- Tiene a la parte del estado que no depende de sus nombramientos, en contra. La imagen del rey en su toma de posesión fue muy explícita, como ya fue cuando la presidenta del Congreso le comunicó la investidura de Sánchez. El rey es un jefe de estado dotado de poderes casi inexistentes y, por tanto, la única forma que tiene de poner de relieve su punto de vista es poniendo la cara. Y ésta pagaba. Más que el nombramiento de un primer ministro parecía asistir al inicio de una fuerte discusión.
- Jueces y altos funcionarios del estado. La oposición a las medidas de Sánchez sobre la amnistía son ampliamente mayoritarias. Y de hecho, ya vienen recalentadas por su trayectoria anterior de escaso respeto por la independencia judicial.
- Gobernará con más de la mitad del país en contra. Y éste no es un dato menor. De hecho, las dos últimas encuestas (la última de GAD3 de 20 de noviembre) señalan que el apoyo del gobierno en términos porcentuales se sitúa en torno a algo más del 40%, lo que significa que dada la participación recibe el apoyo del orden del 27% de los ciudadanos. De hecho, la última encuesta le otorgaría sólo 139 diputados, muy lejos de la mayoría absoluta; 111 del partido socialista y 28 de Sumar.
- El resultado de Cataluña. Como se apuntaba en la información de ayer, Catalunya, que es la despensa de votos de Sánchez debido a la ventaja en escaños que el PSC le quita al PP, pasaría a “normalizar” la situación, reduciendo esa diferencia y consecuentemente haciendo inviable o muy difícil obtener el número de diputados que ahora tiene, porque además Sumar, en Comú Podem retrocederían.
- Internacional. El pacto de investidura no ha tenido buena prensa en el ámbito internacional. De hecho, en Europa el único que ha destacado con su felicitación ha sido el canciller alemán Olaf Scholz, pero al mismo tiempo la mayor parte de los medios de comunicación de ese país criticaban la situación política española y los pactos que ha llevado a término para conseguirla. Este sentido crítico es casi unánime y bastante compartido en otros países. En Francia, un diario de los intelectuales de izquierda y emblemático en la política española, Le Monde, cargaba fuertemente contra Sánchez y publicaba un artículo muy crítico de Manuel Valls. La cadena de información internacional LCI calificaba de “delirante” lo que ocurría en España. Y algo parecido ocurría en la cadena de radio Europe-1. En Italia, por supuesto, las críticas han sido generalizadas y no sólo porque la posición de Meloni y la de Sánchez sean difícilmente conciliables, sino porque la visión política italiana no entiende los pactos con los independentistas. Sólo en Reino Unido se mantienen las opiniones favorables y desfavorables en el eje izquierda y derecha. Los medios prolaboristas son favorables y los conservadores son contrarios. Aunque los periódicos más emblemáticos, como The Times y The Financial Times, sin hacer sangre presentaban unos malos augurios. En EEUU no es que los problemas españoles encuentren gran relevancia en los medios de comunicación, pero la poca que han tenido ha sido más bien o puramente descriptiva o totalmente negativa. El resumen sería que el entorno internacional no celebra el nuevo gobierno de coalición ni los apoyos parlamentarios que necesita. Y si a esto se le añaden detalles como los de haber tardado dos semanas en felicitar la victoria de Meloni en Italia, que ahora y de momento se niega a felicitar a Mieli en Argentina, pese a los importantes intereses de España en ese país, y que en el momento de guerra en Israel ha situado a una ministra de origen palestino en un ministerio que apenas llega a dirección general, infancia y juventud, tendríamos un panorama francamente adverso.
- Los incentivos para que JxCat haga caer al gobierno son relevantes. Primero, porque el pacto puede salvar muebles de Puigdemont, puede producir la gara-gara de un sector del empresariado, lo que siempre reconforta a la psicología de los exconvergentes, pero si se confirman los primeros indicios demoscópicos le resultará un desastre electoralmente y la vuelta de Puigdemont no le serviría para ganar las elecciones. En contrapartida, aprovechar el incumplimiento que con toda certeza se producirá, derribar al gobierno e ir a nuevas elecciones, es muy posible que reavivara a Junts electoralmente y le permitiera optar a la Generalitat con posibilidades de éxito. Naturalmente, todo esto no ocurrirá hasta que se hayan producido las elecciones europeas a mediados del próximo año y las del País Vasco. Por tanto, Sánchez tiene asegurados 6 ó 7 meses de vida.
- La situación en el País Vasco. Si el PNV pierde las elecciones, la posibilidad de que Bildu llegue al gobierno con un entendimiento con el partido socialista y el poquito de Sumar, parece una posibilidad. Si se produjera, el PNV dejaría de ser amigo de Sánchez. Pero el riesgo existe también en sentido contrario. Si Sánchez no apoya a Bildu, esta formación puede crearle problemas.
- La prueba de fuego de las elecciones europeas. El 9 de junio de 2024 se producirán las elecciones al Parlamento Europeo. Será una prueba de fuego para Sánchez. Si registra una derrota clamorosa lo tendrá muy difícil para seguir aguantando, aunque naturalmente ésta será su decisión. Pero será un factor determinante en la inestabilidad del gobierno actual.
- El poder territorial a manos del PP. En el estado autonómico español, muchas competencias están en manos de sus respectivos gobiernos y este hecho limita y condiciona en gran medida la acción del gobierno español. De hecho, existen ministerios que pese a su denominación tienen competencias residuales. Es el caso de Sanidad, que poco puede hacer en la gestión diaria, que es la que valoran los ciudadanos. Pero también ocurre en otros ámbitos como vivienda, servicios sociales, educación y un largo etcétera. El hecho de que el PSOE haya quedado reducido a la mínima expresión dificultará en gran medida lo que Sánchez pueda hacer.
- El castigo de los compromisos contraídos. Sánchez se ha comprometido con tantos partidos y con tantos objetivos simultáneamente, que cumplirlos será un trabajo endemoniado que necesitaría una cuidadosa capacidad gubernamental, pero he aquí que la heterogeneidad y dificultad que impone la coalición que apoya al actual presidente del gobierno ha hecho que los nuevos gobernantes estén marcados por su condición de «políticos» en el mejor y peor de los sentidos. Y esto no augura la capacidad de cumplir con los compromisos contraídos, los tangibles, más si se considera que el actual gobierno arrastrará una situación insoportable de mal funcionamiento de la administración marcada sobre todo por “el vuelva usted mañana” digital.
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