El Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, una ley de familias que es exactamente la misma que preparó Ione Belarra de Podemos. Bustinduy afirma que habrá modificaciones a lo largo de su tramitación en el Congreso. No es un buen precedente.
La ley de Belarra era para la familia una mala ley porque, como todas las suyas, estaba cargada de ideología y carencia de política familiar sustancial. Además, la ley se tramitará por vía urgencia, por lo que una vez más se abusará de este camino que reduce el debate parlamentario, la luz y los taquígrafos, las comparecencias de personas y entidades expertas en el tema y los informes de instancias estatales. Una vez más, como se va haciendo sistemáticamente, será un yo me lo guiso, yo me lo como con lol que el futuro del país es dictado por la ley de la mayoría, y además no sobrada, sin más matices. Es un vicio democrático que ya Alexis de Tocqueville denunciaba al legislar sistemáticamente las normas para todos a base del uso y el abuso de la mayoría. El ministro ha asegurado que a lo largo de la tramitación recogerán el concepto de familia numerosa, que la ley Belarra ha hecho desaparecer. Esperemos.
Uno de los defectos más importantes de la ley es que una vez más no se considera la ayuda universal a la familia por razón del número de hijos, como ocurre en Europa. Por razones también ideológicas, en lugar de establecer este denominador común para todos, con independencia de que después se quieran establecer situaciones particulares, lo que se hace es una perdigonada de medidas en función de cada uno de los tipos de familia que la ley define, y éste es el otro gran problema. La confusión.
En lugar de centrarse en la familia estándar o clásica, la que es aún la más abundante, lo que hace es una tipología por razones ideológicas, donde todo se mezcla y equipara a una familia formada por un matrimonio estable con hijos o una familia numerosa que prácticamente siempre responde a aquellas características en, por ejemplo, una familia monoparental que, por cierto, reciben ayudas extraordinarias.
Legislan de acuerdo a cómo ellos viven sus vidas, no por razón de la realidad y la necesidad del país. Y, sobre todo, crean confusión porque algo es devolver a las familias su valiosa e insustituible aportación, que es lo que hacen las de modelo clásico (hombre, mujer, hijos, estabilidad) con las necesidades de ayuda de una serie de familias que, por su estructura, precisamente en lugar de aportar a la sociedad, como hace el modelo clásico, necesitan que les apoyen para poder salir adelante. Se confunden las políticas de fomento de lo bueno con las políticas paliativas de lo que presenta deficiencias en su funcionamiento.
Desde la década de 1980, varios estudios sociológicos, iniciados por el trabajo pionero de James Coleman, han sugerido que la fórmula de matrimonio antes de tener hijos, estabilidad matrimonial y descendencia está asociada con un mayor éxito social. Esta asociación se ha observado en diferentes países y contextos sociales, lo que la convierte en un tema de interés para investigadores y policymakers .
Evidencia empírica: Los estudios han encontrado que las personas que siguen esta fórmula tienen mayores niveles de educación, ingresos, salud y bienestar que las que no lo hacen. Además, los hijos tienen mayores probabilidades de tener éxito en la escuela, evitar la delincuencia y formar relaciones estables.
Factores que explican la asociación: Existen diversas explicaciones para la asociación entre la fórmula matrimonio-estabilidad-descendencia y el éxito social. Algunas de las más importantes son:
- Mayor estabilidad económica: Las familias con dos padres suelen tener mayores ingresos y una mejor distribución de las responsabilidades domésticas, lo que les permite brindar a sus hijos un mejor ambiente para el desarrollo.
- Mayor apoyo social: Las parejas casadas con hijos tienen una red social más amplia y fuerte, que puede proporcionarles apoyo emocional y práctico.
- Mejores valores y habilidades: Los padres casados suelen transmitir a sus hijos valores y habilidades que les ayudan a tener éxito en la escuela y en la vida.
Naturalmente, como todo lo humano, no se trata de determinismo pero sí de estadística y probabilidades. Aunque la fórmula matrimonio-estabilidad-descendencia no es una garantía de éxito social, la evidencia empírica sugiere que está asociada con una serie de ventajas para las familias y los hijos.
Es importante que las políticas públicas y los programas sociales consideren esta asociación y apoyen a las familias que siguen esta fórmula, así como a aquellas que no la siguen por diversas razones.
Otro aspecto muy grave de la ley es precisamente que acaba de rematarse, porque ya está muy dañado, la figura del matrimonio, al liquidar toda diferencia con las parejas de hecho. El vínculo matrimonial ya está muy dañado por las legislaciones anteriores, sobre todo por el divorcio exprés, el único tipo de contrato que se puede romper sin causa y rápidamente, lo que reduce el compromiso a la nada.
Ahora, ser pareja de hecho o el matrimonio ya no tendrá ninguna de las pocas diferencias que restaban. Pero la evidencia es que se trata de dos vínculos de vida muy distintos. Las parejas de hecho duran mucho menos tiempo, se rompen más, con motivo de la ruptura hace que el feminicidio de pareja sea mucho mayor en este tipo de relación, porque una de sus causas fundamentales es precisamente la ruptura. También tienen menos hijos y también dan lugar a más familias desestructuradas, es decir, familias monoparentales que mayoritariamente después necesitan la asistencia pública para poder salir adelante. Es un error extraordinario.
Es una ley fundamentada en el subjetivismo ideológico del estilo de vida de quienes nos gobiernan, basado en la satisfacción del deseo de la autorrealización sin límites, incentivada con dinero público, del emotivismo más individualista sin contemplar para nada las consecuencias de todo ello sobre el bien común. En definitiva, es una ley prototipo de la sociedad desvinculada. Y además, las familias con hijos continuarán a mucha distancia de las ayudas que reciben en Europa.
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