El Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) otorga el 51% de los votos al bloque independentista formado por ERC (25,4%), JxCat (19,0%) y la CUP (7,3%).
Naturalmente en escaños la mayoría es aún más amplia. Pero a efectos de lo que nos interesa, lo que importa es constatar esto: han rebasado la mitad más uno de los votos. Pero este resultado puede presentar un cierto problema de consistencia con otro tipo de pregunta, que es la de si votaría «sí» o «no» a que Cataluña fuera un estado independiente, que sólo alcanza el 43,7%, mientras que el «no» alcanza el 47,9%.
La diferencia de puntos porcentuales entre el «sí» y el bloque independentista es de más de 7 puntos favorables a estos segundos, lo que teóricamente significa que una parte no pequeña de ciudadanos votan a partidos independentistas sin serlo. Para entendernos, 7 puntos porcentuales son casi el doble del resultado que lograría el PP y prácticamente los mismos que a la CUP le permiten obtener entre 9 y 10 diputados. Es decir, es una magnitud importante.
¿Cómo es posible que, en una situación de tanta polarización, este número tan considerable de personas esté en contra de la independencia y a la vez voten partidos independentistas? Es una pregunta sobre la que no tenemos respuesta, pero que sin duda abre interrogantes políticos interesantes. Claro que también abre interrogantes de otro tipo, referidos en este caso a la cocina de determinación del voto final que practica el CEO. Porque si bien la respuesta a si se quiere una Cataluña independiente o no es directa, los resultados en las elecciones al Parlamento son una estimación, porque sólo una parte de los consultados contestan de manera directa, y el resto, que han dicho qué votarán son asignados por criterios indirectos.
Los resultados para el Congreso de los Diputados presentan un voto dual excepto en dos casos, ERC y la CUP, que mantienen un porcentaje de voto si no igual, sí muy parecido. En este tipo de comicios el independentismo alcanza el 43%, que es una cifra prácticamente idéntica a la que dicen que votarán «sí» a la independencia. En este caso la coherencia entre unas y otras cifras sería completa. El factor diferencial radica en el resultado de JxCat, dado que, como ya hemos apuntado, las otras dos fuerzas independentistas mantienen prácticamente su puntuación. Pero los postconvergentes y seguidores de Puigdemont entre una elección y otra pierden algo más de 5 puntos, y esta es la causa principal del descenso.
Los partidos que mejoran los resultados en unas elecciones españolas son el PSC, con 1,6 puntos, y Podemos, con una cifra mucho más importante de 4,1 puntos, que tanto puede ser el efecto Podemos, como una vez más, la cocina del CEO. Los dos partidos de la derecha española obtienen registros mucho mejores, el PP dobla, pasando de 4,3 a 8,1, y VOX triplica, del 2% al 6,8%. Y hay uno que se desmorona, que es Cs, que pasa del 12% del Parlamento catalán al 3,7%. Es él el principal alimento de los incrementos.