Uno de los principales problemas del callejón sin salida catalán ha sido, y continúa siendo, el vuelo gallináceo con que contemplan la solución las élites económicas y sociales, así como las políticas.
Ahora hay toda una ola que, un diario tan central como es La Vanguardia levanta acta notarial, que es la de contemplar como el planteamiento de Sánchez y el esfuerzo de los indultos combina con la voluntad de iniciar una nueva fase de diálogo y negociación con el nuevo presidente de la Generalitat.
Los hechos ya empiezan a mostrar que esta cuestión es una lectura precipitada y superficial del escenario. Junqueras y el eje vertebrador de ERC no han renunciado a la independencia, sino que han evolucionado hacia una posición más inteligente: Aragonès, una persona de formas moderadas y un buen trabajador, se centrará en intentar gobernar bien, mientras que Junqueras, de una forma cada vez más pública y notoria, asumirá la dirección para hacer avanzar a Cataluña hacia la independencia.
El objetivo es común: lograr una mayoría electoral irrebatible. Esto significa añadir los 2 millones de electores que alcanzaron en su momento de máxima participación (en las últimas elecciones la abstención los limitó a 1,4 millones), con al menos medio millón más. Si el independentismo acaba alcanzando esta cifra y se estabiliza, su argumento ante Europa y el mundo será ganador más tarde o más temprano.
Junto a este hecho, el otro en paralelo en el que coincide con JxCat es el de acabar dominando las principales instituciones del país. Lo consiguió con la Cámara de Comercio y ahora lo intentará este jueves con el Colegio de Abogados, donde la actual decana, Eugenia Gay, que ha mantenido una exquisita neutralidad, se confronta con una candidatura de orientación independentista.
El primer paso en el sentido de resituar Junqueras al primer plano para hacer visible esta estrategia y no confundir al electorado con una idea que todo queda reducido a la gestión de la Generalitat, ya ha sido dado con la iniciativa de situar a Junqueras en la Tabla de Negociación. Es una propuesta que pone de relieve que ERC juega fuerte, porque realmente es difícil de digerir para los socialistas. En plena batalla política por los indultos, con una opinión pública española mayoritariamente en contra, sólo le falta a Sánchez que ERC haga esta jugada en el tablero, avanzando, no un peón, sino la misma reina.
La cuestión de fondo es si Sánchez podrá soportar que los indultos no comporten la desmovilización del independentismo, sino todo lo contrario. Tanto por la estrategia de tierra, como porque entonces JxCat también adelantará su reina y planteará en primer término la situación de Puigdemont y las demás personas que huyeron de la justicia, reclamando la solidaridad del gobierno catalán para conseguir una solución para que puedan volver a Cataluña.
Por si fuera poco, la ANC, que quiere reavivarse porque si no lo hace corre el riesgo de quedar reducida a la insignificancia, ha anunciado que lanzará una iniciativa legislativa popular que si se aprobara se concretaría en una ley para declarar la independencia en esta legislatura. Le hacen falta sólo 50.000 firmas, un objetivo evidentemente muy al alcance de la organización.
Este hecho todavía introduciría más problemas y tensiones en el gobierno de Sánchez y podría terminar precipitando unas elecciones el próximo año, a pesar de que el presidente del Gobierno se resistirá de todas-todas si las encuestas no cambian los actuales resultados y le otorgan la victoria.
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