Luces y sombras de la Ilustración

En la segunda mitad del siglo XVIII, un grupo de autores franceses, liderados por Diderot y D Alambert y con la colaboración de Montesquiu, Rousseau, Voltaire y otros, con la idea de afianzar la razón y la crítica contra la diferencia de clases de una aristocracia dominadora, y una clase trabajadora empobrecida, hacen de forma conjunta una obra de gran magnitud llamada «Enciclopedia razonada de las ciencias y del saber». Con el contenido de esta obra y su puesta en práctica, creen firmemente que el mundo va a progresar.

Estos autores llamados «ilustrados» ven en estas tres palabras: «libertad, igualdad y fraternidad» un potencial para cambiar el mundo. Pero cuando lees a autores de este colectivo ves que junto con las luces incuestionables, hay también sombras importantes.

Vemos, por ejemplo, a Voltaire en su «Diccionario filosófico», su defensa de la igualdad y de la libertad, que hace agradable su lectura, pero cuando trata la cuestión de la economía, dice Voltaire: «La riqueza y el progreso no podría subsistir si no hubiera gente pobre y despojada que realice los trabajos más pesados, por algo de comida…».

Leyendo estas palabras, uno puede preguntarse: ¿dónde está la igualdad y la fraternidad en este Voltaire «ilustrado»? Y añade que tanto Francia como Inglaterra, se han enriquecido con el comercio, pero no se plantea si los que comerciaron con ellos se enriquecieron o empobrecieron.

La realidad es que gracias a la fortaleza de las metrópolis se abusaba de las colonias, generando un comercio desigual y provocando riqueza para unos y pobreza por otros. Han pasado los años, y esta táctica sigue viva en las organizaciones rectoras de la economía mundial: BM, FMI, OMC.

En otro orden de cosas, hemos visto estos días pasados, los viales llenos de tractores, para protestar por un trato comercial injusto. Se les paga por un kg de patatas 15 céntimos y las encontramos en el mercado por unos 2 € el kg. Los limones se pagan al payés a 10 céntimos el kg, y se venden a 1,50 € el kg. Esto es realmente comercio injusto. Cuando el comercio es justo, ambas partes, comprador y vendedor, salen favorecidas.

Las sombras de la «Ilustración» con el desprecio por los pobres, se repiten hoy con los argumentos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que obliga a suprimir los aranceles de los países pobres y no lo hace con los países ricos.

Honestamente, debemos reconocer que el bienestar de Occidente viene de la injusticia de la etapa colonial, de nuestra indiferencia por el mal ocasionado, y la falta de reconocimiento del expolio que se ha hecho y se sigue haciendo. Por justicia y dignidad, es necesaria una economía y un comercio justo, donde nadie abuse de nadie y donde todos salgan favorecidos.

Debemos reconocer que el bienestar de Occidente viene de la injusticia de la etapa colonial, de nuestra indiferencia por el mal ocasionado, y la falta de reconocimiento del expolio que se ha hecho y se sigue haciendo Clic para tuitear

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