Pedro Sánchez ha vuelto a poner en alerta a la CEOE con su promesa de subir a 1000 euros el SMI. Sin embargo, el Ejecutivo no ha especificado ni cuándo ni hasta cuánto se incrementa el salario mínimo. El año pasado, no obstante, Sánchez omitió esta consulta y aplicó unilateralmente y de acuerdo con Podemos una subida del 22,3%, la mayor aplicada nunca. La medida irritó por igual a empresarios y sindicatos, que tenían pactado un calendario de aumentos diferente y vieron cuestionado su papel como agentes sociales.
El SMI arrastra desde el año pasado una enconada polémica al hilo de la subida que decretó Sánchez después de su primer acuerdo con Podemos. El aumento, tras varios años estancado, fue del 22,3%, el mayor aplicado nunca. Diferentes organismos e instituciones advirtieron entonces del efecto negativo que tendría esta subida sobre colectivos profesionales vulnerables como las empleadas del hogar o los trabajadores del campo. No por el hecho de elevar el salario mínimo legal, sino porque hacerlo en esta medida podría perjudicar el empleo.
Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, ha hablado con Sánchez sobre las dos cuestiones principales: la preocupación por la caída de las inversiones y el rechazo frontal a la subida a 1.000 euros del salario mínimo interprofesional (SMI) que, en opinión de la cúpula empresarial, sólo traerá más paro y más economía sumergida.
Para Garamendi, el incremento del SMI a mil euros es «una barbaridad». Tanto el presidente de la organización empresarial como el presidente de la Comisión de Asuntos Económicos, Iñigo Fernández de Mesa, aludieron a las advertencias del impacto negativo de la subida del SMI en el empleo que han realizado ya el Banco de España y la Comisión Europea; alertaron de la pérdida de competitividad interior y exterior de nuestras empresas y productos por este incremento salarial y citaron también las declaraciones del propio secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, quien reconocía recientemente que el incremento del SMI de 2019 había disparado la economía sumergida.
Recordaron también que los requisitos acordados para esta subida a 1.000 euros del salario mínimo eran un crecimiento del PIB del 2,5% (se cerrará este año con un 2% como máximo) y la creación de 400.000 puestos de trabajo, cuando estamos asistiendo a un estancamiento del empleo. Expresaron también su temor a que si se confirma este gobierno Frankenstein con Podemos y el apoyo de ERC, el diálogo social deje de ser un diálogo para convertirse en un desastre para los empresarios, al tiempo que reconocieron que, hasta el momento, nadie les había informado de quién podría ser el próximo ministro de Trabajo.
Alarma también manifestaron los responsables de la CEOE al hablar de una caída de inversiones, que ya se está produciendo y que todo apunta que se incrementará a corto plazo, especialmente por el auge de los populismos y su casi segura entrada en el Gobierno.