Uno de los desequilibrios más importantes es la desigualdad. España e Italia son dos de los siete países de la UE que tienen al menos una quinta parte de sus ciudadanos en riesgo de pobreza.
En España la desigualdad tiene características crónicas, en Italia es un fenómeno más nuevo. Esa desigualdad indica que es esencial una utilización inteligente del dinero del Fondo Next Generation.
Si la ayuda de dicho Fondo no se utiliza para realizar una reestructuración del tejido productivo y para reciclar y formar a muchos trabajadores que no podrán volver a sus viejos empleos, se habrá desaprovechado una gran oportunidad.
Si todo, o buena parte del dinero europeo, se emplea en gasto corriente, no se reducirá la desigualdad y el shock político puede aparecer en cualquier momento.