La encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat de Cataluña otorga una pésima valoración a la política y a los políticos. Seguramente es la consecuencia de la percepción tan negativa que los catalanes tienen de la situación económica y política. Para el 76,6% de la población, el estado de la economía es malo o muy malo, y las perspectivas que manifiestan no son muy optimistas porque sólo 38% considera que la situación mejorará. Asimismo, un 29% afirma que su situación económica personal ha empeorado.
Pero es que la valoración de la situación política es aún peor, un 81,5 % considera que es mala o muy mala y sólo un 29% piensa que mejorará en el futuro. Desde este punto de vista, la perspectiva sobre los resultados de las elecciones no son nada halagadores y es un dato indirecto más que hace prever una abstención muy importante.
La confianza en los políticos catalanes es muy baja, sólo alcanza una puntuación de 3,86 sobre 10, y sólo un 48% de los encuestados la aprueba. Esta cifra contrasta con la de los partidos independentistas porque tanto ERC (78%), como JxCat (73%) y PDeCAT (67%) los aprueba. Hay aquí una seria diferencia entre el votante independentista y el conjunto de la ciudadanía en su valoración política, porque esta última es mucho más crítica.
La valoración del gobierno de la Generalitat es también baja y continúa instalada en el suspenso. Ahora alcanza una nota de 4 sobre 10. Pero una vez más los independentistas aprueban su gestión con cifras muy altas: 80% JxCat, 71% de ERC, 78% de PDeCAT e incluso la teóricamente revolucionaria CUP aprueba al gobierno en una proporción de un 67%. Esta dificultad para reconocer la difícil situación de Cataluña por parte de los partidos del gobierno lleva en sí misma el germen de la incapacidad de rectificar a fondo los errores. Y como en las próximas elecciones se confirmará una vez más su victoria, es difícil percibir que pueda haber una dinámica de regeneración en las políticas de la Generalitat.
Puede llamar la atención que de los cinco temas consultados (la relación entre Cataluña y España, la crisis económica, la corrupción política, el cambio climático y la actuación sobre la pandemia), esta última sea de los cinco el que registre un interés relativo más bajo. Incluso el cambio climático presenta una clara preferencia por parte de los votantes.
La encuesta detecta un 36% de indecisos , mientras que en la encuesta precedente los que no tenían decidido el voto eran el 23%. No deja de ser una paradoja que cuanto más se acercan las elecciones más indecisos haya. Actualmente si a este grupo se le añade los que no contestan y los que dicen claramente que no votarán, que son muy pocos (sólo el 5%), la cifra de personas que no saben si votarán o no lo harán, alcanza el 50% .
En este caso la muestra de 2.000 encuestados, sólo tiene significación para la provincia de Barcelona porque para las otras tres provincias, las muestras son demasiado pequeñas y, por tanto, el margen de error muy grande.