes de los partidos de extrema izquierda BE y CDU.
En realidad, las fuerzas políticas que han ganado más votos han sido las derechas.
Reunidos, los partidos de derechas han ganado medio millón de votos más que en los anteriores comicios, siendo los más beneficiados por el aumento de la participación.
Una participación que sin embargo sigue siendo baja por los estándares europeos: el domingo sólo votaron el 58% de los electores portugueses, comparados por ejemplo con el 66% que lo hicieron en las últimas elecciones generales españolas.
Destaca el adelanto de Chega (“Basta”) de André Ventura, que ha subido de un solo diputado a 12
En términos de distribución de los votos entre los partidos de derechas, destaca el adelanto de Chega (“Basta”) de André Ventura, que ha subido de un solo diputado a 12 . Chega se convierte así en la tercera mayor fuerza del parlamento portugués.
Estrechamente vinculado con Vox, Chega es un partido nacionalista, socialmente conservador y económicamente liberal que ha hecho énfasis durante la campaña en la corrupción que salpica al país vecino. Es también la primera fuerza política que reivindica ciertos aspectos del régimen salazarista que gobernó el país entre 1933 y 1974.
Por estos motivos, Chega recibe a menudo la etiqueta de fuerza de “extrema derecha” por parte de sus rivales políticos y mayoría de medios mainstream.
En cualquier caso, además de conseguir movilizar a electores que hasta ahora se abstenían, Chega también ha recogido votos de otras formaciones de la derecha tradicional e incluso de antiguos comunistas. Este fenómeno se produce especialmente en el Alentejo, región agrícola en el sudeste de Lisboa.
En cuanto al Partido Social-Demócrata (PSD), la gran formación política del centro-derecha portugués pese al nombre, su candidato Rui Rio no ha logrado ningún avance significativo. El PSD ha perdido 3 escaños a pesar de haber aumentado un 3% sus votos.
Rio adoptó durante la campaña el mismo discurso que el PS contra Chega, llegando a afirmar que preferiría aliarse con los socialistas antes que con el partido de Ventura. Una estrategia que parece haber jugado en su contra, desviando el voto de derechas hacia otras opciones que los electores han juzgado más útiles.
De hecho, aparte de Chega, el otro gran beneficiado de la tibieza de Río ha sido Iniciativa Liberal (IL) , que ha subido de un solo a 8 escaños, situándose como cuarta fuerza parlamentaria.
IL es un partido que como Chega adelanta al PSD por el flanco derecho. En su caso, IL pone énfasis en la liberalización de la economía portuguesa y en la reducción de la burocracia.
Cabe también destacar que el partido demócrata-cristiano portugués, el CDS, ha desaparecido del panorama político al pasar de cinco a ningún escaño. Muchos antiguos miembros del CDS se han pasado en Chega.
De confirmarse, sería el fin de uno de los primeros partidos de derechas que aparecerían después de la Revolución de los Claveles de 1974.
Tradicionalmente, los demócrata-cristianos del CDS han sido clave para que las derechas gobiernen Portugal.
Por ejemplo, el CDS permitió al PSD mantenerse en el poder entre 2011 y 2015 durante las importantes reformas que llevó a cabo el primer ministro Pedro Passos Coelho y que paradójicamente han permitido a los socialistas de Costa gobernar serenamente.
El PSD puede considerarse como el principal perdedor de las elecciones
En definitiva, el PSD puede considerarse como el principal perdedor de las elecciones en Portugal al haberse demostrado incapaz de articular una alternativa a los socialistas. El presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa, proveniente de este partido, sale igualmente debilitado.
Con el CDS moribundo, el tiempo dirá si las derechas alternativas de Chega e IL desplazan definitivamente al PSD como columna vertebral de las derechas portuguesas.