¿Por qué Sánchez no ha presentado una moción de confianza tras el hecho insólito de paralizar el gobierno de España durante 5 días y someterlo a un descrédito de los titulares de la prensa internacional, como el propio Enric Juliana, el mejor constructor del relato apologético del sanchismo, ha reiterado en La Vanguardia?
No nos engañemos, el público, el gran público ya sabía que Sánchez no dejaría el coche oficial, pero al mismo tiempo esperaba un «retorno» con mayor impacto: la presentación de una moción de confianza porque todos los socios habían anunciado su voluntad de apoyarle.
¿Por qué no lo ha hecho?
Uno de los que más buena voluntad ha manifestado es ERC, aliado incondicional y voto sumiso de Sánchez en el Congreso, pero he aquí que la otra contraparte catalana, Junts + Puigdemont, no manifestaba tanto entusiasmo en el voto y ahí radica el problema. El dicho dice que «un gato escaldado con agua tibia ya tiene suficiente», y Sánchez salió escaldado de la gente de Puigdemont en la votación de la ley sobre la amnistía, cuando contra todo pronóstico y apartándose del guión, Junts votó contra la primera versión y no paró hasta que logró una enmienda a la totalidad poniendo en evidencia a Sánchez.
Y ahora el presidente del gobierno quería evitar recaer en el mismo problema y aumentar más la tensión en sus filas, porque Junts tenía en cartera alguna reivindicación importante a cambio de su voto. La de la bilateralidad en la financiación económica, o bien legislar un poder judicial catalán, o concretar la ley orgánica que debería regular el traspaso en inmigración teóricamente pactado, pero que permanece en el limbo de los incumplimientos.
Sánchez ha preferido rozar el ridículo del «parto de los montes», 5 días de crisis, para acabar diciendo que sigue sin más, para evitarse la nueva ofensiva de reivindicaciones de Junts.
Naturalmente, éste no hacer nada más no significa que no lleve a cabo su propósito de conseguir un mejor control de jueces y medios de comunicación, porque esta cuestión va ligada a su voluntad de permanecer en el poder, hasta que él decida lo contrario.
Pero todas estas cuestiones no pueden hacer olvidar el origen del problema, según el propio Sánchez. Las falsedades de las acusaciones sobre su esposa, Begoña Gómez. Lo sorprendente del caso es que si todo lo que han publicado los medios y la denuncia de Manos Limpias es un libelo, ¿por qué no se ha anunciado ninguna acción jurídica en contra del mismo? Si es una falsedad tan grande, si es en definitiva una difamación, el Código Penal da recursos sobrados para defender el buen nombre de una persona, y más si esta es la esposa del presidente del gobierno.
Pero nada de eso se ha realizado, al menos hasta ahora.
Entre las cuestiones planteadas existe una de importante que el gobierno no ha desmentido: la existencia de una carta de recomendación de la señora Gómez a favor de una empresa con la que mantiene vínculos económicos, que se presentaba a un concurso del gobierno, que finalmente ganó a pesar de tener una baja puntuación objetiva. Quedó primera gracias a la extraordinaria evaluación que en la vertiente subjetiva hizo la administración.
Nada de todo esto tiene porqué ser un ilícito penal, pero evidentemente todo esto es impropio de la mujer del presidente del gobierno. Porque recordemos que llueve sobre mojado. La carrera profesional, digámoslo así, de Gómez registró un fuerte impulso a partir de que Sánchez llegó a la Moncloa en el 2018 tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Si este hecho se producía en junio de 2018, en agosto, un mes extraño, Begoña Gómez se convirtió en doctora del IE África Center y dos años después pasó de ser una profesora externa de la Complutense de un máster de captación de fondos para ONG a dirigir una cátedra extraordinaria y codirigir dos másteres.
Todo esto, cabe recordarlo, creó malestar en el ámbito universitario porque la mujer del presidente del gobierno no tenía currículum académico y profesional para alcanzar estos cargos. De hecho, era la razón por la que legalmente codirigía el máster porque necesitaba un doctor titulado que cumpliera con los requisitos establecidos, porque Begoña Gómez no es ni siquiera licenciada, no hizo la selectividad y sus estudios se limitan al marketing. Que a partir de esta base pueda dirigir una cátedra y másteres resulta un hecho difícilmente explicable y que no hace otra cosa que dar crédito a las consideraciones sobre el trato de favor.
Todo esto debe ser examinado con cuidado ciñiéndose a los hechos, pero no ocultándolos como hace Sánchez cuando se refugia en el victimismo y el emotivismo.
Si quiere cumplir con su compromiso de contribuir a regenerar la política, una de las primeras cosas que debe hacer es presentar un proyecto de ley que regule, de una vez por todas, las actividades del esposo o la esposa del presidente del gobierno.
Una de las primeras cosas que debe hacer es presentar un proyecto de ley que regule, de una vez por todas, las actividades del esposo o la esposa del presidente del gobierno Share on X