A la galaxia de siglas que presenta la política catalana se le ha añadido ahora un nuevo partido que nace con un nombre que empieza por constituir un autoelogio, que nunca es una buena manera de empezar. Se trata de «Valents» (Valientes), y es la formación que impulsa, a partir de Ciudadanos por el Cambio, la diputada y concejala Eva Parera.
Este partido, que arranca de los restos de lo que fue la poco halagadora operación Valls, persigue ahora constituir una nueva fuerza, “Valents” que recoja el voto constitucionalista. Afirma de entrada que en modo alguno es un partido catalanista, porque considera que ésta es «una ideología muerta» y «una marca blanca del secesionismo». En otros términos, acaba de nacer una nueva versión de los deteriorados Cs.
Eva Parera, que impulsa estos “Valents”, plantea a los demás partidos del abanico constitucionalista, Cs, PP y Vox, que se agrupen alrededor de ella. Cabe recordar que Parera es concejala, número dos de Valls en el Ayuntamiento de Barcelona, que votó a favor de que Colau fuera alcaldesa y que compatibiliza todo esto con haber ido a la candidatura del PP como diputada, o sea, que es una política claramente polifacética.
Este espacio queda ahora configurado por 4 partidos. En el ámbito donde el catalanismo sí está presente, existe otro microcosmos formado por el PDeCAT, la Lliga, Lliures y Convergentes, que como hemos informado en otras ocasiones, quiere dar lugar a un nuevo partido sin que se produzca la disolución de todas estas siglas. En este espacio catalanista, el PNC no se ha incorporado a la operación, ni tampoco Unidos, que sigue agarrado al PSC como antes su predecesor Unió lo hacía en relación con CDC. Total en este espacio hay 7 partidos políticos .
Sumando el conjunto, tenemos que en el ámbito político catalán que no está configurado por el independentismo ni por la opción de la progresía, habrá a partir de enero o febrero nada menos que 11 opciones partidistas. Esto no quiere decir que todas ellas acudan a las elecciones, porque el intento como ya se ha apuntado es que se agrupen, pero en todo caso la proliferación es extraordinaria y no siempre justificada por sus diferencias. Si a esto se le añade los 3 partidos independentistas y los 3 de la progresía, suman un total de 17 opciones, unas con representación parlamentaria y otras no, pero 17 con voluntad de tenerla.
Cabe preguntarse qué significa esta fragmentación, y entendemos que la respuesta, sea cual sea, necesariamente debe contener dos puntos. Uno, es un ejemplo del nivel de fragmentación de descuelgue que sufre la sociedad catalana. Y dos, carece de grandes liderazgos y sobre todo de voluntad de ser cola de león y demasiadas aspiraciones a ser cabeza de ratón.