Si consideramos la diferencia neta entre cuantos aprueban suspender a cada ministro y al presidente del Gobierno, obtendremos una radiografía bastante clara de la valoración de los españoles ante quienes tienen la difícil responsabilidad de gestionar la crisis de la pandemia.
Del conjunto muy numeroso de ministros, solo dos obtienen un balance positivo al disponer de más aprobados que suspensos. Destaca Margarita Robles con un +43,2, que es con diferencia la valoración más alta. La sigue la vicepresidenta económica Nadia Calviño pero ya a distancia con un +13. También ellas dos son las únicas que aprueban en la nota media. Robles con un excelente 7,2 y Calviño con un 5,7. A partir de estas dos excepciones todo el resto va a peor.
Algunos es un peor moderado. José Luis Escrivá alcanza un -9,1 y el poco conocido Luis Planas de Agricultura un -2,6. La vicepresidenta de la transición ecológica, Teresa Rivera, desciende a un –14,6.
Pero lo peor sucede con el núcleo fuerte del Gobierno, empezando por Pedro Sánchez. Su balance negativo es de -22,2, con el añadido de que es junto con el ministro de Sanidad, Illa, Pablo Iglesias e Irene Montero, los que registran el número más alto de votos negativos. En el caso de Sánchez el 60,6 lo suspende. Su aprobado asciende al 38,4. Y este debe ser aproximadamente el techo electoral de las fuerzas de la coalición y la de sus apoyos más destacados.
Si comparamos estos resultados con los jefes de gobierno de otros países, constataremos que Sánchez sale muy malparado, no ya en relación con Merkel, que tiene una valoración positiva que supera el 80%, sino también por lo que hace referencia al primer ministro italiano, Conte, incluso al siempre cuestionado presidente francés Macron.
Los pesos pesados del Gobierno no arreglan la situación. María Jesús Montero, la portavoz, tiene un balance de -23,5 con un 56% de negativos, Grande Marlaska un balance negativo de 23,9, Ábalos, número dos del PSOE, –25,8, y Carmen Calvo, la que era y ya no es la mano derecha de Sánchez en el Gobierno, -26,3. Especial mención merece el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que realmente ha quedado quemado en el cargo. Supera a Sánchez en valoraciones negativas (-61,2) y solo recibe el aprobado del 27,7 de los encuestados. Es claramente un ministro amortizado. Claro que en situación parecida, y como hemos visto, se encuentran el núcleo duro.
Todavía peor puntúan a los ministros aliados de la coalición, los nombrados por Unidas Podemos. El hombre de Colau en el Gobierno, el ministro de universidades Castells, el gran desaparecido, solo reúne 22 opiniones positivas y su balance negativo es nada menos que del –32,7, uno de los peores del Gobierno. En realidad solo lo superan ampliamente Pablo Iglesias e Irene Montero, las dos cabezas visibles del otro socio. O las cosas cambian mucho o Pablo Iglesias pagará un duro coste de su paso por el Gobierno. El 65,8 de los encuestados valora mal su gestión y el balance negativo lanza un astronómico -34,5. Pero Irene Montero consigue superarlo. Solo la valoran positivamente el 20,7%, y negativamente el 70%. Como puede verse, su nivel de notoriedad es grande, ligeramente por encima del 90%, y eso empeora su calificación negativa que es un -49,3.
En un Gobierno normal, un ministro de estas características tendría los días contados porque sería un peso muerto para el propio Gobierno. Pero claro, este no es el caso. ¿Cómo va a cesar Sánchez a la pareja de su aliado necesario? Es el problema colectivo que causa el hecho de llevarse a una parte tan importante de la familia al Consejo de Ministros.
Valoración de los españoles ante quienes tienen la difícil responsabilidad de gestionar la crisis de la pandemia Share on X