Gobernar es más que hacer anuncios: las prioridades reales de los catalanes

El mandato de Salvador Illa al frente de la Generalitat se caracteriza por tres constantes:

A) Promesas de futuro, con programas y anuncios de proyectos que no llegan a concretarse, y todo ello sin siquiera aprobar el presupuesto, herramienta básica de gobierno.

B) Publicidad a todo gas, con presencia constante en los medios, pagada con dinero público.

C) Incumplimientos o, en el mejor de los casos, realizaciones que no se asemejan nada a lo prometido. El caso más evidente es el traspaso de Cercanías: de ser una “transferencia completa” a la Generalitat ha acabado convirtiéndose en una empresa conjunta en la que RENFE tiene la mayoría.

No es de extrañar, pues, que el CIS –pese a su habitual afinidad con el gobierno socialista– muestre unos resultados en Cataluña que no son favorables para Illa. Y esto, pese a tener el apoyo explícito de los principales medios de comunicación y del establishment catalán.

El análisis del CIS de marzo de 2025, bajo el informe “Tendencias y demandas municipales y autonómicas”, muestra una ciudadanía que reclama respuestas sociales reales, observa con escepticismo la gestión autonómica y vive una creciente fragmentación ideológica y desencanto político.

Este barómetro, basado en más de 2.000 entrevistas, ofrece una precisa imagen de una sociedad cansada de retórica. Las prioridades son claras:

• Acceso a la vivienda (16,9 %) 
• Mejora del transporte público (10,2 %) 
• Seguridad ciudadana (8,9 %) 
• Sanidad pública (6,8 %) 
• Gestión de la inmigración (6,3 %) 

Aunque un 48,5% cree que la situación en Cataluña es «buena», un 39,2% la considera «mala» o «muy mala». Y solo un 32,1% cree que las cosas han mejorado desde las últimas elecciones, frente a un 41,8 % que piensa que han empeorado. El dato más duro: un 55,9% valora negativamente la gestión del Gobierno. 

No gana el mejor, sino el menos malo

Más de la mitad de los catalanes (51,3%) desean un cambio de presidente. Y, aun así, Salvador Illa lidera las preferencias con un muy modesto 25,9 %, simplemente porque ningún otro candidato llega al 10%. No gana el mejor, sino el menos malo. Así estamos. 

Más allá de las encuestas: medidas concretas, viables, útiles, aplicables ya.

Hay cuestiones vitales de las que ni se habla, como la fiscalidad:

En España es ya alta, pero en Cataluña lo es aún más. Lo que necesitamos es claridad y concreción en una rectificación fiscal que es prioritaria y urgente:

• Deflactar el IRPF, tanto en el tramo autonómico como el estatal, para evitar que la inflación castigue al contribuyente año tras año.
• Reducir el IVA de los bienes esenciales, y elevarlo hasta el 25% en bienes de lujo (competencia estatal, pero exigible).
• Eliminar o reducir drásticamente el Impuesto sobre el Patrimonio, que en Cataluña es especialmente elevado. Pagar por los ahorros es una injusticia fiscal.
• Bonificación del tramo autonómico del IRPF para los jóvenes, durante los primeros años de emancipación.
• Reducción significativa del impuesto sobre la adquisición de viviendas. No se puede hablar de crisis habitacional y mantener tan elevados tributos.
• Menos carga para contratar a personas con sueldos bajos, para combatir la economía sumergida y fomentar el trabajo formal.
• Ayuda universal por hijo, proporcional al número y con una aportación extraordinaria durante los seis primeros meses de vida.

La mayoría de estas medidas son competencia directa del gobierno catalán. No hace falta esperar años ni hacer grandes reformas. Son propuestas de sentido común, inmediatas y con efectos claros.

Este es el tipo de política que necesita Cataluña. No promesas vacías. No anuncios de página entera en los periódicos. No espectáculo comunicativo. Si no  política real.

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