A pesar de algún reparo inicial (ahora sé que infundado), he visto estos días de confinamiento la miniserie de Movistar, “La línea invisible”, dirigida por Mariano Barroso, de quien recordaba también “El dia de mañana”, igualmente muy recomendable.
Es una serie excelente, en todos los sentidos. El guion, la interpretación, la realización, las localizaciones,… y una idea de fondo que subyace: qué absurda es la violencia, de qué manera tan simple puede prender una chispa y luego ya no hay quien apague el incendio, y qué peligroso es el fanatismo y el nacionalismo supremacista.
Más de 850 asesinatos desde 1968 hasta 2010 es el balance sangriento de ETA, además de los terroristas que murieron por causas diversas, la mayoría vinculadas a sus propias acciones criminales.
Pero la mejor serie histórica, en mi opinión, es aquella que te empuja a saber más, a investigar, a leer sobre los acontecimientos que narra. Me ocurrió con “The crown” y me ha vuelto a pasar ahora con “La línea invisible”.
Viví muy de cerca alguno de los asesinatos de la banda terrorista en Catalunya. Me tocó asistir a alguno de los funerales de concejales socialistas catalanes que fueron sacrificados simplemente por tener un carné de partido, por sus ideas. Y por supuesto, recuerdo con detalle el atentado de Hipercor, el del cuartel de Vic o la muerte de Ernest Lluch.
Y navegando por Internet he encontrado un artículo escrito por el exministro socialista el 19 de setiembre de 2000 en El Correo-El Diario Vasco (1). Lluch fue asesinado el 21 de noviembre de aquel mismo año. Es un artículo conocido, pero releerlo me ha hecho rememorar con amargura aquellos años.
El título ya era premonitorio. “El problema de mi querida tierra vasca”. Y la lectura imprescindible. Pero una de las afirmaciones de Lluch en ese artículo me ha sorprendido y he llegado a la conclusión de que es errónea o producto de alguna extraña confusión.
Mantiene Lluch que conoció a Txabi Etxebarrieta, protagonista de “La línea invisible”.
Etxebarrieta, el asesino del guardia civil José Pardines Arcay, considerado oficialmente durante un tiempo la primera víctima de ETA.
Etxebarrieta, el dirigente abertzale que ni siquiera hablaba ni entendía el euskera, “a quien conocí como activo estudiante de Económicas”, según escribe el propio Lluch en ese artículo.
Pues bien, me he sumergido en la trayectoria académica de Ernest Lluch y en su biografía oficial (2) consta que se licenció en Ciencias Económicas en 1961 y ese mismo año ya empezó a ejercer como docente en la Universidad de Barcelona, de donde fue expulsado en 1966 por su activismo izquierdista. Entre 1968 y 1971 colaboró en la reanudación del Plan Director del ärea Metropolitana de Barcelona. Durante el curso 1967-68 impartió algunas clases como profesor invitado en la Complutense, en Madrid y colaboraba en el diario Tele-Exprés y la revista Serra d’Or. En esos años preparó también su tesis doctoral, pero no me consta que viajara al País Vasco ni que fuera docente allí.
Hay una completísima biografía muy reciente de Joan Esculies (“Ernest Lluch, biografia d’un intel·lectual agitador”, La Magrana, 2019) pero he hablado personalmente con Esculies y a él tampoco le consta la presencia del protagonista de su obra durante esos años en Euskadi. En 1970, Lluch se doctoró con una tesis dirigida por Fabián Estapé y ese mismo año ganó una plaza como profesor agregado de la facultad de Económicas de la Universidad de Valencia, donde permaneció hasta su entrada en política como diputado del PSOE en el Congreso en 1977 (hasta 1989).
Cuando ya había decidido retirarse de la política ganó la Cátedra de Doctrinas Económicas de la Universidad de Barcelona, en 1986. Recuerdo una cierta polémica al respecto en el ámbito académico. Después fue nombrado Rector de la Universidad Menéndez Pelayo (1989-95) y los últimos años de su vida pasó mucho tiempo en el País Vasco, tuvo un piso en San Sebastián, y es por todos conocido su compromiso en encontrar una salida dialogada para acabar con la violencia.
Por su parte, Francisco Xabier Etxebarrieta se licenció en Ciencias Económicas en 1967, en la especialidad de informática, en la Universidad de Bilbao, donde estudió toda la carrera. No consta tampoco que hubiera viajado a Barcelona o asistido a alguna de las clases de Lluch en la UB, donde podrían haber coincidido cronológicamente.
Por influencia de su hermano mayor José Antonio, más tarde abogado del etarra Xabier Izco de la Iglesia, condenado a muerte (posteriormente conmutada) en el Proceso de Burgos de 1970 (3) por el asesinato del inspector Melitón Manzanas, también protagonista de la serie de Movistar, Txabi Etxebarrieta acabó liderando la V Asamblea de ETA que expulsó al sector obrerista.
El 7 de junio de 1968, el coche en el que viajaban Etxebarrieta y otro activista, Iñaki Sarasketa, fue detenido en un control rutinario de la Guardia Civil en Aduna (Guipúzcoa). Por miedo a ser descubiertos, y con un montón de centraminas en el cuerpo, según explicó después su propio compañero, Etxebarrieta descendió del coche y disparó al guardia José Pardines Arcay, causándole la muerte.
En aquel momento, parece acreditado que ETA aún no había tomado la decisión de iniciar la lucha armada.
Después del atentado contra el guardia Pardines, Etxebarrieta y su compañero Sarasketa se dieron a la fuga y se escondieron en la casa de un cura de Tolosa. Unas horas después decidieron abandonar en coche la casa parroquial, y de nuevo los detuvieron en otro control de la Guardia Civil. Se produjo un intercambio de disparos. Sarasketa consiguió huir, pero Txabi Etxebarrieta resultó muerto por dos heridas de bala.
La respuesta de ETA fue el asesinato del inspector Manzanas el 2 de agosto de 1968, y ahí comenzó una espiral de violencia hasta la disolución oficial de la banda en 2018. Se había traspasado la (delgada) línea invisible, y el régimen franquista decretó el estado de excepción.
Así pues, revisando las fechas, la única posibilidad de que Lluch (Vilassar de Mar, 1937) hubiera conocido personalmente a Etxebarrieta (nacido en Bilbao en 1944 y fallecido en el tiroteo de 1968) es que este hubiera sido alumno suyo en la Facultad de Económicas en Barcelona entre 1961 y 1966, o que Lluch hubiera impartido clases en Bilbao en 1967. Ninguna de las dos opciones está certificada y en mi opinión es muy poco probable que así fuera. Ni el etarra estuvo en Barcelona, ni Lluch en Euskadi durante aquellos años.
Tal vez había oido hablar de él en los ambientes estudiantiles de la oposición al franquismo, pero dudo que se hubieran conocido personalmente.
Quizá se confundió de persona. En el artículo que citamos también defiende la tesis de que en realidad la primera víctima de ETA no fue Pardines sino una niña de 22 meses llamada Begoña Urroz Ibarrola, muerta el día 27 de junio de 1960, al hacer explosión un artefacto colocado en la estación de Amara (San Sebastián).
Pero esa teoría se demostraría también equivocada, según acreditó detalladamente en un artículo posterior (en 2010) en el mismo diario el catedrático de Historia Contemporánea de la UPV-EHU Santiago de Pablo (4). Para el profesor de Pablo, aquel atentado de 1960 no fue obra de ETA, sino de una organización denominada DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación) y la fuente de Lluch no era fiable: el vicario de la diócesis de San Sebastián, José Antonio Pagola a quien a su vez se lo había contado una catequista amiga de la familia Urroz.
No hay una sola fuente documental que acredite que aquel acto pudiera atribuirse a ETA ni la vinculación del DRIL con la banda terrorista vasca, por lo cual, la primera víctima de ETA, salvo prueba en contrario, sigue siendo el guardia civil Pardines, asesinado por Txabi Etxebarria, a quien Lluch tampoco conoció en persona.
En cualquier caso, alguna de las frases del exministro socialista en aquel artículo siguen hoy vigentes. Como la dedicada a los asesinos etarras, compañeros prístinos de aquel mismo que dos meses después acabó con su propia vida en un garaje del barrio de Les Corts en Barcelona: “A (sus) asesinos, que el remordimiento les devaste. Indigno inicio en el pecado original de ETA”.
NOTAS
(1) Artículo de Ernest Lluch en El Correo, https://www.elmundo.
(2) Biografía de Ernest Lluch: http://www.
(3) Acta del Consejo de Guerra contra los autores del asesinato de Melitón Manzanas https://linz.march.es/
(4) Artículo de Santiago de Pablo en El Correo, 19 de junio de 2010: https://www.elcorreo.
Una idea de fondo que subyace: qué absurda es la violencia, de qué manera tan simple puede prender una chispa y luego ya no hay quien apague el incendio Share on X