Este domingo, en Polonia, ha habido elecciones en que se votaba para los ayuntamientos y regiones. Por tanto, unas elecciones de ámbito local, pero que tenían un interés aumentado por el hecho de que se producían después de las elecciones generales del 15 de octubre, que dieron pie a un cambio de gobierno.
Los conservadores del PIS, partido de la Libertad y la Justicia, perdieron el gobierno que ostentaban desde hacía 9 años, porque si bien quedaron claramente los primeros con 194 escaños, no alcanzaron la mayoría absoluta necesaria de 231. Al mismo tiempo, una amplia coalición, la plataforma ciudadana, de la que había sido presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, logró 157 que, unidos a los 65 del partido demócrata cristiano de la tercera vía y de los 26 de la nueva izquierda, le permitieron formar un gobierno y echar de esta manera a la coalición conservadora.
Ahora, se trataba de ver si la crisis provocada en el partido de Ley y Justicia por la pérdida del gobierno se profundizaba, y la amplia coalición de Tusk remontaba el vuelo.
Tiene necesidad de hacerlo porque en su sí existen importantes contradicciones. Una de ellas es la de un tema cada vez más emblemático, el del aborto. Tusk quiere ampliar la restrictiva legislación polaca, la minoría de izquierdas de la coalición quisiera una legislación aún más permisiva, pero el partido demócrata cristiano se opone a ello. Total, que esta norma, que debía haber sido llevada al parlamento, se aplazó precisamente con motivo de estas elecciones regionales y locales del 7 de abril y no será tratada hasta el mes de mayo.
Los resultados obtenidos no pueden satisfacer a la coalición actualmente gobernante, porque pese a que la CE se ha apresurado a regar con miles de millones de euros al nuevo gobierno, pese a que las medidas que ha adoptado en el ámbito de la justicia y los medios de comunicación públicos son tan irregulares como los que en su día llevó a cabo el PIS, lo que justificó la congelación de los fondos por parte de Úrsula Von der Leyen, el dinero no ha multiplicado el voto y según los resultados adelantados de las elecciones, el PIS ha ganado a Coalición Cívica por 33,7% a 31,9%. Los otros dos partidos menores, el demócrata cristiano y la izquierda de la coalición, han repetido resultados similares a los de las pasadas elecciones.
Por tanto, la derecha conservadora continúa donde estaba y la crisis no se ha traducido en votos por la pérdida de gobierno. Ha perdido, eso sí, ante las fuerzas ahora gubernamentales tres asambleas regionales, pero sigue controlando 6 del total de 16.
En la capital, Varsovia, se ha impuesto con facilidad, como estaba previsto, el candidato de Tusk y, como ha logrado más del 60% de los votos, no tendrá que ir a la segunda vuelta. De hecho, en ese ámbito local tampoco se han producido sorpresas. Ya hace años que las fuerzas conservadoras nacionalistas no gobiernan en las grandes ciudades del país y fundamentan su fuerza, que es muy grande, en el territorio. Lo que ahora se ve es que se mantiene.
El gran interrogante que se abre tiene dos vertientes.
Una, qué resultado se producirá en las próximas elecciones europeas de junio, que sin duda serán leídas en clave polaca.
La otra es si la coalición de gobierno será capaz de aguantar las dificultades de la legislatura y sus diversas contradicciones. Como, por ejemplo, la crisis que tiene abierta con Ucrania por el transporte y por las mercancías agrícolas.
Ahora, se trataba de ver si la crisis provocada en el partido de Ley y Justicia por la pérdida del gobierno se profundizaba, y la amplia coalición de Tusk remontaba el vuelo Share on X