Los jóvenes, de nuevo, los olvidados

La crisis sanitaria está empezando a dejar lugar a la crisis económica. Una situación que provocará, y ya está provocando, una gran pérdida de puestos de trabajo. El sistema dual del mercado laboral español vuelve a provocar que sean los trabajadores temporales los más afectados, precisamente el segmento donde los jóvenes son mayoría. Como si no hubiéramos aprendido la lección de la gran recesión, los jóvenes volverán a ser los grandes perjudicados, con la problemática añadida que en esta ocasión la situación de partida de los jóvenes es peor que la de hace 10 años.

¿Cuál era la situación de los jóvenes antes del Covid19?

El paro juvenil (15-24 años) de 2019 fue del 32,5%, es decir, 1 de cada 3 jóvenes que querían trabajar no encontraban trabajo. En la UE sólo Grecia superaba ligeramente esta vergonzosa cifra con un 35,2% según Eurostat. En cuanto a la temporalidad, aquí sí que España es el líder Europeo. El 2019, entre todos los jóvenes que trabajaban, el 69% eran temporales y entre los menores de 30 años eran el 55,4% (en Italia, el segundo país con más temporalidad, era del 48%).

Para poder tener una imagen más completa de la situación de los jóvenes, la «Encuesta Financiera de las Familias» da información directa sobre las condiciones financieras de las familias españolas. En diciembre del 2019 se publicó la última encuesta disponible referente el 2017 (se realiza cada tres años). Este estudio muestra que los hogares jóvenes (cabeza de familia de menos de 35 años) han sufrido la mayor reducción en su renta [1]. Concretamente, la renta media [2] por hogar se redujo un 22%, de los 29.200 € en 2008 a 22.800 € en 2017. Para el conjunto de los hogares españoles, la renta media pasó de los 27.700 € a 25.600 € en 2017, es decir, una reducción del 7,6%.

Hay que precisar que la renta es un flujo, es decir, los recursos que un hogar percibe en un año y por lo tanto podrían verse afectados por algún motivo transitorio que podría distorsionar de alguna manera la situación de un hogar. Así pues, para terminar de tener toda la historia hace falta conocer cuál es el stock del hogar, en este caso concreto, la riqueza neta [3]. La riqueza neta de los hogares jóvenes disminuyó un 93,5% de, los 81.700 € en 2008 a los 5.300 € en 2017, por el conjunto de hogares la media disminuyó un 39,5%, de los 194.400 € a 115.100 €.

El motivo principal de este descenso tan brusco de la riqueza neta de los jóvenes es el cambio de hábitos en cuanto a la vivienda, ya que el 70% de la riqueza de los hogares jóvenes proviene de la vivienda principal en propiedad. En los últimos 10 años el alquiler ha pasado a ser la opción preferida por la mayoría de los jóvenes. Concretamente, en 2008 el 65,8% de los hogares jóvenes tenían la vivienda en propiedad, y en 2017 esta proporción se había reducido al 41,3%.

Otra magnitud que muestra la pérdida de bienestar por parte de los jóvenes en los últimos años es la reducción del número de hogares jóvenes. Concretamente, si en 2008 el 13,3% de los hogares eran jóvenes, en 2017 esta cifra se había reducido hasta el 7,6%, prácticamente la mitad. Por lo tanto, tanto la reducción del número de hogares jóvenes como la reducción de hogares con vivienda en propiedad muestran unos jóvenes a los que cada vez les es más difícil comprar una vivienda e incluso poder emanciparse. Específicamente, en 2018 el 65% de los jóvenes de entre 16 y 34 años no se había emancipado según la EPA, y en 2008 esta cifra era del 58%.

Causas estructurales

En España, la media de las nuevas pensiones (marzo 2020) se situó en los 1.435 € mensuales, mientras que la media de los salarios por el conjunto de la población en España en 2017 fue de 1.416 €. Por lo tanto, los nuevos jubilados cobraban más que la media de los trabajadores españoles y en una proporción mayor con respecto a los jóvenes. Esta es una situación sorprendente en el contexto europeo.

Un aspecto esencial para el bienestar de muchos jóvenes es la posibilidad de formar familias. En este caso España se sitúa a la cola en cuanto a ayudas a los hijos. La propia Comisión Europea, en su informe semestral publicado en febrero de 2020, ponía el foco en la anomalía que aunque España es uno de los países con unos niveles de fertilidad más bajos de Europa, las ayudas a las familias son las más escasas. En concreto, en 2017, España sólo destinaba el 1,2% del PIB a ayudas a las familias, mientras que la media europea se situaba en el 2,3%. Esto se traduce en que las familias españolas reciben de media € 31 pps [4] al mes por hijo, mientras que la media europea se sitúa alrededor de los € 100 pps, un 300% más.

Precisamente, la Comisión Europea ha alertado en repetidas ocasiones los desequilibrios existentes en transferencias de renta por parte del Estado, según las edades, con un claro perjuicio hacia los más jóvenes. La última ocasión en que se ha posicionado ha sido el pasado 20 de mayo, en el dictamen sobre el Programa de Estabilidad de 2020 de España, mencionando que «la difícil situación económica y social resultante de la pandemia aboga por una solidaridad intergeneracional en favor de las generaciones más jóvenes «, haciendo énfasis, pues, en la situación de vulnerabilidad de los jóvenes.

Por lo tanto, la situación de los jóvenes ya era muy mala antes de que llegara la crisis del coronavirus. Aunque es demasiado pronto para conocer su impacto real en este segmento, pero muy probablemente habrá sido muy grande. Al igual que en el último periodo, España está volviendo a olvidarse de los jóvenes. Hay que recordar que un país que abandona los jóvenes es un país sin futuro, afirmación que es cierta especialmente en el caso de España, que es el país europeo con un envejecimiento más acentuado.

¿Y qué se podría hacer para paliar esta situación injusta?

En el próximo artículo abordaré algunas políticas que podrían ayudar a corregir esta situación desfavorable de los jóvenes. Los jóvenes tienen que poder ver que de verdad se les valora y ayuda, y así tener esperanza de que un futuro mejor es posible.

 

[1] Renta bruta total incluyendo renta laboral y no laboral.

[2] Es un número tal que la mitad de los datos son menores (o iguales) que él, y la otra mitad más grandes (o iguales).

[3] Valor total de los activos reales y financieros menos el importe total de las deudas. No incluye el valor de los automóviles u otros vehículos.

[4] Paridad del poder adquisitivo. Se utiliza para comparar las diferencias en precios y coste de vida entre dos estados, que está basado en los precios reales de los productos y no en las tasas de cambio de sus respectivas monedas.

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