Junto al aborto, las demás cartas electorales que juega Macron para afrontar las elecciones europeas son la legalización de la eutanasia y la participación de soldados de los países de la UE en la guerra de Ucrania. Para intentar no ser derrotado en el mes de junio Macron se convierte en el señor de la muerte y de la guerra.
La primera cuestión es muy sencilla de presentar. ¿Queremos que nuestros hijos y nietos puedan ser enviados a territorio ucraniano para realizar una guerra con Rusia? Parece una locura, pero es lo que reiteradamente está diciendo Macron, mientras que Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión, prepara el terreno dejando caer una y otra vez que hay que prepararse para la guerra. Ahora mismo Macron ha vuelto a insistir con una frase cínica. Hablar de enviar soldados lo considera necesario porque «hemos puesto demasiados límites en nuestro vocabulario» como si ir o no a la guerra fuera una cuestión gramatical. Como siempre se introduce un punto de ambigüedad, pero la máquina sigue rodando en el mismo sentido: «no estamos seguros de hacerlo, no estamos en esta situación, pero no descartamos de momento esta opción«.
Pero, ¿cuál es la realidad de la guerra de Ucrania en la que quiere involucrarnos Macron por sus intereses propios? Examinamos algunas claves que ayudan a entender la situación:
- EEUU ha dejado de enviar ayuda miliar en términos significativos por sus discrepancias internas, pero, atención, porque su gasto siempre ha ido claramente por detrás de Europa. En contra de lo que pueda pensarse quién lleva el peso de la ayuda a Ucrania es la UE. Si gana Trump la ayuda se situará a cero y dejará sola a Europa con el esfuerzo económico y militar de sostener una guerra que no se puede ganar.
- Además, hay puntos oscuros que nunca han sido despejados. Uno de los más importantes es que el fracaso de la ofensiva de verano del ejército ucraniano parece haber podido tener una excepción en su progresión sobre Crimea, pero este éxito fue abortado por las presiones de EEUU, también de la NATO, porque Rusia dio a conocer que si ponía en riesgo a Crimea, utilizaría una bomba atómica táctica. Hay que saber que Rusia dispone de 2.000 bombas de esta naturaleza. Son artefactos explosivos “menores” que afectan sólo a una parte limitada del territorio donde se hacen explosionar, que naturalmente sería Ucrania. EEUU también tiene cerca de un centenar, todas en Europa. El escenario que esto dibuja de maldad es muy claro. No se trata de ningún holocausto nuclear ni la destrucción del mundo, pero sí que el derrumbe de buena parte de Europa por un conflicto en el que ambas bandas utilizaran en las líneas de frente y en la retaguardia más inmediata estos ingenios atómicos tácticos. Nunca ha quedado claro ese interrogante sobre la amenaza rusa ante el riesgo de perder a Crimea, pero en todo caso es bueno tenerlo subrayado.
- No se puede contemplar el futuro inmediato sin entender el fracaso militar de Rusia en Ucrania. Habiendo tomado la iniciativa, actuando contra un ejército inicialmente poco preparado y mal armado fracasó y se ha visto envuelta en una guerra de posiciones, que eso sí, va ganando por desgaste, pero que no era su intención inicial, porque estrategia estaba concebida como una rápida guerra de movimiento que le diera la victoria. Y es que Rusia tiene serias limitaciones en ese campo. Primero, porque su ejército es deficiente en los ámbitos logísticos, organizativos y tácticos, también en los técnicos. Y después porque no puede abocar dinero y más dinero a rearmarse porque su economía es pequeña. El PIB ruso está situado entre el italiano y el español y esto da de sí lo que da, que no es mucho. Recordemos que una de las causas de la repentina implosión de la URSS fue el esfuerzo militar al que le sometió el desafío armamentístico impulsado del presidente estadounidense Reagan. La URSS quedó desfondada en la carrera y los resultados están a la vista. Y Rusia es mucho menos que la URSS. De hecho, ésta era y en parte es la estrategia de la administración demócrata.
- Es un dato muy decisivo que gran parte de los ucranianos ya no quieren combatir y hacen todo lo posible para evitar ir al frente. El resultado es que el medio millón de hombres necesarios para renovar el agotado y debilitado ejército ucraniano no se encuentra. Y es evidente que sin soldados no hay ejército y también porque el hecho revela una situación interna de fatiga por el sacrificio bélico, pasado el entusiasmo patriótico del primer momento que, además, no era el propio de toda la población, dado que la región más oriental, en parte ocupada por Rusia, que tiene el ruso como lengua y cultura propia, nunca ha sentido un gran entusiasmo por la lucha. La campaña de Zelenski para ucraniar al país y presentar todo lo que sea ruso como elemento de traición, no ha ayudado a soldar las fracturas.
- El problema militar de Europa con Rusia no es el riesgo de una invasión, sino el apuntado antes: que se líe la madeja con un conflicto nuclear de alcance europeo que EEUU y China se mirarían de lejos.
- Además, Ucrania ha generado problemas con los países limítrofes y, sobre todo y muy agudo, con el que era su principal valedor, Polonia, de forma que la frontera entre ambos países está bloqueada desde noviembre para el comercio y el transporte. De esto se habla poco, pero es muy grave. Polonia ha ejercido esta medida como protesta por las exportaciones ucranianas, sobre todo de grano, ya que desde junio de 2022 la UE permite que se hagan sin aranceles. Y este hecho ha castigado de forma extraordinaria al sector agrario polaco. Aunque de menor dimensión, pero también muy agudo, un problema similar se produce en el transporte por camiones. Los polacos acusan a los ucranianos de hacerlo a precios mucho más bajos, que los dejan sin poder competir.
Todo ello muestra las fracturas internas que la guerra de Ucrania va ocasionando a la Unión y que se multiplicarían en la medida en que Europa se aboque más y más a una guerra en la que la victoria sobre Rusia es absolutamente impensable en las condiciones actuales y futuras, en la guerra convencional y en el uso del armamento nuclear táctico.