Un gran clásico del canon occidental es la Divina Comedia de Dante, quizás una de las diez mejores obras, y por eso, es un clásico; su influencia en la literatura y en el pensamiento se mantiene hasta nuestros días. Su simbolismo y su mezcla de elementos religiosos, filosóficos y poéticos, y el acierto en cómo lo presenta, su calidad expositiva; Dante es el creador del italiano actual como lengua unificada, lo que la convierte en una obra única.
A grandes rasgos, La Divina Comedia de Dante Alighieri, un poema épico escrito en el siglo XIV, narra el viaje del poeta a través de los tres reinos del otro mundo: Infierno, Purgatorio y Paraíso. La obra es una alegoría sobre el viaje del alma en busca de la redención y explora temas como el pecado, la justicia y la salvación en una estructura detallada y simbólica que refleja la cosmología medieval.
La historia comienza en el Infierno, donde Dante se encuentra perdido en una oscura selva y es guiado por el poeta romano Virgilio. Juntos descienden por los nueve círculos del Infierno, cada uno reservado a distintos pecados con castigos específicos que reflejan la naturaleza de cada pecado. El Infierno culmina con el encuentro de Lucifer, quien castiga a los traidores en el centro helado.
Tras abandonar el Infierno, Dante y Virgilio suben al Monte del Purgatorio, una montaña que representa la penitencia y la purificación. Aquí, las almas arrepentidas expían sus pecados antes de poder alcanzar el Paraíso. El Purgatorio está dividido en siete terrazas, cada una correspondiente a uno de los pecados capitales (soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria). A través de penitencias y reflexiones, las almas se preparan para la redención. En la cima de la montaña, Dante se encuentra con Beatriz, su amor platónico y símbolo de la fe, quien lo guía al Paraíso.
El Paraíso está estructurado en nueve cielos concéntricos que representan distintos grados de virtud y culmina en el Empíero, la morada de Dios. Cada cielo está habitado por almas que alcanzaron la perfección en su vida, y a medida que Dante asciende, explora conceptos teológicos y filosóficos cada vez más profundos. En el Empíero, Dante experimenta una visión de Dios en toda su gloria y siente la plenitud del amor divino.
Me gustaría haberme preguntado por la relación de nuestros políticos con el Cielo, pero se me hacía difícil ver credibilidad, mientras que en el Infierno dantesco, los prototipos políticos afloran a raudales.
Te invito a recorrerlo y que tú mismo asignes el lugar de los políticos que conoces. Y, por supuesto, si alguno es digno del Cielo, no te abstengas de calificarlo en estos términos.
El Infierno se presenta en la Divina Comedia como una estructura en forma de embudo descendente, dividida en nueve círculos concéntricos, cada uno reservado a distintos tipos de pecados. A medida que Dante y su guía, Virgilio, descienden, los castigos se vuelven más intensos, representando la gravedad creciente de cada pecado. Aquí están los círculos y los pecados en orden:
- Primer Círculo: Limbo
- Aquí están las almas de los no bautizados y de los virtuosos paganos, que no cometieron pecados pero no conocieron la fe cristiana. Su castigo es vivir eternamente separados de Dios. ¿Qué políticos paganos, hay bastantes, son virtuosos? Aquí se tiene un buen ejercicio de reflexión.
- Segundo Círculo: Lujuria
- Este círculo alberga a aquellos dominados por la lujuria. Son castigados siendo arrastrados eternamente por un huracán, símbolo de la pasión que les gobernó en vida. Aquí podríamos ya situar nombres concretos y algunos de gran actualidad.
- Tercer Círculo: Gula
- Los glotones son castigados bajo una lluvia constante y fría, rodeados de barro y vigilados por Cerbero, el monstruo de tres cabezas. Esto representa su indulgencia excesiva.
- Cuarto Círculo: Avaricia y prodigalidad
- Este círculo contiene los avaros y pródigas, que en vida fueron excesivos al acumular o gastar dinero. Su castigo es empujar enormes pesos, chocando constantemente unos con otros. Aquí abundan, pero se mezclan con otros pecados más graves que pertenecen a niveles inferiores.
- Quinto Círculo: Ira y pereza
- En este círculo están los airados, sumergidos en el pantano del río Estigia, donde luchan entre ellos. Los perezosos, en cambio, están sumergidos bajo el agua, simbolizando su falta de actividad en vida. Hablar de pereza es difícil, pero sobre la ira la vemos brillar como relámpagos en cada sesión del Congreso.
- Sexto Círculo: Herejía
- Los herejes, que en vida negaron doctrinas clave de la Iglesia, están sepultados en tumbas de fuego. Esto representa la «muerte eterna» que la herejía supone para la fe cristiana. Bien, esto no está demasiado de moda, y como para ser hereje primero hay que ser creyente, poco habitado estaría por parte de nuestros políticos.
- Séptimo Círculo: Violencia Las dos primeras zonas por fortuna no abundan, pero la tercera, muy políticamente incorrecta, está francamente poblada.
- Este círculo está dividido en tres zonas, cada una correspondiente a un tipo de violencia:
- Violencia contra el prójimo: Los homicidas y saqueadores, sumergidos en un río de sangre hirviendo.
- Violencia contra uno mismo: Los suicidas, transformados en árboles torcidos, rasgados por las Harpías.
- Violencia contra Dios (blasfemos), la naturaleza (sodomitas) y el arte (usureros): Todos se encuentran en un desierto de arena ardiente, con fuego cayendo del cielo.
- Este círculo está dividido en tres zonas, cada una correspondiente a un tipo de violencia:
- Octavo Círculo: Fraude (Malebolge) En este, el detalle facilita la identificación: seductores, aduladores, ¡Ah! Corruptos, una gran especialidad política, hipócritas, consejeros fraudulentos y sembradores de discordia. Sin duda el octavo círculo es el de la política de hoy en día.
- Este círculo está subdividido en diez fosas (bolges), cada una reservada a diferentes tipos de fraude:
- Primera Fosa: Seductores y proxenetas, que son azotados por demonios.
- Segunda Fosa: Aduladores, sumergidos en heces.
- Tercera Fosa: Simoniacos, enterrados boca abajo con los pies en llamas.
- Cuarta Fosa: Adivinos, que tienen la cabeza girada atrás.
- Quinta Fosa: Corruptos, sumergidos en brea hirviente.
- Sexta Fosa: Hipócritas, vestidos con capas de plomo doradas.
- Séptima Fosa : Ladrones, atacados por serpientes que los transforman.
- Octava Fosa: Consejeros fraudulentos, rodeados en llamas.
- Novena Fosa: Sembradores de discordia, heridos repetidamente por demonios.
- Décima Fosa: Falsificadores (alquimistas, perjuradores, falsificadores de monedas y personas).
- Este círculo está subdividido en diez fosas (bolges), cada una reservada a diferentes tipos de fraude:
9. Noveno Círculo: Traición (Cocito). Éste, en contrapartida con el anterior, es muy selectivo; creo que hay pocos habitantes políticos, pero quizás me equivoco, sobre todo porque el sentido de la traición cambia mucho según el bando al que se esté adscrito.
- Este círculo está dividido en cuatro zonas según el tipo de traición:
- Caína: Traidores a la familia, congelados en el hielo hasta el cuello.
- Antenora: Traidores a la patria o al partido, también congelados, pero algunos pueden mover la cabeza.
- Polemea: Traidores a los huéspedes, congelados con la cara hacia arriba.
- Judecca: Traidores a sus benefactores, completamente sumergidos en el hielo.
- Este círculo está dividido en cuatro zonas según el tipo de traición:
En el centro de este círculo se encuentra Lucifer, encarcelado en el hielo, con tres caras que mastican eternamente a Judas Iscariote, Bruto y Case, como máximo castigo por su traición.
Esta estructura del Infierno refleja una escala moral en la que cada pecado recibe un castigo proporcional a su naturaleza, siguiendo la filosofía medieval de justicia divina de Dante.
Y la última consideración, y ésta totalmente seria: si aún no lo ha hecho, lea la Divina Comedia. Seguro que encontrará una edición a su antojo. Le recomendaría alguna versión comentada, que, además, puede encontrarse gratis en internet, aunque, en este caso, nada como la textura del libro para sumergirse en él.