1. Rupit
Se trata del paisaje típico del valle del Collsacabra. Esta población de piedra conserva todo su encanto medieval. Se trata de un municipio que, además del núcleo histórico, tiene un conjunto de masías diseminadas conocidas como la vila de Pruit. Además de las vistas espectaculares de las Guilleries, el Montseny y los riscos de Tavertet, la sima y el faro. La monumentalidad histórica del valle se ve coronada por la iglesia románica de Sant Joan de Fàbregues. Si preferimos un paraje natural, las cortantes abruptas del valle abren paso al salto de agua de Sallent, de unos 100 metros de altura, y el Agullola, el monumento natural visible desde todo el risco.
2. Bagà
Este municipio del Berguedà, situado en el valle del río Bastareny, es un lugar de visita obligatoria del parque natural del Cadí-Moixeró. En los alrededores del pueblo encontramos un gran número de rincones naturales, como las fuentes del Adou y el Riugréixer o el hayedo de Millarès. El pueblo de Bagà también presenta una gran riqueza arquitectónica, como la iglesia de San Esteban de Bagà o su puente románico. La gastronomía es una de sus singularidades. Durante su mercado medieval podremos probar alioli con membrillo, tortilla de moixerons o cocido de maíz escuadrado.
3. Mura
La población bagesana de Mura es un lugar único en el parque natural de Sant Llorenç del Munt. Su extenso patrimonio compuesto por pozas y fuentes naturales encaja con la cultura rural del entorno. Destaca el Puig de la Balma. Se trata de una explotación agraria que data del siglo XII. La construcción está adherida a la montaña y la roca natural del lugar forma parte de la construcción agrícola. Si queremos seguir la ruta románica, es de especial interés visitar la ermita de Sant Antoni y la iglesia de Sant Martí de Mura.
4. Castellar de n´Hug
Volvemos al Berguedà, esta vez para descubrir Castellar de n’Hug. Esta población acoge el nacimiento del río Llobregat y la convierte, junto con Bagà, en una de las villas con una riqueza natural única dentro del parque natural del Cadí-Moixeró. En cuanto al patrimonio románico de la villa, destacamos las iglesias de Sant Vicenç de Rus y Santa Maria de n’Hug.
5. Olivella
Esta pequeña villa situada en medio del macizo del Garraf destaca por una singularidad única: el primer monasterio budista de Cataluña. El Palau Novella, una antigua casa de indianos, ha sido remodelada para acoger esta comunidad budista fundada en 1996. Se pueden hacer visitas arquitectónicas y culturales. Por un lado, podremos observar la mezcla ecléctica de estilos arquitectónicos. Por otro, una exposición de arte y cultura tibetana que nos muestra el mestizaje cultural y la singularidad de esta villa garrafenca.
6. La vila de Santa Coloma de Cervelló
No requiere mucha presentación si hablamos del pequeño tesoro que alberga dentro. La Colonia Güell, encabezada por su cripta, es una de las obras capitales del maestro arquitectónico Antoni Gaudí. Para acceder, el consorcio de la Colonia Güell ha creado una red de autobuses para no masificar el pueblo con el transporte privado.
7. Alella
La localidad, situada en el corazón del Maresme, se caracteriza por la singularidad de su historia en torno los viñedos, las bodegas y la gastronomía. Si se visita la ciudad, se recomienda llevar a cabo las visitas guiadas a través de las cuatro bodegas del pueblo (Alella Vinícola, Alta Alella, Bouquet de Alella y Roura). Entre sus fiestas populares destaca la Fiesta de la Vendimia en septiembre.
8. Granera
Este pueblo moianès, con poco más de setenta habitantes censados, se divide en dos núcleos históricos. El barrio del Castillo, alrededor del antiguo castillo de Granera, mencionado en los textos desde el siglo X, y el barrio de la Iglesia, que gira en torno la construcción parroquial de Sant Martí. Cerca del barrio del Castillo encontramos la iglesia de Santa Cecilia, datada del siglo XI, con arcaicas pinturas románicas de gran valor artístico.
9. Talamanca
El parque natural de Sant Llorenç del Munt aparece una vez más con la ciudad de Talamanca. Este pequeño pueblo de origen medieval ofrece numerosos lugares de interés. Un paseo por su casco histórico es una de las mejores maneras de conocer el pueblo del Bages. La iglesia de Santa María o el castillo de Talamanca son algunas de las principales atracciones arquitectónicas.
10. El Brull
Acabamos el listado en la comarca de Osona. A medio camino entre la llanura de Vic y el macizo del Montseny encontramos la localidad de El Brull. Su patrimonio arquitectónico está encabezado por el castillo del Brull, que data del 994, y la fortificación ibérica del Turó de Montgròs. Esta última, fechada hacia el año 300 aC se encuentra en medio del parque natural del Montseny y es altamente recomendable si se quiere llevar a cabo la ruta de los Iberos.