Es desalentador que, a pesar de la abundancia de periodistas destacados en Ucrania por nuestros medios de comunicación y el alud de páginas sobre la guerra, nos informen tan mal de la situación real del conflicto, prescindiendo de todas las fuentes militares que aportan datos en este sentido, al margen del siempre más difícil reconocimiento sobre el terreno.
Este jueves mismo, el día 35 de la invasión, los titulares y contenidos se dedican a explicar que la última posición formulada por el Kremlin sobre que se retirarían de Kiev y que centrarían sus fuerzas en el Donetsk no se está cumpliendo porque siguen los bombardeo en la ciudad. Quizás pensaban que el ejército ruso se pondría la manta al cuello y empezaría a hacer carretera y manta sin más.
Lo que está pasando es muy claro: se están retirando las unidades que estaban en el frente de Kiev, que progresivamente la abandonan en dirección a Bielorrusia. Ese país vecino es el destino de las fuerzas más desgastadas, mientras que otros pasan a reforzar la zona este, donde concentrarán la acción en los próximos días. Asimismo, realizan un importante despliegue de bombardeo aéreo y de artillería para evitar que esta retirada tenga como consecuencia una expansión de las posiciones ucranianas. Por tanto, en contra de lo que dicen los medios, el bombardeo es resultado de la retirada de las fuerzas y no de su negativa. Asimismo, y con una cifra menor, se están llevando unidades de refresco al frente de Kiev y este hecho no desmiente la idea de que ya no es un objetivo, sino que obedece a la estrategia de seguir fijando gran parte del ejército ucraniano en la defensa de la capital, ya que si ésta quedara librada de todo riesgo estas unidades podrían pasar a configurar una ofensiva hacia el este del país.
La intención rusa es muy clara, quieren controlar no sólo el Donbass sino también la franja de territorio que hay entre el codo del río Dniéper y el Donbass.
Asimismo, es fundamental la unión de Crimea en aquel territorio, algo que ya está prácticamente resuelto, si bien la gran resistencia ucraniana de Mariúpolo, ocupada en buena parte, pero no plenamente conquistada por los rusos, todavía significa algún obstáculo. Sin embargo, es cuestión de tiempo que la ciudad rodeada y sin recursos caiga plenamente en poder ruso. Más que el efecto estratégico, tendría un impacto emocional sobre la resistencia ucraniana. Cuando se consuma este hecho, el ejército invasor podrá liberar una parte significativa de sus fuerzas para controlar mejor el conjunto del territorio.
En ambos mapas adjuntos se ve claramente la situación de las fuerzas rusas y de sus movimientos.
El río Dnieper es una barrera muy importante de cara al futuro porque el ejército ucraniano no tiene recursos para cruzar el río y sobre todo no tiene ninguna cobertura aérea. En este sentido, parece haberse observado movimientos para dinamitar el puente Antonovski, que es vital para la comunicación entre las dos riberas en esta zona estratégica. Rusia continuará atacando hasta tener configurado lo que debe ser su territorio de control y para ese objetivo le falta poco y la finalización real del combate se llevará a cabo en la medida en que el gobierno ucraniano acepte esta nueva realidad.
Lo que está por ver es que esta situación no genere, al mismo tiempo, un nuevo frente de inestabilidad. Si rememoramos en el empleo y posterior sesión de la Carelia finlandesa, habría motivos para esperar que esta inestabilidad no se diera, pero esto dependerá en gran medida de que el régimen ucraniano oriente su futuro a partir de las dolorosas consecuencias de esta guerra , o por el contrario mantenga una reivindicación viva sobre los territorios que habrán sido ocupados.