Ahora que los medios de comunicación están llenos de los nuevos proyectos que se podrán hacer con los fondos europeos, vale la pena recordar lo que es importante y que tiene colgado en Cataluña, y que significa una doble pérdida: la del dinero invertido sin alcanzar la plena rentabilidad del proyecto, en algunos casos, y en todos ellos la importancia extraordinaria que tienen.
- Línea 9 del metro. La obra de la Seu, por señalar el tiempo que hace que está prevista y que no se acaba de completar. Esta línea se inició en 1999, hace por tanto más de 20 años. Pero está lejos de haberse terminado. Su presupuesto inicial era de 2.000 millones de euros. Actualmente se considera que son 6.000 millones, pero hay estimaciones que al incorporar los costes financieros, que son muy altos porque prácticamente es una obra a crédito, elevan la cifra del proyecto hasta la astronómica cantidad de 16.000 millones. Quedan todavía muchos tramos de la línea 9, y algunos compartidos por la 10, para realizar. Los tramos Pratenc-ZAL Riu Vell, Collblanc-Zona Universitaria, al que le falta la vía superior, Zona Universitaria-Campus Norte, Campus Norte-Manel Girona, Manel-Girona-Mandri, Mandri-Lesseps, Lesseps-Guinardó, Guinardó-Macropou. En algunos de estos casos,como los de Manel Girona y Mandri, ni siquiera se ha empezado el túnel y ninguno tienen fecha de previsión final. Por lo tanto, resolver esto y hacerlo rápido significaría mejorar el rendimiento de la inversión hecha, muy cuantiosa, y dotar al Barcelonès de un medio de comunicación absolutamente necesario.
- Segarra-Garrigues. Junto con la línea 9 del metro, el Segarra-Garrigues es uno de los grandes proyectos históricos de Cataluña, En este caso, en el ámbito de los regadíos. También, como en la línea 9, avanza de una forma muy lenta e irregular y no hace posible, por tanto, registrar el impacto multiplicador sobre el territorio y las personas, del gasto realizado. Todavía faltan 45.000 hectáreas para completar y al ritmo actual esto significaría añadir ¡56 años! para verlo terminado. Es una perspectiva brutal. ¿Por qué Cataluña deja dormir estas grandes obras, mientras dispersa sus discursos en otras cuestiones? es un gran enigma. En el caso del Segarra-Garrigues además la Generalitat no lo considera una obra digna de figurar en la financiación europea. Es un error grave, y no sólo por razones de rentabilidad de la inversión, sino por criterios de sostenibilidad. Hay que considerar que Cataluña es la primera comunidad española en superficie regada por gravedad, es decir, la que gasta de manera innecesaria más agua. Concretamente, el 48% de los regadíos catalanes obedecen a esta característica. Basta compararlo con los porcentajes de la Comunidad Valencia (29%), Andalucía (15,4%) y Murcia (13.6%), territorios también mediterráneos, para darnos cuenta de que estamos practicando un regadío no sostenible y que el Segarra-Garrigues, junto con otras obras de modernización, debería mejorar sustancialmente. También desde el punto de vista de la sostenibilidad, de la que se llena la boca el discurso político y mediático catalán, y del comercio de proximidad y todas estas historias, hay que recordar que la soberanía alimentaria de Cataluña, a pesar de que tiene una superficie agrícola y un territorio rural importante, es de sólo el 44%. Y esto sólo se resuelve con más y mejores regadíos.Una vez más la irracionalidad planea sobre nuestra política.
- Ampliación del aeropuerto, en el aire. Hay la oportunidad de una ampliación y mejora del aeropuerto del Prat, una instalación imprescindible para la reanudación a medio plazo de Barcelona, su área metropolitana y de hecho toda Cataluña. A pesar de ello, y la inversión de 1.700 millones de euros que AENA ha comunicado que haría, el gobierno no ve ninguna urgencia en este tema (en realidad no ve urgencia en nada), y por tanto lo deja sobre la mesa con la colaboración decidida de Ada Colau. El problema, según advirtió AENA, es que si no se aprueban los trámites ahora la inversión se perderá y quedará pospuesta.
- El plan de cercanías. Es el compromiso del secretario de estado, Pedro Saura, para modernizar el sistema de cercanías de Barcelona, que falta hace. Es un plan a 10 años, 2020 a 2030, con una inversión muy grande, de 3.500 millones de euros, y que crearía 105.000 puestos de trabajo. Es decisivo en la situación actual, que esta obra se realice y ejecute en los plazos y las cantidades previstas, lo que exige una capacidad de presión y negociación con Madrid muy alta. Porque si no pasará como con las otras grandes obras públicas, caso de la Sagrera y del Corredor Mediterráneo, que se van posponiendo y alargando en el tiempo. Sin un gobierno abocado a este tipo de iniciativas en relación con el gobierno español, evidentemente este plan de cercanías seguirá el camino de otros grandes proyectos.
- Energía eólica. Cataluña tiene la doble característica de que quiere ser la primera en la lucha contra el cambio climático y al mismo tiempo paraliza todas las obras que conllevan el uso de energías renovables. Es el caso de la eólica, en la que la capacidad instalada en nuestro país nos sitúa en las últimas posiciones en el contexto español. Cambiar esto sustancialmente no es ya una cuestión, ni siquiera de capacidad inversora por parte de la Generalitat, sino de diligencia administrativa y de superar las oposiciones locales que perciben las necesidades colectivas a partir sólo de sus intereses.
- Por último, la Sagrera, la gran obra que transformará todo un sector de la ciudad de Barcelona y dotará a la capital de Cataluña de una central intermodal y ferroviaria digna de este nombre. Ahora parece que va en serio, pero este proyecto se ha empezado y parado tantas veces que, como los demás, exige una atención continuada por parte del gobierno.
Todo esto es tan importante, ha movido y mueve tantos miles de millones de euros directos e indirectos, tantos puestos de trabajo en tiempos de crisis, que debería haber una agencia de la Generalitat dedicada sólo a la gestión e impulsión de estos proyectos que, además, por su larga duración requieren en algunos casos de actualización.
Cargando ...