Lula ha ganado las elecciones, pero lo ha hecho con un margen tan reducido, menos de 2 puntos, y con unos resultados globales que, unidos a las condiciones con las gobernará en esta ocasión, ponen en riesgo a su gobierno, de modo que incluso todo podría no terminar la legislatura, porque planea la posibilidad de un empeachment.
Los puntos clave que caracterizan al nuevo escenario son los siguientes:
- El país ha quedado dividido en dos y este hecho se repite en los resultados electorales para la presidencia entre los distintos estados. De hecho, la victoria de Lula se debe a la gran diferencia que logró en votos en la región del noreste, 22,5 millones contra 10 millones, mientras que en las otras cuatro regiones restantes norte, sur, centro-oeste y suroeste ganó Bolsonaro.
- Por estados, una vez más, Minas Gerais fue el estado espejo del resultado de todo Brasil. Ganó Lula por 0,7 puntos de diferencia. En conjunto, y considerando todos los estados, Lula ganó en 11 y Bolsonaro en 14, pero con el añadido adicional y nada menor que este último logró la victoria en los 2 estados más poblados y, con diferencia, de mayor peso económico del país, São Paulo, en el que se impuso por 55% de los votos, y Río de Janeiro, con un resultado similar (56,5%). También triunfó en el Distrito Federal con casi el 58% de los votos. Los estados fuertemente lulistas son Maranhão, Piauí, Bahia y Ceará. En todos ellos se impuso por 70% o más votos. También fue decisiva la victoria en Rio Grande do Norte con 65% de los votos. En contrapartida Bolsonaro obtuvo o superó el 70% en Acre, Rondônia, Roraima y Santa Catalina.
- Esta igualdad contrasta con las previsiones antes de la campaña electoral que daban más de 10 puntos de diferencia a favor de Lula; también en la previsión de la primera vuelta en la que la mayoría de predicciones consideraban que podría liquidar ya a Bolsonaro. No fue así y la distancia entre ambos quedó reducida a 4 puntos, y ahora en la segunda vuelta han sido menos de 2. Planea sobre el resultado la sensación de que una campaña un poco más larga habría terminado por darle la vuelta al resultado que, sea como sea, es inapelable.
- En las legislativas que se celebraron junto a la primera vuelta de las presidenciales, los bolsonaristas y la derecha consiguieron la victoria en ambas cámaras, y el actual partido de Bolsonaro, el liberal, es la primera fuerza política parlamentaria. También ganaron en la mayoría de gobiernos, entre ellos el decisivo de São Paulo.
- Lo sorprendente, a juzgar por los comentaristas de los medios de comunicación de España, del éxito de Bolsonaro, que obtuvo más votos que en las anteriores elecciones cuando se proclamó presidente, contrastan con la idea de que su presidencia ha sido muy lenta, más si se considera que ha ido a su cargo el coste de la Covid-19. Las reacciones espontáneas de los camioneros de cortar 200 carreteras da una idea del tipo de opinión contraria a Lula y favorable a Bolsonaro, que ha arraigado en muchos sectores del país.
- Para ganar a Lula ha hecho muchas promesas en el marco de una alianza muy amplia y heterogénea, que va desde la extrema izquierda hasta la derecha histórica, que había sido una firme adversaria suya. Esta alianza le ha proporcionado votos, pero también ha hecho más fácil el discurso antiestablishment de Bolsonaro, pese a ser el presidente del país, presentando la alianza como el regreso del “antiguo régimen”.
- Lula es recordado por sus programas sociales, si bien en su última fase de mandato Bolsonaro también ha gastado mucho en esta línea. El problema es que ahora las circunstancias económicas son distintas a las que acompañaron a Lula en su primer mandato, cuando el precio de las materias primas, especialmente la soja, eran extraordinariamente favorables.
En realidad lo que más tiene a favor Lula, a más de la mitad de los votantes, que no es poco, es, como ocurre con Biden, la opinión favorable de la mayoría de medios de comunicación españoles, que sistemáticamente remiten una información que no refleja la realidad del país. No hacen otra cosa que seguir la pauta que marcan los grandes medios alineados con los demócratas en EE.UU. Pero claro, esto no da votos en Brasil.