«La situación es de la máxima gravedad y exigimos a los gobiernos, al catalán y el español que se pongan en marcha medidas urgentes de apoyo a las guarderías para evitar que la situación, que a estas alturas es muy grave, se convierta en irrecuperable«. Así tildó la situación actual la portavoz de la Associació Catalana de Llars d’infants, Mireia Catalán.
Desde la entidad denuncian que el abandono de los gobiernos a los centros educativos de 0 a 3 años en medio de la pandemia del coronavirus supone un grave triple desprecio por parte de las administraciones a los niños catalanes de 0 a 3 años, a sus familias y a las propias escuelas de educación infantil.
En Cataluña hay un total de 529 guarderías privadas, donde trabajan casi 6.000 profesionales que educan y cuidan de 30.000 niños. Muchos de estos centros ya se han visto obligados a poner en marcha Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para hacer frente al cierre de su actividad educativa. Muchos de ellos temen no poder dar continuidad a su proyecto educativo una vez que se vuelva a la normalidad.
Sin comunicación formal o informal
Català denuncia que, ni antes ni después de la suspensión de la actividad educativa a raíz del confinamiento, no han tenido ninguna comunicación formal, «ni siquiera informal», por parte de las autoridades educativas del Departamento de Educación. «Nos han tratado como si no existiéramos y nos han demostrado que no tienen ninguna consideración, ya no sólo por los centros, sino tampoco para las familias y, lo que es más grave, por los 30.000 niños y niñas de los que cuidamos«.
«Nuestra situación es muy difícil y muchos proyectos educativos pueden verse seriamente comprometidos en el futuro más inmediato por la falta de ingresos. Si esto ocurre, el daño para la educación infantil en Cataluña será muy grande. Por ello, exigimos a la administración catalana y también al gobierno del Estado que se habiliten medidas urgentes de apoyo a las escuelas infantiles para que esto no ocurra», dice Català.
La Associació Catalana de Llars d’Infants pide al ejecutivo catalán que se hagan efectivas las subvenciones ya otorgadas del curso 2018-2019, pendientes de pago y que suponen un total de casi 3.000.000 de euros. De igual manera, exigen la tramitación por la vía de urgencia de las que corresponden al curso 2019-2020, de un importe similar, y su abono también por la vía de urgencia.
Medidas y respeto
Con todo, sólo el 40% de las guarderías catalanas pueden acogerse a las subvenciones, con lo cual son necesarias más medidas que hagan viable la continuidad de los centros privados. Entre estas, Català señala un paquete de medidas que sería imprescindible que comenzaran a articularse para evitar situaciones de no retorno: «las líneas de crédito avaladas por el Estado son necesarias, pero las guarderías no están en condiciones de hacer mayor el balón de la deuda. Necesitamos que se estudie la condonación temporal de algunas obligaciones tributarias y que, cuando se normalice la situación, podamos recuperar a nuestros profesionales, muchos de ellos afectados por los ERTE, a través de ayudas y bonificaciones a la contratación».
En cuanto al ejecutivo catalán, la portavoz de la Associació Catalana de Llars d’Infants exige que la Generalitat articule de manera extraordinaria una ayuda directa por alumno con carácter universal, del que puedan beneficiarse todos los hogares de niños sin excepción y que el Institut Català de Finances también abra una línea de créditos blandos de los que puedan beneficiarse los centros educativos.
Más allá de las medidas, Català cree que todas ellas deben ir acompañadas del «respeto que hasta ahora no nos han tenido». «No puede ser que las guarderías tengamos que estar pendientes del telediario para enterarnos de las decisiones que se van tomando. Cuidamos y somos un eslabón imprescindible en la educación y crecimiento de 30.000 niños y niñas catalanas. Somos parte del sistema educativo de este país y merecemos que nos traten como tal. Hasta ahora, el Departamento de Educación ha demostrado que no tiene para nada en cuenta no sólo las escuelas infantiles, sino tampoco las familias y los niños y niñas que se nos confían para la educación en los tres primeros años de vida», expuso.